Como ya os comenté en la primera entrada de esta serie dedicada a algunos de los edificios de Ricardo Bofill en Calpe, mi objetivo en principio no era otro que el que para algunos es uno de los más paradigmáticos de la carrera de Bofill, La Muralla Roja.
De este edificio, que está muy documentado, y del que se ha hablado y se habla aún muchísimo, a nivel arquitectónico, yo no soy capaz de añadir nada. Al menos, nada relevante. Si puedo hablar de mis impresiones, y os adelanto que en la siguiente entrada lo hará mi hermano Ramón, con su peculiar y creativo punto de vista.
También quiero volver a agradecer a Rubén Bodewig su acertada sugerencia en cuanto a visitar este edificio, al cual quiero volver en cuanto pueda, con algo más de calma.
La Muralla Roja, en realidad son varios edificios, al menos, esa es la impresión que a mi me dio y me sigue dando. Por un lado, las diversas fachadas, por otro los patios y escaleras, y por último las terrazas y miradores. Habrá por tanto tres entradas en el blog, una por cada parte.
No quiero filosofar demasiado acerca de este edificio, pero mis sensaciones fueron de menos a más. Y es que el edificio, desde el aparcamiento ofrece una de sus vistas menos espectaculares. Es cuando empiezas a rodearlo y te vas dando cuenta de que es bastante más grande de lo que parece en principio, y cuando empiezas a adivinar recovecos y a ver cómo van cambiando las formas de las fachadas según vas caminando a su alrededor, cuando percibes que éste no es un edificio más. Podrá o no gustarte (está claro que su estética es muy polémica), pero no quedarás indiferente ante él.
Sin más, os dejo con las fotos que he seleccionado de las fachadas del edificio.
Artículo publicado conjuntamente
con el blog Vuelve a Mirarlo