04 junio 2011

DE VOCACIÓN MARINO, DE OFICIO FARISTA

O torrero, término con el que se pretende menospreciar esa fascinante labor de ser guía en la aventura que otros -siempre intrépidos, curiosos seres- se adentran en lo desconocido, en esos mares, en esas búsquedas…

Torrero, alude a la forma en que esas prístinas guías -atalayas del reino de Poseidón-, se configuraron. Son formas que como todo observatorio -sea marino, terrestre o celeste -se elevan de Tierra a Cielo en su excelencia.


Midad sentido práctico, mitad sentido místico.

Y así empezamos a surcar los mares y las tierras. Y así a soñar con surcar los espacios siderales, conformándonos en esos primeros sueños con la más que quimérica Luna nuestra, que quedó, por milenios sólo al alcance de los poetas.

Más el inexorable Tiempo fue haciendo su trabajo y su obrar…y llegamos al convulso y fascinante siglo XX y la Luna dejo de tener su halo poético de misterio, para ser pedazo desgajado de un todo, que es materia, que se explica , que se estudia con la química de lo tangible.

Que se pesa, que se mide… y que se espera a no tardar su explotación, su colonización, su cotización por esos otros marinos que sin riesgos, de todo sacan su beneficio.

Y ya estamos, no en un súspiro, sino entre lamentos, en un siglo XXI, tan poco poético… Más una nave-el voyager -lleva tres decádas inspirando a poetas e ilustrando a cientificos que esos “mares estelares son más grandes, enigmaticos y en Belleza aún superan la imaginación del mayor de los poetas.

Para los incrédulos, esos negacionistas que tanto obstruyen el progreso de las mentes y las almas, esa diminuta nave del ingenio humano, con un “pequeñitos pero pensantes, inquietos, aquí Universo estamos” nos manda leal a sus creadores todo lo que sus “ojos” ven.

No la dotaron de más sentires y se limita como cronista sin corazón a narrarnos todo lo que sus sensores, sin epidermis, recogen, para jubileo de los que desde sus torres instaladas en los puntos más nítidos, más estratégicos del Planeta alzan sus faros -esas torres- con torreros hambrientos de saberes.


Sólo la contemplación de esas imágenes nos dejan sin habla.

La imaginación de lo que detrás se esconde, donde aún nuestro ingenio no sabe llegar, opera el milagro de ponernos en nuestro justo valor: limarnos la vanidad, la soberbia…y nos ofrece -en doble regalo- sentirnos tan privilegiados por tener -además de cuerpo- ,alma y mente, que alimentan con nuestros sentidos, nuestro espíritu.

Ser nieta de un marino, que surcó desde muy joven esos mares, que llegó a ser Capitán de la Marina Mercante y que como el más sublime de los poetas, por Amor no renunció a ese otro tesoro que es perderse el crecer de unos hijos, el abrazo cada noche de su “chica”, con dolor le dijo a su gran Amor de aventurero, un hasta luego, hasta siempre y a farista, a torrero, se metió y nos metieron.Pues mi madre en un faro -San Antonio-fue a nacer,así como sus hermanos.. y con el tiempo, algo hizo que para mi ese destino quisiera y en el faro-que era aún torre del farista no tan viejo para ser apartado de su vigía-en la faroleta de Denia yo naciera, asistida por un “partero”que tenía mucha prisa y con forces provocó mi alumbramiento y en presencia de ese viejo lobo de mar, que siempre fue mi abuelo, de alma inquieta, estudioso, médico, buzo de saberes…y Maestro de unos hijos sin escuela, en un mundo, en un tiempo, donde ser torrero, era ser hermitaño, pues unos pocos kilómetros era distancia imposible sin las ruedas, para ir todos los días a la escuela.

A ese, mi yaye, como a el le gustaba le llamara, no pude tenerlo más que en fotos, pues muy niña, se marchó a la aventura de surcar en el Misterio de lo Eterno, un viaje que a buén seguro, no le está siendo sin sentido, más cuando a la Eterna travesía se incorporaron tres de sus Amores más preciados, su esposa, compañera desde que de niños se encontraron, mi madre, que fue siempre la más amada, y un nieto, hermano mio, el primero, todo bello, tanto, que fue el primero en emprender ese viaje, pues un dicho dice que Dios se lleva jóvenes a los mejores.

Era tan precioso que con solo dos años,como querubin y grumete,empendió el vuelo,dejando al viejo Capitán en desconsuelo, pués él supo la enfermedad que tenia, cuando ya era tarde, en su humano remedio, frenar la travesía, que impaciente emprendía…

A los cuatro, al que en esa Nave de Eternidades se incorporaron, esa otra rama de mi árbol, los de mi padre, tan distintos, tan iguales, con esa abuela de la que heredé su nombre, no así los recuerdos, ni fotos en su regazo, pues tuvo prisa también por el Viaje, y marchó siendo mi padre un muchacho aún, dejándole en esa pena, hoy compensada en el por siempre y maravilloso abrazo de una madre con su hijo…a todos ellos, les suplico que intercedan, que no dejen de alumbrarme con su faro, que no dejen de ser mis torreros y si es posible para el Mundo entero.

Que intercedan para que retomemos el diálogo, la concordia, la Paz que es el Bién Supremo. Que sin ella, ni viaje, ni atalayas, ni faristas, ni torreros…que en nuestro peor sentir y obrar puede quedar las torres intactas y sin torreros.


MARAVILLAS BAEZA MÍNGUEZ

 
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