Hace unas semanas fue otra vez 25 de mayo. Por la mañana, en la Plaza 25 de Mayo, la Alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, inauguró una placa explicativa que se puso debajo del rótulo del recinto, y que decía así:
Por fin, la dichosa palabra está a la vista. Por culpa de la palabra "fascista" a poner o no en el monumento de Elena Albajar, propuesto por la Comisión Cívica de la Memoria Histórica después de un concurso en cuyo jurado había un representante del Ayuntamiento, el monumento aún no se ha instalado en el lugar preparado para él en el pavimento de la plaza. No voy a detenerme en analizar culpabilidades. Solo diré, como dije a la tarde ante las fosas de los muertos, que las rivalidades políticas deben dejarse a un lado ante el luto por la muerte de 300 personas de las que no tenemos por qué saber su ideología particular, y que pertenecen a todos los alicantinos, sean del color que sean. Me indigna, como me indignaba antes, que por una palabra de más o menos el monumento se haya quedado sin poner. Ahora, la Alcaldesa ha hecho unas declaraciones a la prensa de las que creo deducir que se va a poner en la plaza un monumento que no será el de Elena Albajar sino otro. A mí, que soy quizá demasiado pragmático para el gusto de algunos, lo mismo me da. Lo importante es que el monumento sea el mejor posible, el más hermoso, el más impresionante. Así que renuncio desde hoy a entrar en ninguna disputa al respecto. Porque lo importante son los muertos, y los escasos supervivientes y familiares que quedan con vida y que merecen una satisfacción. Mi suegro, por ejemplo, murió el año pasado y se quedó con las ganas de verlo. Los grupos, partidos, grupúsculos, plataformas, comisiones, etc. que se involucren me importan muy poco ante una causa tan noble y universal. Descender a la lucha partidista en esta cuestión me parecería innoble. Que los protagonistas, ya lo he dicho, son y han de ser los muertos.
Por la tarde fuimos al Cementerio Municipal, cuadro 12, donde se encuentran las tres lápidas que recuerdan a los 300 asesinados por la aviación fascista de Franco, así como los memoriales de los fusilados, colocados por la Comisión Cívica. Mis amigos de Alicante Vivo y otros ciudadanos alicantinos escucharon mis modestas palabras que, después de repasar la historia de aquella parcela que bajo nuestros pies estaba llena de fusilados y bombardeados, y manifestar mis temores de futuras rencillas estériles, contaba mi ánimo tras una reñida campaña electoral donde he adquirido cicatrices y enemistades muy dolorosas, y lo utilizaba de ejemplo para resaltar que en una democracia como la nuestra nos podemos enfrentar muy duramente de palabra, por escrito, mediante internet y los medios, pero nunca con pistolas, fusiles o bombas. Mis palabras terminaron con una exortación a que todos los presentes, fueran de la ideología que fueran, se comprometieran a no consentir nunca que en el futuro pueda haber otro cuadro 12 en nuestro camposanto, que nunca más, nunca, ningún alicantino empuñe las armas para matar a otros españoles.
MIGUEL ÁNGEL PÉREZ OCA
Ciudadanos, sindicalistas de CNT y miembros de UPyD,
Compromís y representantes municipales
escuchan a Miguel Ángel Pérez Oca
Compromís y representantes municipales
escuchan a Miguel Ángel Pérez Oca
llena de guiños al terrible bombardeo
A continuación pegamos un testimonio del bombardeo del 25 de mayo que hemos recibido en nuestro mail:
El 25 de mayo de 1938 mi madre, Matilde Balsalobre García, tenía 15 años y trabajaba cosiendo en La Cinta de Oro, situada en la esquina de la Avenida de la Constitución con Alfonso el Sabio. Sobre las diez y media de la mañana sonó la sirena del Mercado anunciando la presencia de aviones. Bajaron a la calle y su compañera se marchó en dirección norte, hacia la calle de Calderón. Mi madre, por contra, se dirigió hacia el sur, dónde estaba la casa de socorro. comenzó el bombardero y me contaba que fue una situación dantesca. Vio como llegaban heridos y cadáveres a la casa de socorro. Su amiga, cuyo nombre no recuerdo, murió en el bombardeo pues una bomba cayó justo dónde ahora está "Julio el Madrileño".
Todo ello me lo contó en una entrevista que le hice el día 25 de mayo de 1988, junto al alcalde de Alicante José Luís Lassaletta, con motivo del cincuenta aniversario del bombardeo del Mercado, en la emisora de la Cadena COPE FM (89.6 MHz) de Alicante.
Quiero agradeceros, en nombre de mi madre y su memoria, la actividad que realizáis para la recuperación de la memoria que honra a los que cayeron aquel día y que no debemos olvidar.
Saludos cordiales.
Juan Navarro Balsalobre
El sábado siguiente, la Comisión Cívica para la Recuperación de la Memoria histórica realizó su homenaje en la Plaza del 25 de Mayo. Un acto al que tal y como dijeron en los discursos no quiso estar presente ningún representante de los comerciantes del Mercado Central. A continuación os ponemos el artículo de opinión de Manuel Parra publicado en INFORMACIÓN el pasado 9 de junio de 2011:
"Sabido es que aquellos pueblos que olvidan su pasado corren el riesgo de repetir los horrores y errores que posibilitaron sus momentos más aciagosEn nuestro caso, la tragedia de nuestra Guerra Civil no conllevó solo la enorme cantidad de muertos y heridos en los campos de batalla y las víctimas ocasionadas por los desafortunados y condenables sucesos que tuvieron lugar en las poblaciones civiles, en España, no solamente sufrimos las consecuencias de tres años una guerra, unánimemente considerada como un inmediato antecedente de la segunda conflagración mundial, sino que, en nuestro país, la violencia y la represión duraron hasta el final de la dictadura de Franco, y aún hoy las huellas de aquellos infaustos días se siguen manteniendo en nuestras ciudades. Véanse si no los nombres de nuestras calles, en los que se honra a algunos de los responsables del exterminio de los que defendían la legalidad republicana, perturbada y derribada por una sublevación militar y fascista.
Uno de los episodios que, aún hoy, sigue manteniendo una injustificable intransigencia está teniendo lugar en torno a la instalación del memorial en honor de las víctimas del bombardeo fascista a las órdenes de Franco, del día 25 de mayo de 1938, sobre los que habían acudido al mercado de Alicante. Los acontecimientos acaecidos en torno a este memorial, solo comprensibles si se les contempla como un intento de exclusividad y prepotencia, se inician con la convocatoria de un concurso de ideas que se resuelve mediante el dictamen de un jurado que eligió como presidente a Mario Candela, y estuvo formado por prestigiosos artistas plásticos y arquitectos de nuestra ciudad, un representante del propio Ayuntamiento, otro del Colegio de Arquitectos, otro de la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas, otro en representación de la Universidad de Alicante y un miembro de la Comisión Cívica. Tras la recepción de los once trabajos que optaron al concurso, el día 12 de noviembre de 2007 los integrantes del jurado después de debatir sobre las propuestas, decidieron por unanimidad seleccionar en primer lugar la obra presentada por Elena Albajar Ortega con el lema Todos los días a las doce, conformado por 9 losas de aluminio mate, situadas en el pavimento de la plaza, en las que se embutirían 311 piezas cilíndricas de fibra óptica que todos los días a las doce se encenderían, permaneciendo encendidas 10 minutos y parpadeando después durante otros cinco más. Según se especificaba en el mismo proyecto su instalación no entraría en conflicto con las medidas de protección establecidas en el recinto del mercado en su condición de Bien de Interés Cultural. Trasladada la correspondiente memoria al Ayuntamiento de Alicante, tras reiteradas solicitudes, para exponer a la alcaldesa este y algunos de nuestros proyectos -el memorial del Campo de Almendros y el monumento en honor de los republicanos en la bocana del puerto de Alicante, entre otros- mantuvimos una entrevista en la que también estuvo presente, por parte del consistorio, don Miguel Valor, y por parte de la Comisión Cívica, la ganadora del concurso y autora del proyecto y otros miembros de la Comisión. En esta reunión la alcaldesa y el señor Valor, representantes del grupo municipal que ostentaba y sigue ostentando el poder, manifestaron su oposición a la leyenda que identificaba a los que se dedicaba el monumento, con una breve texto que dice "Las más de 311 víctimas civiles del bombardeo fascista del 25 de mayo de 1936", llegándose, en este punto, a una situación de bloqueo al no aceptarse, por parte de los representantes de la Comisión Cívica, la supresión de la palabra fascista ni su mantenimiento por Sonia Castedo y Miguel Valor.
A nuestro entender, la incomprensible negativa a la asunción de la realidad histórica, ha sido superada, tras injustificables retrasos, el pasado 25 de mayo cuando en una placa situada bajo el nombre de la plaza en la que se reconoce la autoría y responsabilidad fascista en la criminal acción del 25 de mayo de 1936, de tal modo que el obstáculo que, hasta el momento, ha impedido la instalación del proyecto elegido ha desparecido y saliendo del oscuro cajón municipal, donde ha estado escondido más de tres años, debe ser finalmente ejecutado. No obstante, al parecer, aún existen reticencias para que, de una vez, ocupe el lugar para el que fue elegido, si así fuese sería preciso completar las palabras de Sonia Castedo añadiéndoles otras, de tal modo que, cuando ella afirma que los muertos son de todos, debemos entender que lo que efectivamente quiso decir es "los muertos son de todos, pero su recuerdo lo administro exclusivamente yo, y, por tanto soy yo quien determina y elige los monumentos que han de honrarles".
Si así fuese nos encontraríamos ante un intento de monopolizar, según su exclusiva interpretación, un recuerdo y un homenaje en el que todos hemos de participar. Esta perspectiva respetuosa con la realidad histórica y propiciadora del consenso fue la que determinó la composición del jurado que eligió el memorial de Elena Albajar, que reiterada y públicamente hemos solicitado que se instale en la plaza del 25 de mayo de 1938. El mantenimiento de su bloqueo, por parte del equipo de gobierno, no es más que una prueba de la continuidad de los prejuicios que impidieron durante años el reconocimiento de la verdad histórica, como ahora dificultan o retrasan la instalación del proyecto elegido democráticamente y con participación de todos, incluso del propio ayuntamiento que paradójicamente participó en el jurado que unánimemente lo consideró el mejor y el más adecuado.
Nota: Firman también este artículo Luis Pesquera Montalvo y la totalidad de integrantes de la Comisión Cívica de Alicante para la Recuperación de la Memoria Histórica.