Noticia publicada en La Verdad
Noticia publicada en el Diario Información.
Hoy, 28 de Mayo de 2010, el Ayuntamiento de Alicante, la Concejalía de Atención Urbana, el personal del Cementerio Municipal y, por ende, toda la ciudad en conjunto, ha cerrado una deuda que tenía pendiente con uno de los personajes ilustres más importantes de nuestra Historia. El médico, concejal, ecologista y pedagogo D. Antonio Rico Cabot ya descansa en el "Jardí del Silenci".
Hoy, 84 años después de fallecer de una angina de pecho cuando salía de visitar a uno de sus muchos enfermos, sus restos han salido del anonimato en que la guerra, postguerra y primeros años de la democracia había inducido. Su faceta como médico benefactor, político consecuente, pedagogo, fundador del Orfeón de Alicante, impulsor del Tossal y el Castillo de San Fernando y promotor de la primera biblioteca pública de Alicante, ya nunca caerá en el anonimato y, esperamos, vuelva a engrosar las páginas de las enciclopedias de las que nunca debió desaparecer.
Algunos instantes del vaciado de la sepultura.
Y en todo este proceso es justo que demos las gracias, en su nombre, a todas aquellas personas que lo han hecho posible: desde la alcaldesa de Alicante, Dña. Sonia Castedo, hasta los Concejales de Atención Urbana y Cultura, D. Andrés Llorens y D. Miguel Valor, pasando por medios de comunicación, personal del Cementerio y amigos de Alicante Vivo, que han tenido la paciencia y el detalle de hacerse eco de todos y cada uno de los pasos que dábamos desde Alicante Vivo en esa dirección. Sin ellos, la campaña "Ser alicantino duele... en el más allá" no habría dejado de ser un simple sueño.
Si el Cielo existe y D. Antonio ya descansa en él.... sin duda es gracias a todos ellos.
Todo ha empezado con una llamada. "Van a trasladar los restos del Dr. Rico". Ducha, carreras, cámara de fotos... El Dr. Rico estaba en el cuadrante 9, en una tumba no excesivamente deteriorada tras 84 años de antiguedad. Sabemos por documentos y registros civiles que no hay descendientes y algún día, de no haber sido por la existencia del "Jardí del Silenci", sus huesos habrían ido a parar a un osario común. Ni el Dr. Rico ni su hermana, Dolores, tuvieron descendencia directa alguna, más allá de nietos de conocidos o personas que trabajaron para ellos. La asociación Cultural Alicante Vivo dedicó una campaña a nuestros ilustres ya fallecidos. Esta no cayó en saco roto. Son varios los personajes que ya descansan entre los pinos. Don Francisco, D- José María.... y otros muchos que vendrán. Que paradójico. Qué curioso. Ahora, cuando escribimos esto, los restos de nuestro Doctor se encuentran en medio de un pinar. No creo que él pensara que 84 años después de su muerte, su osamenta descansaría entre el mismo árbol con que repobló su Monte, su Tossal. Sus "verdes amigos".
Sin cruces ni símbolos religiosos, tal y como él hubiera querido. Sólo una sencilla bandera republicana.
Un grupo de alicantinos, trabajadores de nuestra necrópolis, de todos los orígenes del mundo, han sudado hasta que a dos metros y treinta centímetros, han encontrado los huesos de las piernas del Doctor. La profundidad media ronda los 110-120 centímetros... por lo que el doctor se encontraba casi al doble de profundidad. D. Antonio ha sido diferente incluso en esto. Poco a poco, por turnos, los trabajadores han ido sacando los diversos restos del galeno. Conforme se les sacaba eran limpiados por aquellas personas sudorosas y depositados en una caja marrón de fibra prensada. El Doctor fue enterrado en 1927 sin ningún símbolo religioso. Hemos respetado su deseo. Solo una bandera republicana, sin escudo, pues este es posterior a su muerte, cubre su cajita. También ese era su deseo. La pequeña cajita en que reposa un gigante, no solo ha sorprendido el tamaño de sus huesos confirmando su tamaño como ser humano. Era un gigante en humanidad. Recordemos su iniciativa como Concejal de nuestro Ayuntamiento, en 1911 y que se llevó a cabo en el año siguiente. Adquirir el Tossal para nuestra ciudad. Dotar a Alacant de dos pulmones, como un ser vivo. Hoy su imagen es maltratada y ha sufrido vicisitudes indignas de ser hechas por alguien que pretenda llamarse persona.
El Doctor Don Antonio Rico Cabot está, ya, en el "Jardí del Silenci". Rodeado de pinos. Varios hombres fuertes y constantes han atravesado el hormigón, el suelo compacto e incluso una capa de cal que recubría sus restos mortales. Alguno de los obreros no cabía, casi, en la zanja. Han sido seis horas de duro trabajo con un Sol de justicia. Casi hemos dudado que los restos del Doctor estuvieran allí. Pero con tesón y trabajo, han aparecido.
Gracias a los que nos esucharon; gracias a los que pensaron que el "Jardí del Silenci" era una gran iniciativa para nuestra Historia, gracias a todos los que recuerdan a nuestros personajes que, en su día, ya pensaban en nosotros.
Como lo hizo Don Antonio Rico Cabot.
Gracias.
Eternamente, gracias.
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Fotografías extraídas de La Verdad