LLEGÓ DEL NORTE DE ÁFRICA, SIN PATERA Y SIN PAPELES.
AHORA VIVE CON SU FAMILIA ENTRE NOSOTROS Y LA LEY LE PROTEGE.
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EL CAMACHUELO TROMPETERO, UN RECIÉN LLEGADO
Ha llegado a nuestras de forma sigilosa. Discreto y retraído, es un inmigrante norteafricano que ha ido llegando sigilosamente a la “terreta”.
Pero no ha llegado en patera, lo ha hecho volando.
Hablamos de una pequeña ave, algo menor que un Gorrión Común, con plumaje de color arenoso y pico corto y cónico de tono rosado o anaranjado. Su nombre: Camachuelo Trompetero, Bucanetes githagineus zelditzii, para los científicos.
Camachuelo Trompetero (superior: macho; inferior: hembra). Fotos: A. Jacobo Ramos
Su zona de distribución inicial son las áreas desérticas o semidesérticas del norte de África, la región del Magreb, Libia, norte de Egipto, Arabia Saudí, Líbano y Turquía. También algo más al sur de esa zona y llegando hasta el centro de Pakistán.
Su adaptación, conducta y colorido hace que pase desapercibido, incluso para los ornitólogos. Ocupa zonas áridas (aunque busca algo de humedad o pequeños arroyos), con poca vegetación, donde se alimenta de semillas de esparto, jaras y otras especies adaptadas a suelos pobres, secos y salinos.
A finales del siglo XIX comienzan las primeras citas de la especie en España, en puntos de Andalucía. En 1972 se documenta por primera la reproducción en nuestro país, concretamente en Almería. Quince años después ocurre lo mismo en Murcia.
En el año 2000 se encuentran los primeros nidos en Alicante, en los barrancos del Monnegre, aunque su aspecto y algunas citas anteriores en época reproductora sugieren que podría ser anterior. Poco después, se descubre otra colonia en la Sierra de Crevillente. La de Monnegre es la colonia más septentrional en Europa.
¿Su llegada se debe a un proceso de desertificación en nuestro país, ligado al cambio climático? No es posible asegurarlo totalmente, pero es una sospecha muy implantada en la comunidad científica.
La población de B. g. zelditzii para la España peninsular se estima en menos de 500 parejas. En el archipiélago canario existe otra subespecie, B. g. amantum.
El Camachuelo Trompetero está incluido en el Catálogo de Fauna Amenazada de la Comunidad Valenciana como “especie vulnerable” y por su rareza en Europa, está incluido en la Directiva de Aves de la Unión Europea (Directiva 79/409/CEE) dentro del Anexo I. Esta es la categoría que engloba a las aves más amenazadas y que “serán objeto de medidas de conservación especiales en cuanto a su hábitat, con el fin de asegurar su supervivencia y su reproducción en su área de distribución (…) Los Estados miembros clasificarán en particular como zonas de protección especial los territorios más adecuados en número y en superficie para la conservación de estas especies”.
Por encontrarse el Camachuelo Trompetero en ese Anexo I, en junio de 2009, el Consell declaró el Monnegre como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) a fin de tratar de conservar el paraje y su biodiversidad, especialmente sus aves.
A mediados de febrero, recorriendo los barrancos del Monnegre, si nos fijamos y contando con un poco de suerte, escucharemos su reclamo. Parece el de una de esas pequeñas trompetas de plástico que los niños usan como juguete (de ahí su nombre) que resuena entre las paredes yesíferas. Verlo supondrá un juego entre nuestra agudeza y el mimetismo de su plumaje, en el que muchas veces ganará el ave. Están buscando pequeños agujeros en las laderas o un espeso arbusto para instalar sus nidos (con entre 4 y 6 huevos), apenas acaban de llegar de sus zonas de dispersión invernal, que aún son poco conocidas, aunque se sospecha que al llegar la época más calurosa del verano se trasladan a la costa, donde permanecen hasta la nueva estación reproductora. Un pollo de Camachuelo Trompetero anillado en el este río alicantino, fue observado en el otoño de ese mismo año en el Delta del Ebro.
Vivir en un medio tan duro como estos parajes hace difícil la supervivencia de la especie. Su adaptación le lleva a ser muy discreto, silencioso y poco exigente, lo que le vuelve “invisible” para sus depredadores. Estos lugares son frágiles y esto conlleva que los seres que lo habitan también estén expuestos a graves peligros si las condiciones varían, aún en lo más mínimo.
Además de las bajas por la acción de los depredadores, algunas de estas aves han sido capturadas con redes por “pajareros” que cazan (legalmente o no) otras aves. El furtivismo y la caza no bien regulada es una importante amenaza.
También la alteración física del medio conlleva la desaparición de la especie. La instalación de la Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos de Piedra Negra (en la zona norte del Monnegre), apenas un par de años después de la primera comprobación de la reproducción de trompeteros en Alicante, supuso la desaparición de todos los nidos de esa zona.
Las molestias derivadas del paso de vehículos a motor no autorizados, es otro problema a los que se enfrenta al especie.
Este es uno de los “alicantinos vivos” que llegaron para quedarse… si les dejamos.
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