29 enero 2010

TIERRA A LA VISTA, DE TABARCA AL CABO DE PALOS

Si algo tienen los vientos fríos de tierra, es que limpian la atmosfera de brumas y arrastran la polución que generan nuestras ciudades.
           
No hay nada mejor en esos días que alzarse a una atalaya y otear el horizonte en busca de la tierra que siempre está... pero que no siempre podemos divisar.

            
Con la recurrente excusa de pisar la nieve, nos aventuramos por los campos perdidos de La Sarga, mas allá de donde los coches se agolpaban en las cunetas. A la vuelta no podía dejar pasar la ocasión de asomarme al mirador desde donde se divisan las viejas Galeras crujiendo frente a la costa.
             
Como en otras ocasiones, allí estaba navegando frente al Benacantil, sigilosa, sin llamar la atención, mecida por el viento de mestral. La inmensidad me llevaba por momentos a sentirme solo. A mis espaldas miles de bolas de nieve saltaban en todas direcciones como en una maquina de pop-corn, al frente el abismo, el cielo, la tierra y el mar.


          
En esa soledad pasajera, me sentía cual pirata trepando por la jarcia hacia el carajo del palo mayor, ajustando los parámetros del catalejo para enfocar las tierras lejanas del horizonte. Si ya lo dice el refrán, cuando el grajo vuela bajo hace un frió del carajo, y es que en lo alto del mástil o en lo alto de la Carrasqueta la sensación de frió y hasta de mareo se puede agudizar.
             
En mi retina, escudriñando en el paisaje aparecieron esas pelusas y partículas de polvo que navegan a la deriva, mecidos por los impulsos acuosos del parpadeo creando una ensalada visual de bichillos flotantes.

Desde allí las curvas de la tierra se engrandecen, se confunden y alargan. Justifican los viejos mapas antiguos de exagerados cabos y profundas bahías. Como una sucesión de dedos que se adentran en el mar se dibujan las siluetas del Cabo de Santa Pola, Cabo Cervera y ya en el horizonte el Cabo de Palos.



        
Forzando el zoom, a lo lejos, podemos adivinar las islas próximas al Mar Menor, las islas Hormigas, la isla Grosa y el islote del Farrallón. Las sierras que rodean Cartagena, El Atalayón, Monte de las Cenizas, Sancti Spiritus o Peña del Águila a unos 120 km de distancia. En la Bahia de Santa Pola entre las salinas y Torrevieja se distingue el espigón de la desembocadura del rio Segura.


          
Destaca por encima de las sierras cartageneras la fumarola procente de la refineria de petróleo de Escombreras. Es curioso ver como el humo no asciende debido a la inversión térmica y cambia de dirección a medida que una nueva borrasca se aproxima desde el suroeste . Durante la mañana las condiciones sobre la costa de Murcia eran similares a las de nuestra provincia, vientos fríos del norte que a lo largo del dia rolaron a sur sureste aumentando la nubosidad y dejando la estela de humo marcada en el cielo en varias direcciones.
    
En primer plano la Penya Migjorn y a la izquierda azulada por el contraste la Fontcalent.


               
Se distingue, próxima a la Gola del rio Segura, la estructura mas alta de toda la península ibérica con sus 370 metros de altura de la Torreta de Guardamar vista desde una distancia superior a 60 km.

                
La Albufereta, la serra Grossa, Santa Ana y el Benacantil vistas por encima de los mas de 700m de la Sierra dels Almaens, al este de Xixona.

        
Y para acompañar el recorrido visual desde la Carrasqueta, nada mejor que escuchar un fragmento del poema de Espronceda, la canción del pirata, a la que le pone música el grupo Tierra Santa, una delicia.


 
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