"Esta campaña está dedicada a todos los alicantinos que han pasado a mejor vida. Y a los que aún están por ahí abajo y que con el paso del tiempo, obviamente y sin exclusión, irán a hacerles una alegre visita"
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Esquela anunciando el fallecimiento de D. Rafael Altamira, aparecida en el Diario ABC, de Madrid
Esquela anunciando el fallecimiento de D. Rafael Altamira, aparecida en el Diario ABC, de Madrid
Presentación de la placa dedicada a D. Rafael Altamira y Crevea, con motivo del centenario de la concesión del título de Hijo Adoptivo de Sant Joan.
“Durante toda mi vida, he sido un optimista (...) Ese optimismo iba acompañado de un grupo de convicciones filosóficas que con él, constituían la solera y el cimiento de mis opiniones y de mi conducta en el orden social. Esas convicciones comprendían la creencia en la libertad, en la justicia, en la tolerancia, en el respeto a la vida, en la bondad para con el prójimo.....y en la paz como aspiración que es necesario realizar en la mayor medida a que alcancen las posibilidades humanas....”
“Confesión de un vencido” (inédito). D. RAFAEL ALTAMIRA Y CREVEA
LA CURIOSIDAD
Quiero compartir con ustedes una anécdota interesante que habla de la autenticidad de mi abuelo, D. Rafael Altamira y Crevea. Según cuenta en sus "Memorias", D. Diego Martínez Barrio, entonces Presidente de las Cortes y Presidente interino de la II República en el periodo comprendido entre el 7 de abril al 10 de mayo de 1936, se barajó el nombre de D. Rafael Altamira como Presidente de la República, en sustitución de D. Niceto Alcalá Zamora. El señor Altamira declinó la oferta argumentando: "Los españoles somos ingobernables". (¡Cuánta razón tenía!)
D. Indalecio Prieto, Ministro de Hacienda del Gobierno provisional de la II República y miembro de la República en el exilio, fue uno de los que apoyaron la propuesta. Con motivo de la muerte de D. Rafael en México, el 1 de junio de 1951, dijo: “Con Altamira desaparece uno de los hombres que podría haber cambiado el rumbo de nuestra historia si hubiéramos aceptado la propuesta de Azaña de que fuera el Presidente de la República”
-Dña. Pilar Altamira Garcia-Tapia (Escritora)-
Posiblemente, la mayor parte de los alicantinos no sepan de este personaje más que lo que se dice en la placa que el Ayuntamiento colocó en la calle alicantina que lleva su nombre (antes llamada Calle de la Princesa.) Dice así: “Rafael Altamira (Alicante 1866- México 1951), historiador y jurista, Juez del Tribunal de Justicia Internacional de La Haya y nominado al Premio Nóbel de la Paz”.
Algunos, los que tengan familiares de avanzada edad o interesados en la historia de Alicante y sus personajes, conocerán algún dato más, pero el detalle de una vida tan intensa y tan plena de hechos importantes, no es empresa fácil. Resumirla, tampoco lo es.
D. Rafael Altamira y Crevea nació un 10 de Febrero de 1866 en la alicantina calle de San Pascual nº 5. Más tarde, la familia fijó su residencia en la calle Cienfuegos y en la calle de San Fernando. D. Rafael era el segundo de cuatro hermanos: Juana, Rafael, María (nacida en 1872) y Miguel (nacido en 1899 pero fallecido a una edad muy temprana).
Cursó la enseñanza primaria en el Colegio de San José y el Bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Alicante, para luego marchar a la Universidad de Valencia en donde estudió la carrera de Derecho. Allí nació su amistad con D. Vicente Blasco Ibañez, con D. Joaquín Sorolla en 1884, y con un importante institucionista, D. Eduardo Soler. Él fue el que le dió cartas de presentación para D. Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza.
Banco donde se sentaba a escribir D. Rafael Altamira, en Ca Terol, su finca campellera;la escultura, regalo de los maestros argentinos, representa la Historia. Hoy día está en poder de sus descendientes.
El famoso pino centenario, hecho una ruina, con el banco convertido sólo en escombros
Con esas cartas, el señor Altamira llegó a Madrid en 1886, y en vez de hacer su doctorado en la Universidad central, fue D. Gumersindo de Azcárate quien le dirigió su tesis “Historia del Derecho comunal” que finalizó en 1887. Entró en estrecho contacto con Cossío, entonces Director del Museo Pedagógico, y con el resto de institucionistas. Trabajó en el bufete de D. Nicolás Salmerón, anterior Presidente de la República, y lo nombraron Secretario del Museo Pedagógico Nacional y Director del Boletín de la Institución, en el cual escribió infinidad de artículos.
"Cantars de la Terreta". Grand Hotel Iborra. 7 de abril de 1910. Impreso en el menú de una comida organizada por D. Heliodoro Guillén, ofrecida a Altamira a su regreso del viaje a América.
A partir de ahí, comenzó a impartir clases, colaboró en revistas y periódicos importantes, publicó varios libros y viajó por Europa. En 1897, ganó la cátedra de Historia del Derecho en la Universidad de Oviedo, donde entró a formar parte del famoso “Grupo de Oviedo”, compuesto por los profesores más importantes de aquél claustro. Con ellos, colaboró en el proyecto social y cultural llamado “Extensión Universitaria” que intentaba acercar la cultura a la masa obrera y que funcionó desde 1898 a 1912. Desde esa misma Universidad se le nombró Delegado para un viaje a América que intentaba reanudar los lazos entre ambos continentes, rotos tras la emancipación de las colonias. El viaje comenzó en Junio de 1909 y se prolongó hasta Marzo de 1910, obteniendo tal éxito que a su regreso fue recibido en loor de multitudes. El rey Alfonso XIII le concedió la Gran Cruz de la Orden de Alfonso XII y, en su tierra, lo nombraron Hijo Predilecto de Alicante en 1909 e Hijo adoptivo de Campello, San Juan, San Vicente, Villafranqueza, Elche, Cuatretondeta y Guardamar del Segura. En años posteriores, se dio su nombre a diferentes Grupos escolares y a diversas calles.
Don Rafael Altamira, a su llegada a Mexico
Abandonó Oviedo para ocupar el cargo de Director General de Primera Enseñanza; desde él, subió el sueldo a los maestros, se ocupó de mejorar las aulas y crear nuevas Escuelas y otras medidas importantes. Intentó que la Escuela en España, fuera pública y laica. Cesó en el cargo para ocupar su nueva cátedra de Instituciones Políticas y Civiles de América en Madrid, que le permitió continuar con su extensa labor “americanista”.
En 1916, la Universidad de Valencia lo eligió su representante en el Senado, y en 1919 y 1923, volvió a ser senador por el Partido Liberal, aunque siempre dejó bien claro que "la política activa" no le iba.
¿Cuántos españoles saben que tras estallar la I Guerra Mundial, este sabio alicantino fue elegido miembro de la Comisión de Juristas en 1920 y encargado por el Consejo de la Sociedad de las Naciones, en cuya creación también había colaborado, de redactar el anteproyecto del Tribunal de Justicia Internacional? Un año más tarde, fue nombrado Juez permanente, fue reelegido en 1930 y trabajó hasta Abril de 1940, fecha en la que dejó funcionar el Tribunal por la invasión nazi. En 1922 se le nombró académico de la Real Academia de la Historia y de la de Bellas Artes de San Carlos de Valencia.
¿Conocen los alicantinos que en el año 1934 fue Foguerer Machor del barrio de San Fernando y mantenedor en el festival de la elección de la Bellea del Foc?
Con la sublevación del 18 de Julio de 1936, salió de España en dirección a Holanda, hasta 1940 que marchó a Bayona, donde vivió hasta 1944, año en que volvieron a ocuparla los alemanes. En Noviembre de 1944, con setenta y ocho años, D. Rafael Altamira viajó a México D.F. para reunirse con su familia. Tenía casi 80 años, había perdido todos sus libros y apuntes y aún así, tuvo la entereza para seguir trabajando en la UNAM y en el Colegio de México, escribir su Diccionario de términos jurídicos indianos y Tierras y hombres de Asturias.
Falleció el 1 de Junio se 1951, unos meses antes del fallo de los Premios Nóbel, al cual había sido propuesto por segunda vez para optar al Nóbel de la Paz.
SU LÁPIDA
Mapa aéreo del Panteón Español (aunque lo llamen "Panteón", en realidad es lo que nosotros conocemos como "Cementerio"), en Mexico D.F, donde está enterrado D. Rafael Altamira
El Panteón Español de Mexico D.F. es uno de los más grandes de la ciudad. Está en la Calzada Mexico Tacuba, cercano al limite del Estado de México. Allí reposan los restos de buena parte de la dirigencia política republicana que tuvo que exiliarse en 1939. La fotografía pertenece a D. Leandro Álvarez Rey, cedida a la web "El Tinglado de Santa Eufemia"
Fotografías de Luis Antonio Ibañez González (yuki nom ichi), cedidas expresamente para este artículo
La lápida de D. Rafael. Fotografía cedida amablemente por su nieta, Dña. Pilar Altamira
Recientemente, en septiembre de 2009, fue localizado en el Cementerio Municipal de El Campello, el nicho nº 11 con los restos de los padres y abuelos de D. Rafael. Estos restos habían permanecido en paradero desconocido para la familia Altamira desde que el antiguo Cementerio fuera destruido por las inundaciones y a consecuencia de la Guerra Civil. En el Registro del actual Cementerio de Campello, no aparece catalogado el nicho, ni constan los nombres de los antepasados de la familia Altamira.
Cementerio Municipal, El Campello. Nicho Familia ALTAMIRA.
Dña. Pilar Altamira, nieta de D. Rafael Altamira, ante el nicho
Pilar Altamira ante el mural entregado por su padre al Casino de Campello
Es interesante recordar el solemne traslado, en 1910, del féretro con los restos de D. José Altamira Moreno, Músico mayor del Regimiento Inmemorial del Rey, destinado en Alicante, muerto en 1896, desde el Cementerio de Alicante hasta el Panteón familiar sito en el cementerio de El Campello. La comitiva iba presidida por su hijo, D. Rafael Altamira Crevea, el Gobernador Civil, el Ayuntamiento, el comandante de Marina, y el Abad de la Colegiata, formando en la comitiva los alumnos de todas las escuelas y centros de Enseñanza y comisiones de varias Sociedades. A medio camino, salieron los Salesianos para entonar un responso.
Queremos mostrar nuestro más sincero agradecimiento a Luis Antonio Ibáñez González, autor de las fotografías del Panteón Español, en México, por su enorme amabilidad a la hora de ceder las imágenes en alta resolución. Y, por supuesto, a Dña. Pilar Altamira García-Tapia, nieta de nuestro ilustre, y la autora de TODO el texto y el resto de las fotografías de este artículo. Ella es la máxima responsable del recuerdo y la perpetuación de la memoria de D. Rafael Altamira y Crevea, una de las personalidades más influyentes de nuestro tiempo. Es para la Asociación Cultural Alicante Vivo un honor impagable su ayuda prestada, así como la amabilidad mostrada a la hora de escribir desinteresadamente la biografía que acaban de leer. Todos los méritos son, pues, para ella.