Una ermita en ruinas y algunas construcciones adosadas a la misma, son los únicos vestigios visibles de lo que fue en su día la población de San Francisco de Asís, hoy un pueblo de nuestra provincia desaparecido.
Situado en la Sierra del Molar a unos 5 kilómetros al este de La Marina, en un paraje de tierras de cultivo y plantaciones de palmeras, se encuentran los restos de la ermita, a la que se accede por una pequeña carretera que sale a la izquierda de la CV 853, que desde La Marina llega hasta Elche.
Sobre los orígenes del poblado, Candelas Orgilés, nos dice lo siguiente: La colonización de estas tierras pantanosas “els carrissars (cañaveral)”, situadas en el extremo sur-oeste del término municipal, fue llevada a cabo por el Señor de Elche, el Duque de Arcos, a mitad del siglo XVIII, poco después de las realizadas a poca distancia en las Pías Fundaciones por el Cardenal Belluga. Se intentó ocupar una zona improductiva saneando tierras pantanosas mediante la construcción de acequias y azarbes, que permitieran su desecación.
María del Carmen Irles Vicente, estima una población de 80 vecinos en 1794, y Sebastián de Miñano, en 1827, hace la siguiente referencia sobre San Francisco de Asís: “Lugar Secular de España, provincia de Valencia, Obispado de Orihuela, partido de Gijona, Alcalde Ordinario, 66 vecinos, 260 habitantes, una parroquia. Situado sobre un pequeño monte contiguo a la huerta, regada por el río Segura; confina con San Fulgencio, Benijofar, Formentera y Dolores, todos en el radio de 1 legua. Productos: trigo y maiz en abundancia, algo de cebada, aceite y todo género de hortalizas”.
Años después, en 1847, Madoz se refiere a San Francisco de Asís, aunque con la denominación de Molar: “Caserío con alcalde propio, provincia de Alicante, partido judicial y término jurisdiccional de Elche: Situado al Este del mismo a la distancia de 1 ½ leguas y comprende unas 20 o 25 casas, con su iglesia parroquial de entrada, dedicada a San Francisco de Asís, servida por 1 cura de provisión real o del ordinario, según el mes de la vacante”.
Por lo que respecta al templo, en palabras de Candelas Orgiles, se sabe que al principio hubo una capilla situada en la casa palacio del duque de Arcos y cuando la población de colonos empezó a tener dificultades, las casas y la iglesia se fueron deteriorando. En 1765 el Concejo de Elche dirige una carta al duque de Maqueda sobre “la conveniencia de hacer obras de acondicionamiento a la capilla de San Francisco de Asís”. (AHME H0039/10). En 1768, al solicitar una prórroga de exención de impuestos, el Rey puso la condición de construir o asear la existente; hecho que vuelve a repetirse en 1788. Como consecuencia, en 1789 se fundó por el obispo José Tormo esta interesantísma iglesia, poniéndose la primera piedra, el 29 de abril de 1791. La realizó, según Gaspar Jaén y Urbán, “algun des arquitectes que treballaven a Elx per al bisbe Tormo, com ara José Gonzalvez de Coniedo”.
En 1804, a pesar de que las cosas no fueran bien, se adjudicaron las obras del retablo para el altar de la iglesia de San Francisco de Asís que, según se dice en la Visita de 1817, tenía un cuadro de San Francisco con los ornatos de altar “…y tiene privilegio para ganar indulgencia…como en las iglesias de los franciscanos, para el día 2 de agosto, concedida por S.S. Pío VII el 7 de abril del año 1797”.
No obstante, para la población de San Francisco de Asís, durante el siglo XIX, se agudizaron los problemas debido a las lluvias y al mal drenaje de las aguas, que se estancaban creando un ambiente insalubre. La gente fue despoblando el asentamiento y los terrenos se fueron convirtiendo en eriales y carrizales. En 1885 el poblado fue abandonado definitivamente por insalubre. La mayoría de la población se fue trasladando al nuevo núcleo que se fundó en La Marina, en la vertiente opuesta de la misma sierra del Molar, mirando al mar. El 15 de abril de 1885, fue trasladada la parroquia a la nueva población.
A pesar de su ruina, como dice Urbán y Jaén “todavía se puede percibir por los detalles arquitectónicos y ornamentales la antigua grandeza y proporción del templo”. La ermita de San Francisco de Asís del Molar merece tenerse en cuenta en un trabajo sobre las ermitas pues, como apuntan Rocamora, Piñol y Sánchez, “es un claro exponente del movimiento academicista o neoclásico, considerándola una obra culta del Campo de Elche”. (Alejandro Ramos. Historia de Elche, op. cit., p. 534)
A pesar que múltiples derribos y construcciones han desvirtuado la estructura de la ermita y distribución, parece entreverse que era un edificio aislado, obra de mampostería ordinaria y verdu¬gadas de ladrillos macizos aparejados a soga. La cubierta de bóveda de cañón, apoyada en los elementos de sostén pilares, capiteles y entablamientos naciendo de una cornisa corrida, estaría rematada por teja curva. La fachada tiene una portada realizada en piedra. La forman dos cercos de sillares enmarcando, el hueco de acceso con un dintel dovelado sobre el que se sitúa un entablamiento de orden dórico: friso de triglifos y metopas, cornisa y tímpano arqueado. Más arriba existe un óculo incompleto, a partir del cual falta la fachada. Planta de nave única y capillas entre los contrafuertes. Éstos, con pilastras adosadas a la faz, capiteles y arcos fajones sustentarían la bóveda. En el primer tramo las capillas no tienen acceso desde la nave, sino desde las capillas del segundo tramo; en la primera capilla derecha exis¬te una escalera que se supone de acceso al campanario y, probablemente al coro; en los otros tramos las capillas tenían hornacina y cubren con bóveda vahída de aristas, de ladrillos macizos aparejados en diagonal. El presbiterio tenía un testero recto con una hornacina. En los revestimientos se emplea el revoco de cal, tanto en el exterior como en el interior.
Iglesia de San Francisco de Asis, en La Marina
Como decíamos anteriormente, la mayoría de la población de San Francisco de Asís se trasladó a La Marina, donde en sus inicios se erigió una pequeña capilla a la que el día 2 de enero de 1886 se trasladaron los objetos de culto de la antigua iglesia del Molar y días después, las imágenes de los santos San Francisco de Asís y San Antonio que fueron llevadas en procesión. En 1897, tras comprobar que las dimensiones de la pequeña capilla eran insuficientes para albergar a los fieles, se decide construir una nueva iglesia, cuya terminación tiene lugar en 1898 y es la que actualmente existe en La Marina. Incendiada en 1936 y convertida en cuartel, fue restaurada tras la contienda.
Esta es la pequeña historia de un pueblo desaparecido de nuestra provincia, en que las ruinas de su ermita constituyen el único testimonio de su historia.
MANOLO SERRANO
Fuentes:
-Sebastián de Miñano. Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal (Madrid 1827)
-Pascual Madoz. Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (Madrid 1847)
-Mª del Carmen Irles Vicente. Nuevas poblaciones en el Setecientos valenciano (1998)
-Ramón Candelas Orgilés. Ermitas de la provincia de Alicante (Alicante 2004)
Fotografías:
-Pascual Madoz. Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (Madrid 1847)
-Mª del Carmen Irles Vicente. Nuevas poblaciones en el Setecientos valenciano (1998)
-Ramón Candelas Orgilés. Ermitas de la provincia de Alicante (Alicante 2004)
Fotografías:
Manolo Serrano (21 y 24 de abril de 2009)