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El siglo XIX se acababa y las antiguas fiestas de Agosto parecían ancladas en lo más profundo del siglo que estaba a punto de despedirse.
Las fiestas de 1896 y1897 eran un compendio de actos cívico-religioso (solemne misa, gran alborada a la virgen, danzas al estilo del país, reparto de juguetes a los niños pobres…) que en nada hacían parecer que en tres o cuatro años, el siglo XX haría su entrada.
Alicante dormía placidamente su modorra decimonónica, ajena (quizá como toda España) al bullir que recorría Europa con las invenciones que revolucionarían el mundo ( los automóviles, el cinematógrafo, la iluminación eléctrica de las ciudades, los primeros transatlánticos…) y organizaba desfiles en bicicleta, misas de campaña, exposiciones de moñas y banderillas, tiros de pichón y cucañas marítimas.