Hace muchos años y pasando por la pedanía ilicitana de Les Baies (en castellano Las Bayas y en este artículo así lo escribo para que rime), por la carretera que une Elche con Santa Pola, me llamó bastante la atención, la cantidad de grandes fincas de recreo que había (no se trataba de chaletitos normales y corrientes, eran terrenos de gran extensión). Y casi todas tenían una cosa en común: tenían unas vallas de cerramiento espectaculares, inusualmente llamativas. No sé cómo serán los chalets por dentro, imagino que acorde con el exterior, pero desde luego os puedo asegurar que solamente con lo que cuesta hacer estas verjas de acceso, cualquiera se puede hacer una casita de campo. O dos.
Las hay de todo tipo: metálicas con dorados, de obra con formas caprichosas, de piedra artificial, sencillas y con coronación vegetal de seto de ciprés, de gandul, de buganvillas, madreselvas y por encima de ellas, asoman airosos los grandes pinos y las cimbreantes palmeras.
Naturalmente, cuando volví hace unos meses por la zona, la vegetación estaba mucho más crecida, lo que da más vistosidad al conjunto. En todo caso la riqueza se adivina tras esas opulentas vallas.
Pero el artículo que pensaba hacer hace unos meses sobre las vallas de Las Bayas, que reflejan el poderío industrial y la riqueza que muchos empresarios ilicitanos obtuvieron con el calzado y que seguramente para los trabajadores, simbolizaban la opresión y los beneficios desmesurados y las ganas de ostentar de ello, de forma excesiva y a veces no muy elegante. A partir de este punto y hablando del tema con Juan Ángel Conca, ilicitano de adopción (bueno creo que él lo llamó de otra forma), se suscitó el tema de porqué los grandes emrpesarios, se hicieron la vivienda en las afueras de la ciudad y no en el centro. Y hubo dos opiniones, la suya que quizás sea más razonada y según la cual cito textualmente, el rico decía: "quiero que la gente sepa que soy rico (también otros ricos como yo), pero no deseo que lo vean a cada momento. Por eso las vallas de las Bayas tienen un doble significado: ostentación, pero también separación y reserva" y la mía que es más frívola, pero puede que no carente de razón, porque quizás se pueda atribuir a la influencia de la televisión. Recordemos que Dinastía, Los Colby, Falcon Crest y todas estas series, se desarrollan en grandes chaletazos ( palacetes diría yo), situados en el campo y con decoración "horror vacui", en la mayoría de los casos ejecutada por nuestro vecino Mariano García, fábrica de muebles valenciana donde lo recargado es una marca de la casa.
En todo caso, estas vallas (y los edificios que se esconden tras ellas) se han convertido en el símbolo del reflejo de lo que fue la industria ilicitana y que ahora ha desaparecido: el casi pleno empleo, el trabajar todos los miembros de la familia en la fábrica o en casa (casi en cada una había un pequeño taller de aparado) y gozar de un bienestar, que ahora vemos como se aleja por un negro túnel y del que no sabemos ni cómo ni cuando saldremos.