30 noviembre 2008

CONOCE Y VISITA NUESTRA PROVINCIA (2)

Vamos con la segunda edición de "Conoce y visita nuestra provincia".
Recordamos a nuestros amigos que la solución final puede (y lo es) parecer sencilla..., pero lo que Alicante Vivo desea no es sólo adivinar el resultado final, sino descubrir el por qué de cada una de las pistas.
"Quien conoce nuestra provincia la ama", es uno de nuestros lemas. Y creo que la mejor forma de hacerlo es divulgando las maravillas de todo Alicante, en conjunto.
Como en ediciones anteriores, no desvelaremos ninguna solución. Dejaremos que cada uno escriba sus opiniones y daremos el resultado final pasados unos días.
Suerte... ¡y al turrón!

A que sierra subiremos si .............
1- Vadeamos cauce donde se sumergió bélico púnico.
2- Cruzamos antiguas fundaciones que secaron humedales palúdicos.
3- Contemplaremos con respeto, siniestro lugar cercenador de libertades.
4- Atravesaremos ciudad, con diablo femenino y que pactó bien por engaño.
5- Antes de subir a su cruz (sin que nos duelas los molares), pasaremos por oquedad felina.
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SOLUCIONES:
1-El río: Vinalopo. Amilcar Barca. General cartaginés, comandante del ejército en Sicilia durante la primera de las Guerras Púnicas entre Cartago y Roma. Comenzó la ocupación de Hispania, desde donde pensaba lanzar un importante ataque sobre Roma. Fundó la ciudad de Akra Leuka, que convirtió en el centro de operaciones de su ejército, para lo cual estuvo nueve años organizando las tribus conquistadas de la zona este y sur de Hispania. Murió ahogado cuando huía tras caer derrotado frente a un jefe de los oretanos (miembros de un pueblo ibero), cerca de la actual ciudad alicantina de Elche.
2- Fundaciones Pías del Cardenal Belluga (El Realengo,San Isidro)
3- Campo de concentración de Albatera
4-Orihuela. Sale un paso de Semana Santa con una figura de un diablo con tetas, conocida como La Diablesa. Cuando sucedió la invasión árabe, el señor de Orihuela, Teodomiro o Tudmir, pacto con ellos pues puso a las mujeres vestidas de soldados en las murallas y los engañó.
5- La sierra es la de Orihuela, coronada con la Cruz de Muela, pero antes de llegar hay que atravesar por el Paso del Gato

LAS FOTOGRAFÍAS DE EUGENIA OCA



Fotografía de Mª Magdalena Pérez Blasco y de su esposo, Francisco Julio Oca Sotés(Capitán de Infantería). Ambas son de principios del siglo XX. También vemos a Francisco Oca Puerto, hijo del Dr.Ramón Oca Sotés, en una instantánea de la misma época. Enviadas por Eugenia Oca

EL CEMENTERIO DEL PALAMÓ

 José Manuel y Tonet, de los que hablaré más adelante
En 1595,  D. Pedro Franqueza y Esteve compró unas tierras en los parajes de El Palamó y Orgegia, donde construyó un poblado con 29 casas, ocupadas por otras tantas familias de cristianos viejos, que sumaban alrededor de unas 145 personas.
 En 1604, en las Cortes Valencianas celebradas en el convento de predicadores de la ciudad de Valencia, se aprueba la fundación de Villafranqueza.
En 1834, Villafranqueza se separa de Alicante, formando municipio propio. La primera tarea del nuevo consistorio fue rehabilitar como Ayuntamiento el inmueble donde hoy se sitúa el centro cívico y construir el cementerio, ya que hasta ese momento los difuntos eran enterrados en el de Alicante, en la iglesia de  San José, en la ermita  de San Antonio o en el Panteón de los Guijarro.
 El cementerio fue inaugurado ese mismo año y es a día de hoy el más antiguo del término municipal de Alicante.
Todas las mañanas al ir al trabajo, tomo la circunvalación y veo a mi izquierda la blanca figura del pequeño cementerio de Villafranqueza, rematada por  los tejadillos con cruces de algunos panteones y el verde frondoso de los árboles que crecen en su interior. Siempre me había preguntado como sería por dentro, pero como casi siempre, por falta de tiempo en esta acelerada vida nuestra, lo había ido dejando pasar hasta una tarde en que había dejado a mi hijo con los abuelos, cogí el coche  y me planté frente a la verja.
Estaba cerrado y no se veía a nadie en su interior, pero los pequeños y pulcros panteones, los cuidados parterres de aligustre y los floridos y rojos rosales despertaron mi curiosidad y mis ganas de saber más sobre aquel idílico lugar de descanso eterno. Sobre cual era su historia y las de aquellos que habían sido enterrados en él.
Al volver a casa, tomé la guía telefónica y busqué el teléfono del lugar  en que mejor me  podrían informar sobre el lugar: la parroquia de Villafranqueza.  
Me atendió el párroco y por mediación de él me puse en contacto con José Manuel Tortosa Alcaraz, encargado del cuidado y mantenimiento del cementerio y que amablemente se ofreció a enseñarme el camposanto y a informarme en la medida de lo posible de la historia del mismo.
El pasado martes por la tarde volví a dejar a mi hijo con los abuelos y a las cinco (como las corridas de antaño) llegué ante la verja donde me esperaba José Manuel. Nos saludamos y accedimos al recinto. A pesar de la cercanía de la autovía, la pantalla sónica que separa ésta del pueblo hacía que tan solo se oyera el rumor del viento y el trino de los pájaros. Debido probablemente al poco tiempo transcurrido desde el día de todos los santos, los panteones refulgían con el colorido de los ramos de flores. Los limpios senderos, los cuidados parterres, el rojo vivo de los macizos de rosales daban al lugar un aspecto alegre y colorido que por un momento me hizo pensar “vaya, este es un buen sitio para dormir el llamado sueño de los justos”.
José Manuel me fue enseñando los distintos panteones, tumbas y nichos cuando de pronto una sencilla lápida en una esquina llamó mi atención. Era una pequeña losa de mármol en la pared con una inscripción que rezaba lo siguiente: “Aquí yace sepultado D. Luís Molina teniente de carabineros que falleció, desgraciadamente el 14 de Febrero del año 1844”. Es el enterramiento fechado más antiguo del camposanto y al investigar posteriormente he descubierto que se trata de uno de los siete oficiales que luchando bajo el mando de Pantaleón Boné fueron capturados en una escaramuza cerca de Elda y fusilados en la tapia del Panteón de los Guijarro. Es decir, la tumba de uno de los llamados “Mártires de la Libertad”.
Esa no fue mi única sorpresa. José Manuel, aparte de enseñarme el panteón más antiguo que data de 1884, me llevó a una esquina del cementerio de donde partía un corto y estrecho corredor que desembocaba en un pequeño recinto con un mausoleo de piedra caliza en su centro. Este -me dijo- es el antiguo panteón de los protestantes. Antaño estuvo separado del resto por una tapia y tenía una entrada aparte, hasta que en 1932, el ayuntamiento derribó el muro y tapió vieja entrada.
Las historias y anécdotas curiosas se sucedían en boca de mi interlocutor, como aquella que contaban las ancianas del lugar de que bajo una robusta y frondosa falsa pimienta que crece en una esquina se hallaba la mesa de las autopsias o la antigua tradición de que en el día de todos los santos el párroco iba hasta el camposanto para rezar un responso, acompañado por la banda de música y los vecinos del pueblo que aparte de flores para sus difuntos, portaban una corona de laurel en memoria de los músicos fallecidos, o la curiosa lápida que se halla nada más entrar en el recinto que nos indica que bajo nuestros pies y por expreso deseo del finado, a dos metros de profundidad se hallan los restos mortales de  D. Francisco de Paula Boix Díaz, médico que fue de la villa.
En abril de 1936, el archivo parroquial fue quemado totalmente y los datos de muchos de los enterrados en el cementerio se perdieron. En la actualidad aún se entierran en él cementerio personas que tienen panteón o nicho en propiedad y al volver a anexionarse Villafranqueza al municipio de Alicante, la propiedad del camposanto es societaria, pagando los socios una mensualidad para el mantenimiento del mismo, aparte de aportaciones que hace el ayuntamiento de Alicante para cosas como el cambio de la verja o el asfaltado de la zona anterior a la entrada.
Termino la visita a este bonito y poco conocido rincón de Alicante con una curiosa anécdota. Tras mostrarme el recinto, pedí permiso a José Manuel para hacer unas fotos. Me contestó –ningún problema, así mientras, voy regando un poco los setos-. Entonces se dirigió a la otra persona que había allí. Tonet, un albañil que se encarga de reparar los desperfectos y arreglar los panteones y le dijo; “Tonet, vaig a regar les plantes”, a lo que Tonet, hombre ya de una cierta edad, respondió –“no regues molt que demá plourá.  
Efectivamente, al día siguiente llovió.

ALVARO GARCÍA SIRVENT


Bibliografía: Memoria del IV centenario de la fundación de Villafranqueza. Vicente Fillol Martínez.

ALREDEDOR DE EMBALSE DE GUADALEST

En el valle de Guadalest.
Beniardá, a las diez de la mañana del 23 de noviembre. 
Con diez grados de temperatura. Mientras pasan los minutos las calles se van llenando de amigos. Amigos que caldean el ambiente, que hacen cálida esta mañana fría en la montaña de Alicante. Fernando, con sus pantalones cortos y su botella de agua. Javier, su amplia sonrisa y su don de gentes. Arturo, con sus interminables conocimientos de nuestros senderos y la claridad con que nos los cuenta. Roxana, impaciente en su bautismo senderista. Pedro, panadero de Elda, trae en su mochila unas magdalenas de miel para el almuerzo. ¡Qué magdalenas, amigos!. Y su bota con el recio vino de Monóvar. Jesús y su hijo Pablo, …
Caminando por las calles de Beniardá. El Ayuntamiento, la plaza de la iglesia. Calles estrechas por donde casi no cabe un coche. Paredes encaladas de gruesos muros, guardan el secreto de la vida sosegada de pueblo, del calor del hogar, de los chismorreos tras los visillos. Pasamos bajo un arco. Sobre este, un santito. Salimos del pueblo. A nuestra derecha una extraordinaria vista del embalse de Guadalest. Pasamos junto a la piscina municipal, que en verano se alimenta con aguas cristalinas de un manantial. Terrazas con algarrobos, olivos y almendros, se escalonan hacia la vaguada.
Y un susurro. Acompasado. Un canto a la vida, al amor, a la esperanza. Un canto a la amistad, a las buenas maneras, al compañerismo. Una música que nos ilusiona. Como no puede ser de otra manera. Con partituras de la Aitana, la Serrella, la Aixortá. Sierras que envuelven este valle, que guardan este embalse. Lo que antes era susurro, ahora un fuerte rumor. Una pequeña cascada de agua, acaricia las rocas. Agua que se abre paso a través de la tranquilidad del valle. El río Guadalest. El río Abdet. Se juntan buscando su destino en dirección al embalse. Un puente. Pasamos a la otra orilla. Y es aquí donde parece que, de verdad, empieza el sendero. Aunque no es sendero. Es senda, es camino. Bajo los pinos.
La larga hilera de personas se estira. Cada uno a su paso, cada uno a su ritmo. Porque no somos iguales. Ante la ley sí, pero en el senderismo cada uno camina según sus posibilidades. Aunque hoy la dificultad es baja. Unos diez kilómetros alrededor del embalse de Guadalest. Primero por uno de sus lados. Volveremos por el otro, en sentido contrario. Siguiendo las marcas horizontales blanca y amarilla. Evitando los caminos con las marcas en cruz con líneas blanca y amarilla porque por ahí no es.
Mientras caminamos vemos algunos pueblos del valle. Pequeñitos, a lo lejos. Benimantell y Benifato. Beniardá y Abdet. Por encima de ellos, la base militar en la cumbre de la Aitana. Con colores de otoño diseminados por el monte. Y el castillo de Guadalest, nos mira expectante. Desde sus almenas. Bajo ese cielo azul y sus nubes algodonosas, reflejados en el agua turquesa del pantano.
Atravesamos la presa, y nos paramos a almorzar. Una paradita para alimentar nuestro estómago. Para compartir nuestras palabras, nuestras experiencias. Después de la presa, por encima de las copas de unos pinos, el mar en el horizonte. Continuamos. Por la otra cuenca. Más boscosa. Otra vez el sonido del agua que corre. Por multitud de riachuelos que aparecen entre la maleza. Unos juncos. Y algo más que un riachuelo. Tenemos que atravesarlo con cierta dificultad. Iniciamos la subida al pueblo, muy pronunciada. Si antes hemos bajado, ahora tenemos que subir. Nos espera una gran cerveza como premio a nuestro esfuerzo en el restaurante Ca Gloria, en Beniardá. Cambiamos impresiones, comentamos anécdotas del día, alimentando la ilusión para la próxima ruta senderista.
Nos espera en Aigues una comida con esta peña de amigos. Con este grupo de senderistas convocados por la Asociación de Caminantes de Aigues (ACA). El plato fuerte … un cóctel de risas y sonrisas. Entre palabras que picotean el pan. Palabras que saborean los olores de la paella y de la fidegua. Palabras que se embriagan con la mistela de la tierra. Palabras que disfrutan de estos buenos momentos entre amigos.

29 noviembre 2008

NIEVE EN LAS MONTAÑAS DE LA PROVINCIA DE ALICANTE

Comienza a nevar bajando de la Cava de Agres. 2008

Alicante es sol, playas, palmeras y como ya dije en una anecdota de mi querido José Jornet, chocolate.
Un recuerdo a la Vila. Sin saberlo, esta hermosa ciudad costera salvó la vida a un exiliado gracias a su industria chocolatera.
Pero nuestra provincia es más variada que todo eso. Reúne climas y paisajes de hermosura sin igual y que coinciden de forma contradictoria en pocos cientos de metros.
Un ejemplo seria Monnegre: del llano al fondo de la garganta del río, pasamos del desierto a la selva tropical.
Tambien tenemos unas montañas que en verano pueden competir con el desierto del Sahara y en invierno no tener que envidiar casi nada a otras mucho más altas.
Parece una brabuconada, pero lo puedo demostrar.

Molí Mató. Agres. 2008

Nieve sobre Agres. Marzo 2008

He subido cumbres como la Penya de Xixona y en su cumbre hacia un calor terrible.
¡Ni en el desierto he pasado tanto calor!
Meses después su cumbre estaba a menos seis grados. Sin nieve. Y el viento con ráfagas de más de ochenta km. por hora. Casi tenía que arrastrarme para no caer. Se me olvidó en casa la capucha de mi chaqueta de alta montaña. Iba sólo, cosa que no se debe hacer nunca . Un pasamontañas me calentó las orejas. Al volver a casa cosí la capucha con el fin de no olvidarla jamas.
Alicante es así.

4 de febrero de 2006. Atardecer en mi refugio. Al fondo, el Maigmó

5 de febrero de 2006: la piscina helada

Imaginemos la Penya un mes de marzo de 1983. Entrenábamos para el Himalaya y partimos camino de Sierra Nevada. En los Velez, la carretera estaba cortada. Regresamos. No pudimos pasar camino de Caravaca. Vuelta a Alicante. Subida a la Carrasqueta acompañando a los Angeles de la Carretera. Ellos iban a cerrar el puerto y nosotros con nuestro todo terreno les ayudamos. Llevaban una pequeña furgoneta de Obras Públicas. Gastamos algunas bromas sobre si en el Himalaya veríamos tanta nieve. Colocamos las señales y dimos la vuelta. El puerto entre Xixona y Tibi estaba cerrado. Coche camino de la Penya. Al poco, ni cadenas ni nada. Aparcamos y cargamos el material. Llegamos a la cumbre con nieve por la rodilla en las canales del suelo. Las crestas eran barridas por el viento y decidimos plantar la tienda a veinte metros de la cumbre. Una vez dentro, merendamos. Se fué la luz. Eran las cinco. Golpeamos las paredes y volvió el día. Salimos como cinco veces para evitar que la nieve hundiera la tienda. A las once de la noche paró el viento y dejo de nevar. El amanecer fué glorioso. Toda la Foia de Castalla era un belén.
Si el Himalaya era así de bonito, aaunque solo fuera la mitad, valdría la pena.

GALERIA DE FOTOS.
Puerto de Tibi. 1982

En mi ilusión por recordar los mejores momentos de mi vida, he almacenado miles de fotos y diapositivas. Muchos continentes, ríos, cumbres, desiertos...
Mi querida Espanya. Tan variada y divertida a pesar de algunos. Cuanta buena gente he conocido en todos sus rincones. De los malos, no los olvido pero son pocos y cobardes. Me he fotografiado con lo mejor o lo más sencillo del montañismo. Con gente de paso. Con expertos. He vivido glorias y desgracias. Y muchas veces, al ver a algunos compañeros, no puedes dejar de hacer algún puchero.

Fotos superpuestas por congelación de la cámara fotográfica. Xixona.

Mi piolet desde mi saco de dormir

Es dificil transmitir mis sensaciones más íntimas, pero con ver la cara de mi compañera esta primavera en Agres o el día de las fotos recien publicadas de Alicante nevado en el 2006, en mi refugio de montaña, basta. Fotos en que dormimos al aire en el Pla de la Casa, con nieve a porrillo. O una ascensión por todo el Barranco de Tagarina hasta la cumbre del Divino. Al verlo, podría decir que es otro continente. Con mis hijos en el norte del Maigmó. O camino de la cumbre de la Serrella. O camino del Els Plans. Y como curiosidad, un cisne en las afueras de un pueblo del Norte de la Aitana.
Solo un consejo que seguro comparto con mi admirado Arturo: no ir solos, no ir sin equipar, no ir si no sabéis a dónde y cuidado, mucho cuidado con los coches. Si estos días nieva, disfrutar. Pero, por favor, cuidado. Así, sin sobresaltos, se saca más partido a cualquier aventura. Aventura no es sinonimo de improvisación. Hay veces que a la semana de nevar, en rincones como el norte de Aitana, la cumbre de la Serrella o Els Plans, aún conservan el blanco regalo que nos trae el frio.
¡A disfrutar!

Tras el vivac en Pla de la Casa. Amanecer.

La Serrella.

Camino a la cumbre de la Serrella

A la cumbre de la Serrella desde el Rincón del Olvido

Camino de Els Plans

Mi compañera... camino de Els PLans

Els Plans. Carrasca helada

Camino a Penáguila

Cerca de Sella

Norte de Aitana. 1993

Sorpresa en la nieve

Tagarina

Un poco más arriba de Sella

Vista desde la casa de Salvador Bou en Aitana

Puerto del Rentonar

Parte alta del Barranco de Tagarina

Cresta y cumbre del Divino. 1993

Junto a la casa de Salvador Bou en Aitana

Atardecer en Els Plans

Juan González: ciclista, montañero y aventurero, en Els Plans

Aitana

Vista y regreso desde Els Plans.

Atardecer y regreso desde la Carrasqueta

Norte del Maigmó. 2004

Cumbre del maimonet

Eusebio Pérez Oca.

 
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