Carta publicada en el Diario Información de Alicante, con fecha 21 de agost de 2008.
No me refiero al calor sofocante que hace en nuestra plaza del Ayuntamiento, normal en esta época del año.
Me refiero a “bochorno” en otra de sus acepciones: “Sofocamiento producido por algo que ofende, molesta o avergüenza”.
Porque me siento avergonzado, molesto y ofendido por el comportamiento de nuestro alcalde; por su respuesta al nuevo Síndic de Greuges sobre su negativa a retirar los títulos honoríficos concedidos en su día al dictador Franco por un ayuntamiento franquista que no representaba al pueblo, pues había sido designado a dedo.
Como bien dice Carlos Gómez Gil, esta respuesta desganada, despectiva para el nuevo Sindic impuesto precisamente por el P.P., “insiste en su actitud contumaz de falta de respeto a la legalidad vigente”.
En una palabra, que le hace una nueva pedorreta a la Ley de la Memoria Histórica.
En un escrito del nuevo Síndic, Carlos Morenilla se queja de “la acreditada falta de colaboración del Ayuntamiento”; lo que le honra, teniendo en cuenta qué partido gobierna en el mismo. O sea, que también le hace una pedorreta al Síndic, y de rebote a su propio partido, el P.P. Una actitud prepotente que refleja la ideología y el talante de nuestro alcalde.
Estoy avergonzado de que una persona de su trayectoria haya sido votado por muchos alicantinos reiteradas veces, a pesar de su desastrosa y sospechosa gestión del urbanismo alicantino, y ahora con su negativa a librarnos del oprobio de tener como personaje amado a un militar traidor que se alzó contra el gobierno legal y democrático, elegido por el pueblo, provocando una guerra terrible y una posguerra monstruosa. Seguramente, los que lo eligieron no lo votaban a él sino a su partido, y eso se vio en los resultados de las últimas elecciones municipales y autonómicas. Pero es que yo, si fuera simpatizante del P.P., tampoco lo hubiera votado; que tiempo hemos tenido ya para conocerlo, y parece que más que militar en el P.P. pertenece al Glorioso (!) Movimiento Nacional.
Su actitud es la misma, EXACTAMENTE LA MISMA, que la de cualquier alcalde abertzale de Euzkadi que se niega a retirar el rótulo de una calle dedicada a un criminal etarra. Con la diferencia cuantitativa, que no cualitativa, de que Franco fue responsable de muchísimas más muertes violentas, torturas, vejaciones, represalias, exilios y demás crueldades que ningún terrorista vasco.
Yo colaboré los primeros días para conseguir las 25.000 firmas que el alcalde Alperi exige para conseguir la retirada de honores al dictador. Ahora me arrepiento de ello, al considerar que esa exigencia es una ofensa, un trágala inadmisible. Que ahí está la ley y la dignidad histórica de los españoles, para que nadie nos quiera cobrar un plus de humillación por cumplir lo que legalmente ya está dispuesto.
Estoy indignado, abochornado y cabreado con las injusticias históricas que permiten que un personaje de estas características pueda alcanzar la más alta dignidad de mi querida terreta. Ni él podía haber llegado más alto, ni los alicantinos más bajo. Aunque ya lo dijo Winston Churchill: “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”.
Qué le vamos a hacer.
Miguel Ángel Pérez Oca.