Uno de los lugares a los que siempre suelo volver, es al puerto de Villajoyosa.
Eso hice el pasado domingo, veinte de Abril.
El día se despertó desapacible en Alicante, una lluvia fina, viento y unas nubes que aconsejaban no moverte de casa.
Pero la experiencia de los años me dice que las condiciones de luz que se pueden dar en uno de estos días, son las mejores para tomar fotografías.
Así que eso hice: cogí una cámara y gracias a la nueva circunvalación que evitas El Campello, en media hora estaba allí.
Creo que la primera vez que fui a hacer fotos al puerto de “la Vila”, fue a mediados de los años ochenta...¡claro que su aspecto ha cambiado bastante desde entonces!
Recuerdo la gran actividad de los astilleros que están a la entrada, las redes esparcidas por toda la dársena esperando a ser reparadas, hombres pintando o soldando los barcos y conversaciones de los marineros de más edad contando viejas anécdotas.
Todo esto ha cambiado, su aspecto actual es como más ordenado, más comercial, más frío. En los astilleros de la entrada ni un solo barco, las redes antiguas sustituidas por las de nylon, los barcos de madera por la fibra de vidrio y todas las piezas de hierro por aluminio o acero.
Si algo me gustaba de este puerto, era tomar fotografías de esas cuerdas desgarradas por el uso, el oxido de las puertas de arrastre, los colores vivos de los barcos, los marineros sentados en el suelo reparando pacientemente las redes, las gaviotas volando, y el Puig Campana al fondo; todo esto envuelto en un olor entremezclado a mar y gasoil.
Pero bueno, con algo de paciencia, cambios de luz inesperados y una ligera lluvia, fui encontrando imágenes que decidí fotografiar, imágenes que me retornaban a años atrás, encuadres y colores que parecían que no había pasado por ellos el tiempo.
Una canción de Sabina (en este caso, cantada por Ana Belén) dice:" …. al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver, pero yo vuelvo…… siempre vuelvo."
Eso hice el pasado domingo, veinte de Abril.
El día se despertó desapacible en Alicante, una lluvia fina, viento y unas nubes que aconsejaban no moverte de casa.
Pero la experiencia de los años me dice que las condiciones de luz que se pueden dar en uno de estos días, son las mejores para tomar fotografías.
Así que eso hice: cogí una cámara y gracias a la nueva circunvalación que evitas El Campello, en media hora estaba allí.
Creo que la primera vez que fui a hacer fotos al puerto de “la Vila”, fue a mediados de los años ochenta...¡claro que su aspecto ha cambiado bastante desde entonces!
Recuerdo la gran actividad de los astilleros que están a la entrada, las redes esparcidas por toda la dársena esperando a ser reparadas, hombres pintando o soldando los barcos y conversaciones de los marineros de más edad contando viejas anécdotas.
Todo esto ha cambiado, su aspecto actual es como más ordenado, más comercial, más frío. En los astilleros de la entrada ni un solo barco, las redes antiguas sustituidas por las de nylon, los barcos de madera por la fibra de vidrio y todas las piezas de hierro por aluminio o acero.
Si algo me gustaba de este puerto, era tomar fotografías de esas cuerdas desgarradas por el uso, el oxido de las puertas de arrastre, los colores vivos de los barcos, los marineros sentados en el suelo reparando pacientemente las redes, las gaviotas volando, y el Puig Campana al fondo; todo esto envuelto en un olor entremezclado a mar y gasoil.
Pero bueno, con algo de paciencia, cambios de luz inesperados y una ligera lluvia, fui encontrando imágenes que decidí fotografiar, imágenes que me retornaban a años atrás, encuadres y colores que parecían que no había pasado por ellos el tiempo.
Una canción de Sabina (en este caso, cantada por Ana Belén) dice:" …. al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver, pero yo vuelvo…… siempre vuelvo."