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¡Leches!
Si es que los alicantinos hemos tenido mala suerte durante toda nuestra historia.
El título de este artículo tuvo que sonar en forma de exclamación por las callejuelas y tabernas de Alicante durante mucho tiempo.
Y no es para menos.
Para un edificio bonito que teníamos..., va y llegan los franceses con medio centenar de barcos y se lo cargaron... ¡A los 23 años de inaugurarlo, con lo que nos costó hacerlo!.
Así pues, ustedes me dirán.
O es mala suerte..., o los franceses tenáin una puntería de pelotas.
Os cuento la historia, tal y como fue.
Bueno... ¡Más o menos!
Y no es para menos.
Para un edificio bonito que teníamos..., va y llegan los franceses con medio centenar de barcos y se lo cargaron... ¡A los 23 años de inaugurarlo, con lo que nos costó hacerlo!.
Así pues, ustedes me dirán.
O es mala suerte..., o los franceses tenáin una puntería de pelotas.
Os cuento la historia, tal y como fue.
Bueno... ¡Más o menos!
La lápida gafe. ¡Me dirán que no! La pusieron en el antiguo edificio del Ayuntamiento poco antes de ser bombardeado
Contaban los Cronistas de Alicante, que al fin y al cabo son los que saben de esto, que allá por el siglo XIII, el Concejo de Alicante (hoy podríamos traducirlo por Pleno Municipal) celebraba sus sesiones en San Nicolás. Ya saben, el ermitorio que consagró Alfonso X (sí, décimo, no lo olvidemos) El Sabio, al glorioso, magnífico y omnipresente Nicolás de Bari.
Eran épocas difíciles y, al parecer, hasta 1541 no hubo en las arcas municipales dinero suficiente para levantar un "edificio apropiado" para los menesteres que acostumbran a hacer los políticos.
Eran épocas difíciles y, al parecer, hasta 1541 no hubo en las arcas municipales dinero suficiente para levantar un "edificio apropiado" para los menesteres que acostumbran a hacer los políticos.
Ese primigenio edificio, construido en la Plaza Mayor (hoy podría ser, más o menos, la Plaza del Mar), tuvo que ser muy grande. Había habitaciones para cárceles públicas y un departamento cerrado con rejas de hierro destinado a la venta de carnes.
Sí.
Carnes.
No pregunten por qué, pero lo había.
Construido íntegramente de piedra maciza de la cantera de la Sierra de San Julián, en su fachada había un gran balcón de 16 metros de largo con rejas de hierro torneado. La entrada al edificio lucía una portada de mármol negro, campeando entre sus adornos los blasones de Alicante .
Vamos… ¡una joya para la época!
Salas para los tribunales y corte de Justicia, salón de reuniones, Oratorio con Crucifijo (por supuesto), departamentos de Archivos Municipales y oficinas públicas, capilla con la imagen de la Virgen de Monserrate, etc….
Podría estar horas.
Se comenzó a construir en 1541 y no se terminaron las obras hasta 1668, en que quedó concluida la torre que lo hermoseaba.
¡127 años!
Madre del Amor Hermoso.
Recuerden bien ese dato, porque están a punto de llegar las franceses.
Hasta 127 años después de iniciar los trabajos, no se colocó la lápida que aquí les pongo anunciando el fin de obra.
La “lápida gafe”, como yo la llamo.
Llegó un tahúllas, clavó la lápida con las iniciales RCII (Rey Carlos II), y todos los alicantinos tan contentos.
Bailes, música, sardinada, litros de Fondillón…
¡Y franceses!
Cientos de ellos.
Por todas partes.
El 21 de julio de 1691, sólo 23 años después de inaugurar con todos los honores el nuevo Ayuntamiento, quedó demostrado que nuestras murallas, tan bonitas y apretaditas ellas, valían menos que un caramelo en la puerta de un colegio.
Sí.
Carnes.
No pregunten por qué, pero lo había.
Construido íntegramente de piedra maciza de la cantera de la Sierra de San Julián, en su fachada había un gran balcón de 16 metros de largo con rejas de hierro torneado. La entrada al edificio lucía una portada de mármol negro, campeando entre sus adornos los blasones de Alicante .
Vamos… ¡una joya para la época!
Salas para los tribunales y corte de Justicia, salón de reuniones, Oratorio con Crucifijo (por supuesto), departamentos de Archivos Municipales y oficinas públicas, capilla con la imagen de la Virgen de Monserrate, etc….
Podría estar horas.
Se comenzó a construir en 1541 y no se terminaron las obras hasta 1668, en que quedó concluida la torre que lo hermoseaba.
¡127 años!
Madre del Amor Hermoso.
Recuerden bien ese dato, porque están a punto de llegar las franceses.
Hasta 127 años después de iniciar los trabajos, no se colocó la lápida que aquí les pongo anunciando el fin de obra.
La “lápida gafe”, como yo la llamo.
Llegó un tahúllas, clavó la lápida con las iniciales RCII (Rey Carlos II), y todos los alicantinos tan contentos.
Bailes, música, sardinada, litros de Fondillón…
¡Y franceses!
Cientos de ellos.
Por todas partes.
El 21 de julio de 1691, sólo 23 años después de inaugurar con todos los honores el nuevo Ayuntamiento, quedó demostrado que nuestras murallas, tan bonitas y apretaditas ellas, valían menos que un caramelo en la puerta de un colegio.
Su ineficacia quedó patente con la flota francesa de cincuenta barcos, mandada por el almirante d’Estrees (“el estresado”), que se acercó a nuestra bahía e intentó tomar la ciudad, disparando contra ella más de 3.000 cañonazos.
Las iglesias de San Nicolás y Santa María sufrieron importantes daños, mientras que la totalidad de las casas próximas al mar habían sido destruidas por las llamas.
Y bueno…, del nuevo Ayuntamiento renacentista, mejor no hablar.
Lo asoló por completo, quedando en pie algunas paredes y arcos interiores.
-Collons…. No ha resistido intacta ni la plaquita de Carlos II -tuvo que decir algún que otro alicantino al darse cuenta del percal.
-Jejejeje… Sólo ha durado 23 años el edificio –comentaría algún guasón.
Así pues, nos quedamos compuestos y sin novio.
Tras la huida de los barcos franceses, la carencia de recursos que sufrimos no nos permitió reedificar la Casa Consistorial. ¿Qué ocurrió? Pues que el Concejo celebraba las reuniones oficiales y demás actos públicos en una casa que se alquiló deprisa y corriendo por 150 libras anuales.
Ya ven… si el ataque francés dura unas horas más, al Concejo le toca reunirse en el burdel más cercano a la Plaza del Mar.
El 6 de enero de 1696, parece ser que los Reyes Magos trajeron a nuestras arcas algo de calderilla, y el Concejo resolvió construir un nuevo Ayuntamiento, con departamentos para cárceles en el mismo punto donde estaba el antiguo.
El edifico proyectado también era grandioso, aunque su coste se excedía bastante de los medios municipales.
¡Cosas de política!
Obtenido el permiso para iniciar la obra, el 19 de marzo de 1699 se tuvieron que comprar unas casas que lindaban con el antiguo solar para dar mayor ensanche al nuevo edificio, y que eran propiedad del Conde de Peñalva, de don Francisco Gimenez, de don Pedro Maltés y de don Esteban Blasco.Dichas casas costaron 6348 libras.
En 1701 comenzó la construcción del Ayuntamiento, que hubo de parar algunos años a consecuencia de los trastornos que experimentó el país por la Guerra de Sucesión.
Por fín, el 1 de marzo de 1760, los miembros del ayuntamiento se reunieron por primera vez en el Consistorio, que ya estaba medianamente habitable, aunque la obra no se dio por concluida hasta 1775.
Luego llegó la inauguración, de nuevo con verbenas, música, bailes, sardinada y fondillón.
Pero esta vez, los alicantinos sí tuvimos la fiesta en paz.
Fuente: Algunos fragmentos del texto han sido extraídos de "Crónica de Alicante"
Rafael Viravens y Pastor
Las iglesias de San Nicolás y Santa María sufrieron importantes daños, mientras que la totalidad de las casas próximas al mar habían sido destruidas por las llamas.
Y bueno…, del nuevo Ayuntamiento renacentista, mejor no hablar.
Lo asoló por completo, quedando en pie algunas paredes y arcos interiores.
-Collons…. No ha resistido intacta ni la plaquita de Carlos II -tuvo que decir algún que otro alicantino al darse cuenta del percal.
-Jejejeje… Sólo ha durado 23 años el edificio –comentaría algún guasón.
Así pues, nos quedamos compuestos y sin novio.
Tras la huida de los barcos franceses, la carencia de recursos que sufrimos no nos permitió reedificar la Casa Consistorial. ¿Qué ocurrió? Pues que el Concejo celebraba las reuniones oficiales y demás actos públicos en una casa que se alquiló deprisa y corriendo por 150 libras anuales.
Ya ven… si el ataque francés dura unas horas más, al Concejo le toca reunirse en el burdel más cercano a la Plaza del Mar.
El 6 de enero de 1696, parece ser que los Reyes Magos trajeron a nuestras arcas algo de calderilla, y el Concejo resolvió construir un nuevo Ayuntamiento, con departamentos para cárceles en el mismo punto donde estaba el antiguo.
El edifico proyectado también era grandioso, aunque su coste se excedía bastante de los medios municipales.
¡Cosas de política!
Obtenido el permiso para iniciar la obra, el 19 de marzo de 1699 se tuvieron que comprar unas casas que lindaban con el antiguo solar para dar mayor ensanche al nuevo edificio, y que eran propiedad del Conde de Peñalva, de don Francisco Gimenez, de don Pedro Maltés y de don Esteban Blasco.Dichas casas costaron 6348 libras.
En 1701 comenzó la construcción del Ayuntamiento, que hubo de parar algunos años a consecuencia de los trastornos que experimentó el país por la Guerra de Sucesión.
Por fín, el 1 de marzo de 1760, los miembros del ayuntamiento se reunieron por primera vez en el Consistorio, que ya estaba medianamente habitable, aunque la obra no se dio por concluida hasta 1775.
Luego llegó la inauguración, de nuevo con verbenas, música, bailes, sardinada y fondillón.
Pero esta vez, los alicantinos sí tuvimos la fiesta en paz.
Fuente: Algunos fragmentos del texto han sido extraídos de "Crónica de Alicante"
Rafael Viravens y Pastor