Rascacielos, bares de copas, restaurantes…
Ingleses, alemanes, suecos…
Alfredo Landa, por supuesto.
Y Antonio Ozores, José Sacristán y Florinda Chico alguna que otra vez.
¿Sabemos la verdadera historia de Benidorm?
Yo creo que no.
Uno de los lugares más conocidos de Alicante en el mundo entero es, por desgracia, uno de los más desconocidos para el gran público.
Os lo puedo asegurar.
Benidorm no es lo que el turismo en masa nos ha hecho creer.
La historia que envuelve a sus habitantes es una de las más originales de la provincia de Alicante.
¿Qué os parece si os la contamos?
Acompañádme al pasado más legendario de la “Mítica” Benidorm
La primera vez que descubrimos el nombre de Benidorm es en el año 1325, cuando Bernat de Sarriá funda el municipio cristiano por “envidia cochina”: para contrarrestar la mayoría musulmana que vivía en los pueblos del interior. Con anterioridad, los árabes nunca lo citaron, por lo que nos tememos que no existiera o sólo fuera un hábitat de paso para pescadores y navegantes.
Si es verdad que en época ibérica fue uno de los tres puertos comerciales que tenía nuestra provincia: Benidorm, la Illeta de Campello y el Tossal de Manises. Ese momento fue el origen del topónimo ibérico con el que se conocía ese poblado asentado encima del peñasco del TOSAL DE LA CALA, aunque el dato lo dejamos para el final del artículo.
Como hemos dicho al principio, no fue hasta comienzos del siglo XIV cuando Benidorm renace de las cenizas en las que lo convirtió el islam. Desde su fundación y hasta pasados dos largos siglos, allí no hubo más que un Castillo sin población rural. Tras esos 200 añicos de ná, poco a poco se fue habitando por pescadores que se acercaban a la zona en los meses oportunos.
Su Castillo tuvo una doble finalidad: por un lado controlar a la mayoría mora de la montaña y por otro vigilar las costas de los frecuentes ataques berberiscos.
Y es que había moros… ¡muchos!
Según censo de la época, la desproporcionalidad era enorme: 2592 cristianos (en Polop, Callosa, Benidorm y La Vila) contra 6278 musulmanes (Guadalest, Tárbena, Sella, Relleu, Finestrat y Orcheta)
En realidad, la población mora quintuplicaba a la cristiana, pues muchos moriscos vivían escondidos para evitar la “famosa” expulsión dictada contra ellos.
La cuestión es que en aquellas fechas la población de Benidorm era sólo de 16 familias. No es para menos. Los constantes ataques corsarios a su costa hacía inhabitable la zona. Desde 1410 fueron constantes…, aunque el más grave tuvo lugar en 1447, cuando capturaron a toda la población.
¡Toda!
¡Collons... no se libró ni uno!
Tras ver el "percál", su majestad el rey ordenó destruir las casas semiderruidas e integró el municipio en Polop.
Benidorm perdió su condición de pueblo independiente.
En 1666, cansados de llevar agua en cisternas hasta el pueblo, se decidió construir el Reg Major de L´Alfas, conocido como “sequía mare”, un cauce de 16 km que traía agua desde el Barranc del Salt en Polop. Se acabó el problema del abastecimiento humano y agrícola, pues con el agua del trasvase se podían regar hasta 1207 hectáreas.
Desde ese momento hasta nuestros días, empezó su crecimiento galopante. De los 4.502 habitantes en 1842 a los 69.058 de la actualidad.
Pero… ¿y qué me decís de su nombre?
En plenos Apeninos italianos, a 1660 metros de altura, existe un pequeño peñasco rocoso, aislado y alargado, llamado Benidormí. Nadie puede decir que los árabes le pusieron ese nombre al infumable peñasco porque…. ¡los árabes nunca llegaron a los Apeninos!
Se sabe que Benidorm viene de “BIN” (monte) y DORM (peñasco); eso tiene sentido porque el pueblo primigenio de la población estaba asentado en el peñasco del Tossal de la Cala.
Entonces… ¿quién o por qué le puso ese mismo nombre al pequeño monte italiano?
¿Quizá un turista?
Fuente: Juan Luis Román del Cerro.
Diario Información