ANECDOTARIO
Cremación junto al río
Con nuestro complejo occidental de ser el ombligo del Mundo, en nuestro viaje al Nepal, las vivencias dignas de mención se sucedieron unas a otras.
El día a día monotono del ciudadano mediteraneo, aparente abierto, choca con culturas ancestrales que a su vez conviven con nuestras continuas salidas de tono, involuntarias, claro.
A cualquier hora nos gustaría ser foco de atención de un guiri con cámara de fotos y cara de enterado.
Bueno, pues esos eramos nosotros.
Stupa de Bhagdaon
Llegamos a Katmandú justo el día del año nuevo nepalí. Elefantes blancos vestidos (sí, vestidos), para la ocasión, globos cargados de agua de colores que caían sobre la cabeza del más tonto (nosotros, por supuesto) y esa cara de asombro que a pesar de haber vivido mucho con nuestra treintena de años se nos ponía a cada paso.
El viento nos retuvo en Katmandú cuatro días. A punto estuvimos de cambiar de destino. Con los dos días en la India, ibamos retrasados.
Katmandú nos dejo muy buenos recuerdos.
La imagen de cobre comprada por uno de los compañeros del trekking al C.B del Everest fué adquirida en un recondito patio de un recondito pueblecito del valle de Katmandú. Este valle acoge a CUATRO millones de habitantes. El trabajo preciso del joven artista sentado sobre un pequeño taburete me asombraba. La precisión de cada golpe era magnifica. Incapaz de reprimir mi asombro y en presencia de mis compañeros y unos guiris de indefinida procedencia exclamé: ¡Ché, collons, quin artista!..... .
Mi asombro continuó al contestar el guiri más alto y barbudo: ¡Vei, ¿que fas así?.
En el más recondito patio del mundo, mi vecino durante años en la Calle Capitan Segarra, de Alacant, se encontraba ante mí. Era médico y dos años antes habia vuelto a su Mallorca. Nos saludamos y relatamos nuestros propositos: yo montaña, él viaje de novios.
No lo he vuelto a ver.
Debe seguir de médico en Mallorca.
Comercio de Verduras
Mujeres Explotadas
Templo Indú. Vaca Sagrada. Montañero y Joven Atento
Escalera al templo de SWAYMBUNATH
El olor a carne asada revolvió nuestros hambrientos estomagos, engañados por una luz que no se correspondía con nuestro reloj biológico.
Pasamos la calle camino de rio que bajaba casi seco en espera del agua monzónica. Un templo de dos pisos y unos hombre en cuclillas llamaron nuestra atención. Azuzaban una hoguera sobre la que podíamos ver un cuerpo humano en llamas. Sobresalía ( y se puede ver en las fotos) un craneo liso, chamuscado.
Los hombres hablaban.
Nosotros callamos y una mezcla de horror, respeto, curiosidad y afan por conservar aquella costumbre, nos paralizó un buen rato.
El holor a carne cambió el sentido de nuestras percepciones más intimas.
El atardecer, las cenizas de anteriores cremaciones, un grupo de patos que seguían a mamá pata, por entre ellas. Nos alejamos en silencio. La muerte es terrible. Por contra, la imagen que mis retinas mandaban a mi cerebro, me parecieron tremendamente hermosas: la paz de los familiares que rodeaban la hoguera, el sol entre las brumas del atardecer, el olor a gasoil, tan vulgar él, se volvían tesoros imposibles de reemplazar en mis recuerdos.
Pocos metros más adelante, una nueva imagen nos reclamaba.
El valle de los templos.
Katmandú es grande. Está rodeada de ciudades de todo indole.
Patan fue la antigua capital del reino, Bhagdaon y Bodnath, acogen a miles de refugiados tibetanos. Los templos induistas o budistas como Pasupatinath o Swaymbunath son verdaderas joyas, pero no es raro doblar una esquina en el valle y encontrar una estatua policromada yacente de un buda o un colorido templo indú.
Mujeres que no lo son, al estilo de las que vimos en la India, hombres autocastrados, parias que hacen levantamiento de peso con su pene a cambio de una limosna, viejos hypies adinerados, establecidos en el valle y que mandaron a paseo al ejercito USA en Vietnam controlan algunos chiringuitos de comida para turistas u organizan viajes de aventura para guiris.
Budistas, un quince por cien.
Induistas, un ochenta.
Luego musulmanes y cristianos conviven sin problemas en un totu revolutum donde sobresale siempre una fila de dientes (a veces su espacio vacio).
Katmandú es pobre, tanto o mas que Delhi, pero los nepalis, sonrien. Siempre sonrien. Salvo los mutilados sin cara por culpa de la lepra.
EL ENVOLTORIO DEL CADAVER ES UN HUMILDE LIENZO DE HOJA DE PALMA
NIÑOS MENDIGOS. TEMPLO DE PASUPATINATH.
TIPO INDU.
MANOLO Y OCA EN PLAN HIPY
CARNE SAGRADA
El fotografo real.
En Durbar Square, se ubicaba hace 25 años, el único fotografo de la ciudad. La fachada pricipal estaba llena de fotos de la famila real. La de allí, claro. El Pacha Birendra de frente y perfil, retocado sin photosop (no existía). La esposa del Pacha, los niños, hermanos, primos, etc. Hasta el hastío de fotos con embajadores, politicos, alpinistas famosos, personajes del mundo del arte internacional.
Seguimos viendo escaparates tratando de reconocer a los montañeros retratados, generalmente todos eran ochomilistas, todo un honor. Volvimos la esquina y entramos en un mundo más del día a día. Fotos del Pato Donald, Bambi, el Conejo de la Suerte, Miki Mouse, elefantitos y tigres made in Bollywood.
Y allí, enmedio, enmarcado, sobresaltado entre los inocentes dibujos, allí estaba él. Una foto del tamaño de un diario, del inigualable, cómico, patético y ridículo TEJERO. Pistola en mano, brazo en alto, intentando aplastar la libertad. Estaba en un sitio rodeado de inocencia. No se lo merecía, salvo que para aquellos inocentes nepalis era lo más parecido a Super Mario Bross.
¿Que decir del oficio más viejo del mundo?
Al regreso de la cumbre, recabamos de nuevo en el hotel Shangri-La. En nuestros desplazamientos por la ciudad utilizamos los pies, salvo un taxi para desplazarnos a Bodnath.
El taxista nos ofreció una noche de desenfreno en un lugar apartado con bellísimas jovencitas indus.
El personal del hotel era de todas las etnias que conviven en el valle y doy fé de la belleza de aquella mezcolanza de razas. Los ojos grandes de mujeres y hombres, incluso de niños, se pintan de color negro para protegerse del duro sol haciendo mas opacos sus parpados. Los pequeños ojos rasgados de las razas del norte parecían sonreir entre la pobreza y la miseria.
Me negué en rotundo antes de que mis compañeros se pronunciaran. No concibo mayor esclavitud que la de una persona obligada por necesidad a prostituirse.
NICHOS JUNTO AL TEMPLO DONDE SE UBICAN LOS CADAVERES PENDIENTES DE LA CREMACIÓN
PREPARANDO LA FIESTA EN BHAGDAON
TEMPLO.
VENTANA DISCRETA
PLAZA DE PATAN. MENDIGOS TULLIDOS, NIÑOS Y TURISTAS
Dictadores.
Tras laSegunda Guerra Mundial, los alpinistas britanicos lograron permiso para entrar en Nepal. Por entonces era una sociedad medieval, como lo era el Tibet, Buthan.
El Pacha, tenía un coche de superlujo y un chofer traídos de Europa. Nepal no tenía carreteras, ni aeropuertos, ni nada. Era una sociedad entre teocrática y medieval.
El señor era el Pacha y los relogiosos de cualquier religión, los amos.
El pueblo no era nadie. Ellos solo esperaban reencarnar. Tibet volvió a China y su legendaria esperanza de vida se duplicó en pocos años. El tren llegó a Lasha y se abrieron escuelas, universidades y centros médicos. El regimen chino ni era ni es una maravilla. Comparado con Nepal, el día y la noche.
El Dalai Lama se marchó y no pudo seguir comercializando sus grageas de excremento divino o condenando a los súbditos rebeldes a ser deposeídos de su piel, o a mandar fabricar flautas con los brazos derechos de niñas virgenes o otras lindezas de este campeón de la paz al que se le prohibe entrar en muchos paises por su apoyo al regimen nazi.
Televisión Española en tiempos del tio Paco (1960) poco nos deleitó con las peliculas rodadas por la primeras misiones Nazis al Tibet. La misión de estas expediciones era la ascensión al Nanga Parbat y la exploración de pasos por el Norte de la India, la joya de la Corona Britanica, con el fín de una vez sobrepasado el Pamir, caer por la espalda sobre los ingleses.
En 1972 comenzó a reinar una familia de Pachas, Mahendra, su hijo Birendra que murió junto al resto de su familia a manos de su hijo Dipendra. Esta sospechosa matanza llevó al poder al hermano del Pacha fallecido, Gyanendra.
Todo un caracter.
Tirano, pero reconocido por algunos paises occidentales, llevó al país a una guerra en la que solo el Partido Nacional, de tinte religioso la apoyaba. El partido del Cogreso, socialdemócrata y los dos partidos Comunistas sufrieron al tirano. Apareció una guerrilla maoista que aplasto al tirano que intentó mantener el poder restituyendo al Parlamento.
Éste, compuesto por todos los partidos incluido el Nacional más la guerrilla, pidieron la ayuda de la ONU para promover elecciones que tendrían lugar ese año.
Hoy Nepal es una Republica laica.
Les deseo paz y futuro.
Otro día hablaremos del Reino de las Nieves
EL TEMPLO MAS ALTO DE PATAN
LOS OJOS DEL BUDA
LOS TEMPLOS SAN SU HABITAT
EUSEBIO PEREZ OCA