17 abril 2008

UN PASEO POR LAS SALINAS DE SANTA POLA

Conforme vas cumpliendo años, todo cambia a tu alrededor: cambia tu aspecto, la gente de tu entorno, tu casa, tu barrio, la playa donde todos los años vuelves...
Estos cambios no son siempre para bien, sino que, con el paso del tiempo o bien nosotros mismos, se va deteriorando poco a poco.
Pero, uno de los paisajes que a lo largo de mis cuarenta y seis años apenas han cambiado, es el de las salinas de Santas Pola. Una vez sobrepasado el Hotel Rocas Blancas según vienes de Alicante, ves la extensa superficie de agua que cubre las mismas.
Conforme bajas y te pones a la altura del agua, la sensación es maravillosa; si andas atento empiezas a ver los primeros flamencos, pequeñas aves zancudas, patos, etc. todo además armonizado con unos tonos de luz, que al atardecer, son impresionantes.
Más adelante, la parada obligatoria es la Salinera para ver las montañas de sal. Y como no, en la torre de Tamarit, donde podernos ver ahora su restauración.
Siguiendo por la carretera hacia Guardamar, seguiremos contemplando la belleza de este entorno, que espero no cambien nunca.

JOSÉ M. DELTELL

 
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