30 abril 2008

FINESTRAT: UN PASEO POR SU CASCO ANTIGUO

Finestrat es el Puig Campana.
Y el Puig Campana es Finestrat.
Resulta impensable hablar de alguno de ellos sin nombrar al segundo.
Ambos conviven en un maravilloso equilibrio, frecuentemente visto en nuestra provincia: beben de sus mismas aguas, dormitan uno junto al otro, se aprovechan de los mismos rayos de sol en invierno y de sus sombras en verano.
Y es que en Finestrat, mires donde mires, siempre está presente el Puig.
Grandioso.
Rudo.
Imponente.
Misterioso.
La población ha acogido numerosas culturas a lo largo de su historia. Su cercanía a la costa y a las vías de comunicación del litoral, le ha proporcionado ser asentamiento de las distintas culturas del mediterráneo que han pasado por esta zona.
Todas las civilizaciones antiguas han dejado su aroma en este pueblo que crece mirando al mediterráneo y por ello, a cada paso, en cada rincón, se puede observar la huella de sus antepasados.
Hacia el año 1797 el municipio fue visitado por el maestro Antonio Josef Cavanilles, y en su obra “Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia” destaca la manufactura del esparto de una población de 476 almas. Posteriormente, ya en el siglo XIX y principios del XX fue importante la industria del yeso. No hay que olvidar que el pueblo se asienta sobre un cerro yesífero, y en su ladera todavía se encuentran restos de hornos dedicados a esta industria.
Sin embargo, la historia de este pequeño municipio, ni muy turístico ni muy tranquilo, es tan amplia y maravillosa que necesitaríamos un árticulo íntegro para ella.
¡Todo se andará en Alicante Vivo!
Por ahora, nos vamos a conformar con visitar sus calles, sus gentes, sus monumentos...
Acompañadme en un pequeño viaje por Finestrat.
Y por el Puig, claro.
Recordad que nunca camináis solos.
La montaña nos persiguen por cada una de sus callejuelas.

El Puig Campana. Inexcrutable. Esta montaña siempre ha tenido una extraña fascinación: desde lejos se le ve accesible y dulce... Pero, a medida que te acercas, descubres lo dura y peligrosa que puede resultar su ascensión.
La gente que ha estado arriba, dice que te sientes libre...; libre, insignificante y efímero.


Aitana.
También siempre visible...
También siempre presente....

Nuestra primera visita en el pueblo: subida al recinto de lo que antaño fue el Castell de Finestrat.

Impresionantes panorámicas desde lo alto del Castell

El Castell está en la zona más alta del pueblo. Es un recinto fortificado de época almohade que aparece en numerosos documentos fechados en el siglo XIII, y conquistado por Jaime I. En la actualidad no se pueden observar construcciones que puedan relacionarse con el Castillo Islámico, ya que ha sufrido varias transformaciones a lo largo de los siglos. No obstante, los restos del castillo subyacen en el subsuelo, bajo nuestros pies, y lo que todavía se ha preservado, es la visibilidad del enclave defensivo: un mirador desde donde se puede observar la línea de la costa hasta la ciudad de Alicante.

¡Curiosa ermita en el centro del Castell! ¿Qué sera....? La conocemos gracias a los textos: en ellos se cita la existencia de una pequeña iglesia erigida tras la conquista del pueblo por las tropas cristianas. En su origen fue una modesta capilla que constituía la última estación de un Vía Crucis, donde se custodiaba una imagen del cristo crucificado, que se trasladó desde la iglesia. En 1925 se construyó esta pequeña ermita con ciertos destellos modernistas en su fachada y de sencillez de su alzado.

Calles empinadas, asfalto adoquinado, aceras estrechas, calzadas por las que apenas pasa un coche... Finestrat guarda todo el encanto de la vida tranquila de un pueblo. La gente es amable y sonríe.
Magia en estado puro.
Casas abiertas de par en par, mujeres hablando de ventana en ventana...
Todo como antaño...
En ocasiones, no hay que pedirle nada más a la vida para ser plenamente feliz


Construida extramuros según reza su orden de fábrica, la iglesia parroquial de Finestra se consagró el 24 de agosto de 1751 en honor de Sant Bertomeu, patrón de la localidad. Su construcción debió comenzar a mediados del siglo XVII, a tenor de las cerámicas recuperadas en la cripta de la iglesia, fechables en torno a esta centuria. De estilo barroco, su fachada es lisa y austera influida por los primeros compases de un incipiente todavía neoclasicismo.

El Ayuntamiento, junto a la Iglesia de San Bartolomé

La primavera siempre es maravillosa en nuestra provincia: una explosión de luz, color y aromas. Sin embargo, en Finestrat, dicha explosión es abrumadora. El olor a jazmín y rosas, y la mezcla de tonalidades rojas, amarillas y verdes de las flores por sus empinadas callejuelas, es una de las sensaciones que todo alicantino debería sentir antes de morir.

Nuestra última visita antes de partir: la Font del Molí.
Es entre las numerosas fuentes del término de Finestrat, la más importante. Las primeras ordenanzas que se conocen para la regulación de sus aguas datan de 1851, aunque hoy en día se rigen por las ordenanzas establecidas en 1926.
La Font del Molí tiene 15 caños siendo el central mayor que el resto y proporciona un caudal de 20 litros por segundo, media establecida en los últimos años. Su construcción incluye un acueducto subterráneo, galería o cavón que parte desde el manantial donde fluyen las aguas en dirección lateral al Barranc del puerto o Barranquet del Molí, y otro acueducto subterráneo, que partiendo del mismo barranco, en dirección transversal del mismo, termina en la parte lateral izquierda donde se encuentra una galería subterránea de 300 metros.
De época islámica todavía se conservan dos tramos de acueducto que alimentaban los molinos que todavía se pueden observar en sus inmediaciones.


info: Parte de la información de Finestrat ha sido extraída de la web de su Ayuntamiento. Muchas gracias por la colaboración prestada. Esperamos que les guste el resultado.

 
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