24 abril 2008

"EL PRINCIPITO" VISITÓ NUESTRA CIUDAD

"Este es para mí el paisaje más hermoso y el más triste del mundo. Fue aquí donde el principito apareció sobre la Tierra, desapareciendo luego.
Mirenlo atentamente para que sepan reconocerlo, si algún día, viajando por Africa cruzan el desierto. Si por casualidad pasan por allí, no se apresuren, se los ruego, y deténganse un poco, precisamente bajo la estrella. Si un niño llega hasta ustedes, si este niño ríe y tiene cabellos de oro y nunca responde a sus preguntas, adivinarán en seguida quién es.

¡Sean amables con él!
Y comuníquenme rápidamente que ha regresado.
¡No me dejen tan triste!"

Antoine de Saint-Exupery. "EL PRINCIPITO"


Aún hoy, muchos alicantinos desconocen que Antoine de Saint-Exupéry, el escritor de una de las novelas más bellas de todos los tiempos (“El Principito”), visitó nuestra ciudad en dos ocasiones.
Acompañádme y os cuento la historia.

La verdad es que Antoine siempre fue un personaje complejo.
Nacido en 1900, sus biógrafos siempre han dicho que fue un mal estudiante; algo curiosamente irónico, ya que Exupéry ha pasado a la historia como una de las plumas más brillantes de todos los tiempos.
De niño ingresó en un colegio de los Jesuitas, en el que los profesores (muy hábiles en estas cosas) lo tenían catalogado como indisciplinado, soñador y poeta.
Con 17 años, se trasladó a París, la capital del mundo en todo… incluso en conflictos bélicos.
No se puede decir que Antoine aprovechara demasiado sus años de estudiante: fue denegado su ingreso en la Academia Naval y se empeñó en estudiar Arquitectura, aunque abandonó la carrera poco tiempo después.
De una cosa sí estamos seguro: era un enamorado de la aviación francesa, que tenía como héroe a Didier Dauret.
Su pasión fue también su muerte…, aunque será mejor que no adelante acontecimientos.
En abril de 1921, nuestro protagonista debía marchar a cumplir con su servicio militar y eligió, como no, la Aviación, que lo destinó a Casablanca (ojo, no la de EEUU).
Cinco años más tarde, en 1926, consigue el título de piloto de transporte. Es en ese momento cuando visita Alicante.
La vida de Antoine comenzaba a ser aventurera e intrépida.
Viajes por todos los lugares del mundo, odiseas sin fin en los albores de la aviación comercial y la publicación de sus dos novelas más famosas: “Vuelo Nocturno” y “Dos Hombres” (que luego se llamaría “El Principito”).

En una hoja de papel de ”La Ibense, Fábrica de Helados Finos. Casa Central en Rambla de Méndez Núñez, 4”, Antoine de Saint-Exupéry se dirigía a su amiga Rinette en noviembre de 1926. Al parecer, sentía la necesidad de contarle el accidente que le había llevado a aterrizar en Alicante: “Tenía los mandos bloqueados, sin latitud. Vi la barrera tan segura que con un lápiz escribí RUPTURA.BUSCADLA. Pero no pude evitar el choque. No quería que me acusaran, en caso de fallecer, de matarme por imprudencia”.
Pero no sabemos más cosas de aquella primera visita “accidentada”
Por suerte, Antoine regresó a Alicante unos meses después. “Hace un tiempo espléndido. Alicante es el punto más cálido de Europa, el único lugar del viejo continente en el que maduran los dátiles. Me paseo sin abrigo, maravillado de esta noche de Las Mil y Una Noches, palmeras, estrellas cálidas, y un mar tan discreto que ni se le oye ni se le ve, apenas se le adivina”.
Era el 2 de enero de 1927.
Y también con papel de la heladería La Ibense, le escribía a su amiga Rinette. “Continua el buen tiempo, pero me siento un poco melancólico a causa de mi estómago. He probado todos los horrores que ofrecen las terrazas de los cafes. Empecé por una docena de pulpitos. Continué con un pastel que van cortando a trozos de un bloque grande. Desde el exterior hace muy buen efecto. Del interior es menos divertido. Acabo de hacerme fotografiar en nobles poses por tres fotógrafos ambulantes (…)Me reclino en las palmeras. ¡Qué estilo! Después voy a dar un paseo al mar”

Nunca más se le volvió a ver por nuestra tierra.
El 29 de julio de 1944, un enfermo y maltrecho Saint-Exupéry recibía órdenes de los mandos aliados para que abandonase sus trabajos de fotógrafo aéreo. La respuesta del aviador, ya condecorado con la Legión de Honor fue clara: “Imposible. Me quedaré con mis compañeros hasta el final”
Dos días después, despegaba para realizar un reconocimiento sobre Grenoble.
Ya no volvería.
Nunca se encontró ni su cuerpo ni su avión en el desierto.
Algunos piensan que se fue, del mismo modo que en su novela, al planeta del Principito




info: EMILIO SOLER DIARIO INFORMACIÓN

 
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