25 marzo 2008

LA SANTA FAZ (II): UN PASEO POR SU HISTORIA

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Para comprender la fervorosa celebración de la Romería de la Santa Faz, tenemos que viajar en el tiempo a aquel 17 de marzo de 1489.
Según la leyenda, una húmeda lágrima resbaló sobre la textura del lienzo, señalando para la posteridad que el barranco de Lloixa debía ser su estancia definitiva en forma de iglesia y monaterio.

Llaves del tabernáculo donde se guarda la reliquia, que están al cuidado del Ayuntamiento y que son utilizadas, tras el acuerdo del Pleno Municipal, por el Concejal Síndico. La otra pareja de llaves permanece en el Monasterio

Sujeta siempre a los requerimientos humanos, la reliquia traída de Roma por Mosén Pedro Mena a la parroquia de Sant Joan, enarboló desde sus primeros días como protección divina frente al eterno azote de estas traumatizadas tierras: la maléfica pareja formada por la escasez agotadora o la abundancia incontenible de agua, la sequía y la riada.

El agua, pues, signó la condición pública de una costumbre, atendida por muchos como devoción, hasta el punto que las ferias desarrolladas al calor de la visita anual establecida mostraban el despliegue de la mejor alfarería agostense utilitaria en forma de cántaros, arcaduces, botijos y picheles de barro blanco. Un guiño a la madre naturaleza para que domeñara al líquido elemento.

Se quiere celebrar la llegada del año 1900. El alcalde reclama la asistencia de los concejalas para conducir la reliquia, desde la Iglesia de la Misericordia, a la Colegial de San Nicolás.

Pero ni aún así. La riada bañó en muchas ocasiones los muros de un templo que comenzó con treinta y cuatro metros de planta hasta que en 1749 adquirió la condición actual. Y la sequía, más contumaz, igualmente se empecina en no abandonarnos.


Reproducción de la nave "Victoria", donde navegó Juan Sebastián Elcano, ofrecida como ex-voto en 1944, cumpliendo la promesa hecha por el marino en 1526 (Sánchez, AMA)

Especialmente bajo tres fórmulas devocionarias es atendida la influencia de la Santa Faz por los alicantinos y habitantes de la comarca. La anual romería, acontecida cada 17 de marzo hasta 1752, en que pasó a efectuarse el "primer jueves de Dominica in albis"; los ex-votos ofertados tres curaciones o favores divinos de todo tipo y las procesiones en rogativas que podían conclir en el traslado de la reliquia a San Nicolás.

Al año siguiente del IV Centenario y tras haberse visto libre Alicante de una epidemia que asoló la comarca, se celebró una misa en el "cerro de los Ángeles" como acción de gracias.

De manera que la reliquia procesionaría milagrosa contra la sequía, la plaga de langosta, la fiebre amarilla, el cólera morbo, los terremotos, la mala salud del monarca, o dando gracias por el abastecimiento del agua potable, la llegada del siglo XX... En una palabra, como último recurso ante los imponderables de los que ella tampoco quedó libre, por aquellos tiempos en que la controversia en tales asuntos subía a los primeros planos. Como cuando a raíz de que la ciudad solicitara de la Santa Sede la concesión de "rezo propio" para el lienzo verónico, lo que implicaba el reconocimiento de su atenticidad, el deán de la Colegiata de Alicante, Manuel Martí, se alineara con quienes exigían mayor abundancia de pruebas para el definitivo crédito al origen sagrado, prolongándose la polémica hasta mediados del siglo XVIII

La romería de 1944 contempló cómo la Marina Española, tras el rescate que de la promesa fijada en el Testamento de Juan Sebastián Elcano, hiciera Guillén Tato, peregrina hacia el caserío portando la maqueta de la nave.

Pero siempre tuvo el lienzo un respaldo claro en los diversos y sucesivos responsables municipales, no en balde la proclamación de Alicante como ciudad por parte de Fernando El Católico es contemporánea con el establecimiento del culto público para la reliquia y el Concejo Municipal sostenía iglesia y convento y estableció los estatutos que regulaban el patronazgo señalando su régimen de convivencia con la ciudadanía alicantina.

La parada en la finca "Lo de Die". Un momento para el descanso en casa de quien fuera Custodio en 1885 representando a los hacendados de la huerta (Sánchez, AMA)

No obstante, el soporte universal procede inequívoco y multitudinario de una aceptación popular, amplificada en los tiempos modernos a límites que trascienden lo estrictamente religioso, lo puntualmente votivo e, igualmente, va más allá de un día de campo, fiesta y romería para asueto merecido de las gentes, cristalizando en señas de identidad para unas poblaciones necesitadas de un referente que les procura signos comunes.

El agua, siempre presente en la historia de la Santa Faz. Y la alfarería de Agost que responde a las necesidades de los romeros. Blanca cerámica para botellas, cantarellas y botijos comprados para uso y recuerdo.

Una parada en Vistahermosa, 1942, recibiendo el reconocimiento religioso y popular.

En este mueble ubicado en el museo de la Diputación quedó guardada la reliquia durante dos meses de 1936. Un chófer municipal y el pedáneo del caserio la llevaron a la Diputación, motivando la expresión del alcalde Lorenzo Carbonell: "Aixó es un sagrat del poble".

"Ir andando a la Santa Faz" suele ser promesa habitual entre los fieles alicantinos. En muchos casos el esfuerzo prometido adquiere otros caracteres profundos, más allá del simplemente físico.

Los traslados del lienzo verónico siempre han concitado la atención y el fervor. Esta imagen captada en 1944 nos lo muestra expresivamente (Sánchez, AMA)

La reliquia es objeto de un protocolo muy estricto que modernamente cumplimenta el Secretario General del Ayuntamiento y que tiene su origen remoto en el Decreto de 1636 regulador del ceremonial (Sánchez, AMA)

1960. La comitiva sale desde el Ayuntamiento, en la plaza de la Santa Faz (Goyo, AMA)

Una vez restaurado el Monasterio, el traslado de 1942 levantó la expectativa que se comprueba en esta panorámica al paso por la Calle Virgen del Socorro (Sánchez, AMA)

Los caminos de la Huerta que llevan al caserío. Nacen en San Vicente, San Juan, Los Ángeles y San Nicolás. Éste atraviesa la Puerta de la Huerta o flanquea la ermita del Socorro. Todos prosiguen al amparo de la loma Reona y del garbinet, Orgegia y finalizan en el "Barranquet" (Sánchez, AMA) 1942.

Los Caballeros Custodios, en la tradición siempre adscritos a la clase de hacendados de la huerta, permanecerán junto a la reliquia, cada vez que sale de su camarín, para dar testimonio de que no ha sido manipulada. 1946 (Sánchez, AMA)

Los romeros concluyen el camino con la obligada comida que reune a amigos, peñas, asociaciones, etc..., a la sombra de la Torre del Monasterio, si bien cada vez con menos espacios de campo abierto para disfrutar de la celebración (AMA)

Fuente:
Jose Antonio Martinez Bernícola
"Memoria Gráfica de Alicante y Comarca"

 
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