La estación de ferrocarril de Alicante ha sido, desde mediados del Siglo XIX, el principal motor económico y urbano de la ciudad. Visitantes, industria, comercio... casi todo ha llegado subido a sus vagones. Sin embargo, su existencia ha significado la aparición de una complicada brecha que separó permanentemente Benalúa y San Blas, y ahora La Florida y los PAU´s.
La aparición del Puente Rojo fue el primer intento de coser esta ciudad partida en dos, para solidarizar los tejidos urbanos del norte y del sur, y acercar a esos vecinos cercanos, pero desconocidos, así como evitar el tránsito pasante por el interior de la ciudad creando una circunvalación, que fue la Gran Vía.
Hoy, parece que este problema empieza a tocar a su fin, y vivimos la cuenta atrás de un deseado soterramiento de las vías del tren, que nos llevará a la oportunidad más importante y ambiciosa de la historia de la ciudad desde el derribo de sus murallas.
Según el modo en el que la ciudad tome las riendas de esta ocasión, podremos realizar el mayor acierto que se ha hecho en Alicante, o el mayor desastre.
Sirvan como reflexión las siguientes cadenas de imágenes, que nos llevan del pasado al presente, y de ahí, al futuro. Su detenida observación seguro que hace plantearse al lector que estamos ante una ocasión de no repetir errores del pasado, y por una vez, apostar por la ciudad.
LA ESTACIÓN
La fachada original de la Estación de MZA. Una columnata y escalinata historicista daba la bienvenida a la ciudad. Desde el exterior se podía ver la espléndida cubierta del edificio: la versión ingenieril y maquinista de la estación. Una dualidad arquitectura-ingeniería que se dio en las primeras estaciones de ferrocarril de todo el mundo hasta que comenzó a crearse una tipología propia y se logró el equilibrio.
La fachada de la Estación de RENFE en la década de 1980. Se había desfigurado y tratado de "actualizar" destruyendo la fachada original del Siglo XIX, a cambio de una propuesta nefasta. El monumento a la libertad de expresión, entonces lució frente a la propia estación como fue ideado, pasando los vehículos bajo el mismo, a modo de "puerta" o "arco del triunfo".
La fachada actual de la Estación de Adif. La modificación de los ochenta fue tan mala que en la década de 1990 se decidió renovarla de nuevo. La fachada se revistió de granito, y se colocaron dos grandes planos acristalados que reflejan la escena urbana, y diluyen la potencia del edificio en el conjunto, pasando de ser protagonista a ser un mero acompañamiento a veces desapercibido tras el tráfico. Su interior alberga pabellones y una estructura metálica en la cubierta de alto interés arquitectónico, por su valor como patrimonio y arqueología industrial. Estación propuesta por Vialia para la futura terminal intermodal de Alicante (Autobuses, trenes regionales y cercanías, Alta Velocidad y tranvías urbanos). Se trata de un horrendo centro comercial implantado en plena avenida de Salamanca. El gigantesco volumen sería el edificios más grande de la ciudad, y tendría una escala que anularía la aproximación real de un gran parque en el soterramiento hasta el propio centro urbano.Además de esta estación, varias edificaciones y torres de viviendas salpicarían el parque urbano. EL SOTERRAMIENTO
En sus inicios, la zona de vías posterior estuvo salpicada por pabellones ferroviarios donde vivían los maquinistas y operarios. También hubo rotondas para las locomotoras, talleres, almacenes de vagones... La ciudad acababa aquí, y en el entorno sólo alguna industria como el silo y la fábrica de Harinas Magro apareció en el paisaje. Cuando la ciudad creció de un modo exponencial en la década de 1960, comenzó a acercarse a la zona de vías, sin un planeamiento existente que definiera cómo debería ser ese encuentro ni esa sutura. Esto ha provocado que hoy se haya convertido en un lugar residual y desastroso.
Aparece "La Colmena" en el skyline, un hito que será protagonista de cualquier escena urbana en el entorno de ahora en adelante.
Con la llegada de los años ochenta, el límite ciudad-estación se hace cada vez más complicado. El tráfico rodea a la estación. Los edificios crecen a su alrededor, y la terminal pierde peso en el conjunto urbano, quedando asediada por los cuatro flancos. En la actualidad, su entorno ya ha dado la batalla por perdida y no plantea ninguna participación en la ciudad. Conociendo su destino y el veredicto de ejecución, la Estación sólo espera el momento de ser demolida para volver a ser reconcebida. Aparecen aparcamientos en superficie, se desmantelan pabellones centenarios... y el paisaje urbano aguarda ansioso conocer el destino de esta amplia extensión de terreno. Este podría ser el futuro del soterramiento, con una estación subterránea, y un acceso desde el centro urbano al gran parque central, que llegara hasta Rabasa y la Vía Parque... Si por una vez, en Alicante se decidiera invertir en ciudad, y no en centros comerciales, edificios de viviendas... Es la última gran oportunidad de la ciudad para conseguir un gran pulmón verde... La propuesta ha sido elaborada dentro del interesante taller de ideas Alacant After Sun.
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