El actual San Vicente del Raspeig hunde sus raíces en la primera mitad del siglo XVIII, más concretamente en 1733, con la construcción de la antigua ermita de San Vicente Ferrer.
En torno a ella surgieron edificaciones aisladas que el cabildo de la ciudad de Alicante planificó, desde 1744, con la calle Mayor como eje vertebrador de la incipiente urbanización de la zona.
Desde entonces, San Vicente ha experimentado un proceso de crecimiento demográfico continuo, acompañado de una diversificación de las actividades económicas y la consiguiente creación de una trama urbana nucleada en torno a la actual Plaza de España.
Sin embargo, dicho crecimiento poblacional fue moderado a lo largo del período de 1875 a 1939, cercano incluso, en algunas etapas intercensales, al llamado "ciclo demográfico antiguo". El censo de 1877 registró una población de 3683 habitantes en tanto que el de 1930 alcanzó los 4978 habitantes.
Día de mercado, en el año 1920. El mercado se celebraba tradicionalmente en la Calle Mayor, los domingos por la mañana, desde el siglo XVIII (Revista El Raspeig)
Paulatinamente, el tradicional predominio del poblamiento disperso fue dejando paso a una mayor concentración de la población en el casco urbano. La menor incidencia del sector primario con el progresivo aumento de las actividades terciarias y, especialmente, la creación de infraestructuras y servicios educativos y sanitarios en el núcleo urbano, fueron los factores que motivó este desplazamiento significativo de habitantes desde las partidas rurales a la población.
La construcción de casas de veraneo en el término de San Vicente fue muy acentuada en las primeras décadas del siglo XX. Los alicantinos propiciaron las edificaciones atraídos por el clima y la cercanía a la capital. Aquí vemos "Vila Filo", del comerciante en abonos químicos José Carrascosa (Revista El Raspeig)
El perímetro urbano se extendió desde el callejero tradicional (con nombres populares como Carrer Major, Forn, Teixidors, Madrid, Venta...) hacia los ejes de las calles Lillo Juan (Calvari), carretera de Agost y Ancha de Castelar. Las viviendas tradicionales de dos plantas en el casco antiguo dejaron paso a las de una planta con patio interior (adaptadas a las necesidades de labradores y carreteros, primero; y de obreros y artesanos industriales, despues).
Estación ferroviaria de la línea MZA, que fue inaugurada en 1858 por la Reina Isabel II (Revista El Raspeig)
Desde 1858, el municipio estuvo comunicado por ferrocarril con estación propia en la línea Madrid-Zaragoza-Alicante. Pero fue la nueva carretera San Vicente-Alicante, inaugurada en 1873, el soporte fundamental de los nuevos flujos económicos y de las relaciones cada vez más fluidas con la capital.
Así lo demostraron autoridades y vecinos que requirieron frecuentemente de la Diputación Provincial la conservación y reparación del vial.
Al lado de dicha carretera se construyó en 1887 la "Cerámica Alicantina" (conocida popularmente como "El Teular de Ferrer") que marcó el comienzo de la historia de la industrialización en San Vicente del Raspeig.
"Carrer Madrid", que tomaba esa denominación porque conducía por la partida de la Cañada y Alcoraya hasta la carretera de Madrid (Revista El Raspeig)
Durante este periodo, además, el valor estratégico de la localización del municipio adquirió su verdadera dimensión con la construcción de la carretera a Castalla, en la década de 1890-1900, y las carreteras a Agost y San Juan, entre 1900 y 1910. Se superó así la histórica incomunicación con la comarca de la Foia de Castalla.
La proximidad a la capital contribuyó sin duda a dotar a San Vicente de infraestructuras propias de una población desarollada para la época: el alumbrado eléctrico se instaló en 1882; se nivelaron y urbanizaron las vías públicas en 1894; en 1905 se inauguró la línea de tranvías; entre 1915 y 1917 se instaló el agua potable; el tranvía se electrificó en 1924; la fábrica denominada "Compañía Alicantina de Cementos" funcionó desde 1925...
Comercio situado en la Calle Mayor y dedicado a la joyería y platería, propiedad de Joaquin Tortosa. Fundado en 1860, fue también estación telegráfica en 1920 (Revista El Raspeig)
La configuración urbana siguió las líneas básicas vertebradas en torno a los ejes de comunicación: carreteras de Alicante a Castalla, de Agost, de la Cañada y del Palamó. La Calle Ancha de Castelar, bordeada en parte de residencias veraniegas, se proyecta como la línea básica de la evolución urbanística. Las industrias y los talleres se localizaron en torno a la carretera de Alicante y en las proximidades de la estación de ferrocarril.
Calle La Venta, que recibió esta denominación de una primitiva venta que hubo allí a principios del siglo XIX (Revista El Raspeig)
Calle de Alicante y Ancha de Castelar, al fondo. El tranvía eléctrico servía de enlace con Alicante y era utilizado por los sanvicentinos para acudir a sus trabajos. 1925 (Revista El Raspeig)
Cenador de una finca propiedad de León Dupouy, que aparece rodeado de su familia. Obsérvese sus características, que denotan una influencia colonial (Revista El Raspeig).
Plaza de España. Fachada de los dos edificios más emblemáticos: el Ayuntamiento y el Café España, uno de los más antiguos de la localidad, cuyo origen remonta al último cuarto del siglo XIX (Revista El Raspeig)
Calle de Cánovas del Castillo, en cuyo número 1 se encontraba la tienda de comestibles de "Nela", comercio fundado en los años 20 (Revista El Raspeig)
Villa Margarita, residencia veraniega construida en 1910 de influencia eclecticista. La belleza de esta finca fue deteriorándose por el abandono y los hurtos producidos en los años 80 (Revista El Raspeig)
El tranvía de mulas fue el primer vehículo de tracción animal que circulaba sobre raíles, realizando el trayecto Alicante-San Vicente, desde 1890
La industria de la cerámica abasteció de trabajo durante el siglo XIX y XX a los sanvicenteros, tanto en la fabricación de tejas y ladrillos como en el transporte de matria prima y productos acabados. ("La Cerámica", en la Geografía de Reino de Valencia, de Figueras Pacheco)
La Plaza de España ha sido y es el centro de atracción de la población, así como lugar de recreo para los niños, que han utilizado sus diferentes estructuras arquitectónicas para desarrollar sus juegos.
Fachada de la Iglesia Parroquial de San Vicente. El templo fue finalizado en 1803, como reza una lápida situada en su fachada (Geografía del Reino de Valencia, de Figueras Pacheco)
La antigua Plaza de la Constitución conservaba su fisonomía propia de poblaciones pequeñas y sin influencias externas. Obsérvese la Calle de Salamanca, cerrada la casa abadía y la inexistencia de la fuente, que fue regalada por Vicente Lillo Juan en los años 20.
A partir de 1940, el crecimiento demográfico de San Vicente se aceleró considerablemente con dos etapas diferenciadas: la primera comprende desde 1940 (6493 habitantes) hasta el 1960 (8951 habitantes); y la segunda desde 1960 al 1991 (30.119 habitantes).
Las cifras hablan por sí mismas. En el censo de 1970 se alcanzaron los 16518 vecinos lo que suponía prácticamente duplicar la población en tan sólo diez años. En las dos décadas siguientes (1970-1991) el crecimiento absoluto, en porcentaje, fue del 82,3%
El crecimiento de la población ha provocado profundas transformaciones urbanísticas que han sido la parte más visible de otros cambios sociales y culturales. Al calendario festivo tradicional se añadieron las fiestas de Hogueras y de Moros y Cristianos. Las manifestaciones de la cultura autóctona han dado paso a un sincretismo donde conviven las dos lenguas oficiales, las tradiciones propias con las importadas desde las autonomías de origen de los nuevos sanvicenteros.
Como se puede apreciar, en los años 40 seguían siendo las calles de tierra batida y gravín, hasta que ya en los años 60 se procedió a asfaltarlas.
El plano urbano experimentó progresivos y significativos cambios: en el centro se abrió una nueva avenida que enlazó la Calle Ancha con la Plaza de España en torno a la cual se estructuró el centro de la ciudad. En general, el municipio creció en todas direcciones, siempre que no existiera una barrera como la vía del ferrocarril, la fábrica de cementos u otras instalaciones industriales.
En el siglo XX se produjeron dos grandes nevadas: en 1954 y 1958. La segunda, a la que pertenece la foto, fue un acontecimiento extraordinario en la historia de la población.
Como en otras poblaciones, el modelo urbanístico de ciudad-dormitorio se hizo realidad. Después de una primera fase (décadas de 1950 y 60) donde continuó la construcción de viviendas unifamiliares de una planta, se construyeron torres de varios pisos cuyo aspecto y calidad de edificación repite los esquemas básicos del modelo desarrollista español de los años 60.
En el extrarradio se edificó, en 1967, el conjunto de edificios de la Colonia Santa Isabel. Igualmente, se inició la planificación de las futuras áreas residenciales de Haygón y Sol y Luz.
El proceso de planificación urbana no siguió unas pautas lógicas. La Calle Ancha de Castelar, más que un eje vertebrador, se convirtió en una barrera que separaba dos zonas urbanas bien diferenciadas. La prolongación de la actual Avenida de la Constitución hasta la PLaza de la Santa Faz, pese a las polémicas suscitadas, ha posibilitado la integración de la trama urbana del municipio. Por otra parte, la apuesta decidida, por motivos puramente especulativos, de la edificación en altura, ha provocado una imagen hasta cierto punto caótica donde coesxisten las viviendas tradicionales junto con edificios de pisos. En el mal llamado PGOU no se detectó las futuras necesidades de un municipio en crecimiento. Ya en la década de los 60, resultaba evidente la falta endémica de infraestructuras eductivas, socioculturales, sanitarias y de servicios.
Terrenos pertenecientes al antiguo aeródromo de Rabasa, donde se instalará posteriormente el Centro de Estudios Universitarios, en los años 60
La especulación del suelo no se limitó al áreaurbana y se ha generalizado en el campo sanvicentero el fenómeno de la segunda residencia, en urbanizaciones y chalets. Algún intento planificador del área rural ha tropezado con la presión social de quienes buscaban edificar eludiendo la normativa legal. Por el contrario, la delimitación de los PGOU y los planes parciales de las zonas de uso industrial puede calificarse de positiva.
Este periodo desarrollista ha venido marcado también por la progresiva liquidación del patrimonio cultural urbano, cuyo hito más significativo fue la desaparición de la finca y parque Lo Torrent. Esa falta de sensibiliad hacia la conservación de unos mínimos signos de identidad urbana ha sido y es la principal asignatura pendiente de los sucesivos equipos de gobierno municipal.
Desde el Cercle D´Estudis Sequet Pero Sanet, han reivindicado la conservación del aljibe de la antigua casa abadía, de principios del siglo XVIII, como una de las últimas oportunidades de salvaguardar una muestra de nuestro patrimonio arquitectónico.
El Gobernador Civil Miguel Moscardó visita San Vicente, en marzo de 1960, para inaugurar un grupo escolar, acompañado de las autoridades locales, civiles y religiosas, así como de la Guardia Civil y del inspector de Enseñanza Salvador Escarré.
Edificio destinado a escuelas de Instrucción Pública, fue utilizado con anterioridad para la Casa-Cuartel de la Guardia Civil, durante el siglo XIX y XX (Archivo Información)
Desde el siglo XIX y de padres a hijos, los ascendientes de Modesto Botella fueron trasmitiendo el oficio de herrador, en el mismo edificio de la calle de Castelar, aunque haya cambiado mucho su arquitectura.
El templo parroquial ha tenido varias remodelaciones a lo largo de su vida. El garage que aparece en la fotografía contenía, hasta su desaparición, el Paso del Nazareno y la carroza del mismo que se utilizaba en las procesiones de Semana Santa (Vicente. Archivo Información)
La Fábrica de Cementos, denominada en un primer momento "El Calamar", ha dado trabajo a multitud de personal autóctono y alóctono, desde su fundación en los años veinte hasta la actualidad (Ginés. Archivo Información)
El aspecto urbanístico de San Vicente ha cambiado enormemente en las últimas décadas y sus primitivas estructuras de una sóla altura han dado paso a elevados edificios que condensan numerosas viviendas en pocos metros cuadrados. Foto de los años 70
Fachada del antiguo cine de verano "El principal", uno de los tres que entretenían las cálidas noches veraniegas de los sanvicenteros.
La fuerte presión urbanística ha ocasionado un crecimiento marcado por la especulación y la desaparición de las formas tradicionales de vivienda, de las que apenas quedan restos.
El Plan General de Ordenación urbana debería haber conservado el escaso patrimonio urbanísitico que todavía sobrevive, a duras penas, en San Vicente.
Fuentes:
CESS (Carmelo Blay, Lola Carbonell, Vicente Millán, José Miguel Santacreu)
Memoria Gráfica de Alicante y Comarca
Diario Información
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