GALILEO....

El 7 de enero de 1610, Galileo Galilei dirigió hacia la Luna el extraordinario objeto que acababa de inventar: el telescopio.

¡Qué maravilla!
En una sola noche de observacion, acabó con más de mil años de falsas afirmaciones y mitos.
La luna no era una bola lisa y perfecta, pulida como el cristal, y refugio de las almas atormentadas. Era una esfera accidentada, irregular, recubierta de crateres, valles y montañas.
Galileo estaba emocionado y sobrecogido por su descubrimiento.
Noche tras noche, dirigía su telescopio hacia las estrellas.
¡Sorpresa!
La Via Lactea no era el rastro de leche dejado por el seno de una diosa superior, sino un conjunto de miles de millones de estrellas.
Jupiter... ¡qué descubrimiento!.
Estaba rodeado de 4 lunas parecidas a la nuestra.
Pero irá más lejos.
Como Nicolás Copérnico, osó afirmar frente a los sacerdotes, que la Tierra no era el centro del Universo, sino el Sol.
Pero la Iglesia, nunca ha estado preparada para que la gente la desafíe.
En 1633, condena al sabio y lo obliga a declarar que está equivocado.
Galileo dirá: “Pero es que la tierra gira....”