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Don Joaquín Rico y Soler, de familia aristocrática, nace el año 1816. No se ha encontrado su partida bautismal en el registro parroquial, pero lo que si se sabe es que fue bautizado el día de la Virgen del Patrocinio en 1816. Sus padres fueron Joaquín Rico Berat (de Penáguila) y Josefa Soler Rico (de Castalla). Ambos eran sobrinos del que fuera obispo de Teruel, Don Félix Rico, allá por los años 1781.
Don Joaquín Rico tenía unos tíos sacerdotes, hermanos de su padre, que bajo su fe cristiana caritativa, atendían a todos los necesitados en la Casa Grande bajo el rótulo: “Posada para todo transeúnte”. De este modo, fue educado bajo el seno de una familia acomodada y de profundas raíces cristianas.
Estudió en el Colegio de Nobles de Valencia, fundado por San Ignacio de Loyola, cuya sede años más tarde sería ocupada por el convento de San Pablo y en la actualidad por el instituto Luís Vives. Allí eran educados los hijos de los nobles mediante los saberes de la época, aprendiendo “danza a la española”, música, montar a caballo e incluso el más perfecto uso de las armas, propio de los caballeros de la época.
Cada tres años, el Colegio daba a conocer a la sociedad valencia todo lo que aprendían sus excelentes alumnos organizando una fiesta, en la que los alumnos mostraban todos los conocimientos que habían adquirido de las diferentes ramas del saber.
Una vez concluyó esta etapa educativa, cursó en Valencia la carrera de Derecho.
Será con su amigo Antonio Cabrera (pintor del que se conservan en la iglesia de Penáguila dos cuadros en el presbiterio), con el que iniciará su proyecto del Jardín de Santos en Penáguila.
Con tan sólo 25 años de edad, empezó a construir el jardín con la ayuda de Cabrera, terminando la construcción diez años después.
Para la creación del jardín se basaron en los múltiples dibujos que Antonio Cabrera hacía de todo aquello que a los dos les impresionaba en sus múltiples viajes: Sevilla, Granada, Córdoba, Aranjuez, La Granja, “els Jardins de Julià i Parcent"...
Empezada esta empresa (de 2800 metros cuadrados), trazó un camino de cipreses desde la zona posterior de su casa.
EL JARDÍN
Al final del grato paseo desde su casa, nos encontramos con una puerta de hierro, al estilo de los patios andaluces, que nos invita a pasar al refrescante oasis.
Entrando a la izquierda, nos encontramos con la casa de recreo de un azul resplandeciente y con amplios balcones.
Una vez hemos pasado la casa, se accede a una “pérgola” coronada por cipreses y en el centro de la misma un cenador presidido por una Venus que admira con delicadeza el suave aroma de los rosales de Borneo. Pero aquí no queda todo, a continuación nos encontramos con el invernadero, donde se guardaban durante los largos meses invernales las macetas de plantas delicadas: una colección de Begonias, Calas en flor, Colocasias, una Flor de Cera, Tradescantias… (En la actualidad hay una colección de orquídeas).
Como no, fruto de la influencia árabe, el jardín gira entorno a una gran balsa de aguas cristalinas y con peces de colores. Entre parterres y palmeras, destaca un conjunto de cipreses recortados que esconden en su interior una pajarera con un tejadito en forma de cono. Junto a la casa de recreo podemos contemplar el magnifico laberinto de tejos y cipreses, en cuyo centro aparece un imponente Cedro del Líbano. Detrás de la zona de la balsa viene el bosque, un buen conjunto de árboles monumentales: cedros, tejos, castaños, durillos…nos dan paso a una romántica cueva de estalactitas, pero ojo para entrar hay que cruzar un pequeño puente levadizo que surca sobre un estanque.
SU VIDA
En el año 1852, Don Joaquin Rico se casa en Alcoy con Dª Dolores Jordá Puig Moltó, de acaudalada familia. De su matrimonio nació María del Patrocinio (que murió al poco tiempo de nacer) y Joaquín, el heredero, y seguramente a cuyo honor dedico la construcción del jardín, emulando a Carlos III en la construcción de la “casita del príncipe” en Aranjuez para el futuro Carlos IV.
Pero a los 5 años, la alegría de su vida, su hijo, murió.
Después de 22 años de matrimonio, en 1880, falleció Dª Dolores.
Sin embargo, en el año 1883, D.Joaquín Rico contraerá matrimonio con Dª Francisca Valor y con la cual no tuvo descendencia.
Finalmente, será en el año 1892 cuando D. Joaquín fallezca a los 76 años de edad.
Se considera que el primer jardinero fue un tal Manuel, que no era del pueblo, y por lo que poco o nada se sabe del mismo. Por el contrario, será con Asensio Picó, natural y vecino de Penáguila, con el que se iniciará una dinastía de jardineros. Asensio fue sucedido por su hijo José y a éste el último de la saga, José Picó, que aunque ya no fue jardinero de D. Joaquín Rico, fue el que consiguió que la heredera, Dª Balbina Rico lo cediera al pueblo en el año 1986.
Años más tarde, en concreto en 1999, bajo la alcaldía de Enrique Picó, el Ayuntamiento firmó un convenio con la Excm. Diputación de Alicante para gestionar y restaurar el Jardín. En este momento se iniciará en la Finca de Santos la adecuación de sendas, restauración de la escombrera, la ruta fitoclimática del Barranco Aladrach, diversos tratamientos selvícolas consistentes en podas, plantación de árboles y apeo de árboles secos, la restauración del Jardín, adecuación del pabellón y la dotación del museo.
La inversión total que realizó la Diputación de Alicante en la recuperación del Jardín de Santos ascendió a un total de 826.577 euros.
Después de varios años de trabajo, fue el sábado 16 de noviembre del 2002, cuando Julio de España, reinauguró el Jardín de Santos. De España destacó en su discurso "el trabajo realizado por las áreas de medio ambiente y arquitectura de la Diputación, encabezadas por José Mª Rubio y José A. Cortés". El presidente de la Diputación afirmó sentirse orgulloso por disponer en nuestro territorio provincial de un paraje de estas características, e incidió en la importancia que tenía para el desarrollo de las comarcas del interior de nuestra provincia contar con el complemento económico que brindaba el turismo de tipo rural.
Por ello, insistió en la necesidad de que las administraciones ayudaran a recuperar las zonas de mayor interés. Sin embargo, el jueves 22 de enero del 2004, apareció una noticia en el Diario Información, dando a conocer que la Diputación (estando al frente el presidente José Joaquín Ripoll) había comunicado por escrito al Ayuntamiento de Penáguila su decisión de dar por finalizado el convenio que fue suscrito hacía cinco años por ambas instituciones.
Fruto de este comunicado, el Ayuntamiento intentó negociar con la Diputación la gestión económica del mismo para evitar el posible cierre, mientras que la Diputación prorrogaba durante dos meses el mantenimiento del recinto con la finalidad de alcanzar un acuerdo. Finalmente, la Diputación no prorrogó el convenio y el Jardín pasó bajo la gestión del Consistorio de Penáguila.
El Jardín de Santos es el trabajo de toda una vida, la recompensa de admirar lo bello de la naturaleza, es el espejo del S. XIX, pero, sobre todo, es un oasis que nos saca del mundanal ruido de las grandes urbes para permitirnos disfrutar de la tranquilidad de la montaña alicantina.
Fuentes:
Recortes de prensa del Información y el Ciudad de Alcoy
Penáguila y su jardín joya de Aurora Rodríguez
Fotografías: http://passondeamigos.blogspot.com/2007/08/jardin-de-santos.html y benirraspeill.blogspot.com
Don Joaquín Rico y Soler, de familia aristocrática, nace el año 1816. No se ha encontrado su partida bautismal en el registro parroquial, pero lo que si se sabe es que fue bautizado el día de la Virgen del Patrocinio en 1816. Sus padres fueron Joaquín Rico Berat (de Penáguila) y Josefa Soler Rico (de Castalla). Ambos eran sobrinos del que fuera obispo de Teruel, Don Félix Rico, allá por los años 1781.
Don Joaquín Rico tenía unos tíos sacerdotes, hermanos de su padre, que bajo su fe cristiana caritativa, atendían a todos los necesitados en la Casa Grande bajo el rótulo: “Posada para todo transeúnte”. De este modo, fue educado bajo el seno de una familia acomodada y de profundas raíces cristianas.
Estudió en el Colegio de Nobles de Valencia, fundado por San Ignacio de Loyola, cuya sede años más tarde sería ocupada por el convento de San Pablo y en la actualidad por el instituto Luís Vives. Allí eran educados los hijos de los nobles mediante los saberes de la época, aprendiendo “danza a la española”, música, montar a caballo e incluso el más perfecto uso de las armas, propio de los caballeros de la época.
Cada tres años, el Colegio daba a conocer a la sociedad valencia todo lo que aprendían sus excelentes alumnos organizando una fiesta, en la que los alumnos mostraban todos los conocimientos que habían adquirido de las diferentes ramas del saber.
Una vez concluyó esta etapa educativa, cursó en Valencia la carrera de Derecho.
Será con su amigo Antonio Cabrera (pintor del que se conservan en la iglesia de Penáguila dos cuadros en el presbiterio), con el que iniciará su proyecto del Jardín de Santos en Penáguila.
Con tan sólo 25 años de edad, empezó a construir el jardín con la ayuda de Cabrera, terminando la construcción diez años después.
Para la creación del jardín se basaron en los múltiples dibujos que Antonio Cabrera hacía de todo aquello que a los dos les impresionaba en sus múltiples viajes: Sevilla, Granada, Córdoba, Aranjuez, La Granja, “els Jardins de Julià i Parcent"...
Empezada esta empresa (de 2800 metros cuadrados), trazó un camino de cipreses desde la zona posterior de su casa.
EL JARDÍN
Al final del grato paseo desde su casa, nos encontramos con una puerta de hierro, al estilo de los patios andaluces, que nos invita a pasar al refrescante oasis.
Entrando a la izquierda, nos encontramos con la casa de recreo de un azul resplandeciente y con amplios balcones.
Una vez hemos pasado la casa, se accede a una “pérgola” coronada por cipreses y en el centro de la misma un cenador presidido por una Venus que admira con delicadeza el suave aroma de los rosales de Borneo. Pero aquí no queda todo, a continuación nos encontramos con el invernadero, donde se guardaban durante los largos meses invernales las macetas de plantas delicadas: una colección de Begonias, Calas en flor, Colocasias, una Flor de Cera, Tradescantias… (En la actualidad hay una colección de orquídeas).
Como no, fruto de la influencia árabe, el jardín gira entorno a una gran balsa de aguas cristalinas y con peces de colores. Entre parterres y palmeras, destaca un conjunto de cipreses recortados que esconden en su interior una pajarera con un tejadito en forma de cono. Junto a la casa de recreo podemos contemplar el magnifico laberinto de tejos y cipreses, en cuyo centro aparece un imponente Cedro del Líbano. Detrás de la zona de la balsa viene el bosque, un buen conjunto de árboles monumentales: cedros, tejos, castaños, durillos…nos dan paso a una romántica cueva de estalactitas, pero ojo para entrar hay que cruzar un pequeño puente levadizo que surca sobre un estanque.
SU VIDA
En el año 1852, Don Joaquin Rico se casa en Alcoy con Dª Dolores Jordá Puig Moltó, de acaudalada familia. De su matrimonio nació María del Patrocinio (que murió al poco tiempo de nacer) y Joaquín, el heredero, y seguramente a cuyo honor dedico la construcción del jardín, emulando a Carlos III en la construcción de la “casita del príncipe” en Aranjuez para el futuro Carlos IV.
Pero a los 5 años, la alegría de su vida, su hijo, murió.
Después de 22 años de matrimonio, en 1880, falleció Dª Dolores.
Sin embargo, en el año 1883, D.Joaquín Rico contraerá matrimonio con Dª Francisca Valor y con la cual no tuvo descendencia.
Finalmente, será en el año 1892 cuando D. Joaquín fallezca a los 76 años de edad.
Se considera que el primer jardinero fue un tal Manuel, que no era del pueblo, y por lo que poco o nada se sabe del mismo. Por el contrario, será con Asensio Picó, natural y vecino de Penáguila, con el que se iniciará una dinastía de jardineros. Asensio fue sucedido por su hijo José y a éste el último de la saga, José Picó, que aunque ya no fue jardinero de D. Joaquín Rico, fue el que consiguió que la heredera, Dª Balbina Rico lo cediera al pueblo en el año 1986.
Años más tarde, en concreto en 1999, bajo la alcaldía de Enrique Picó, el Ayuntamiento firmó un convenio con la Excm. Diputación de Alicante para gestionar y restaurar el Jardín. En este momento se iniciará en la Finca de Santos la adecuación de sendas, restauración de la escombrera, la ruta fitoclimática del Barranco Aladrach, diversos tratamientos selvícolas consistentes en podas, plantación de árboles y apeo de árboles secos, la restauración del Jardín, adecuación del pabellón y la dotación del museo.
La inversión total que realizó la Diputación de Alicante en la recuperación del Jardín de Santos ascendió a un total de 826.577 euros.
Después de varios años de trabajo, fue el sábado 16 de noviembre del 2002, cuando Julio de España, reinauguró el Jardín de Santos. De España destacó en su discurso "el trabajo realizado por las áreas de medio ambiente y arquitectura de la Diputación, encabezadas por José Mª Rubio y José A. Cortés". El presidente de la Diputación afirmó sentirse orgulloso por disponer en nuestro territorio provincial de un paraje de estas características, e incidió en la importancia que tenía para el desarrollo de las comarcas del interior de nuestra provincia contar con el complemento económico que brindaba el turismo de tipo rural.
Por ello, insistió en la necesidad de que las administraciones ayudaran a recuperar las zonas de mayor interés. Sin embargo, el jueves 22 de enero del 2004, apareció una noticia en el Diario Información, dando a conocer que la Diputación (estando al frente el presidente José Joaquín Ripoll) había comunicado por escrito al Ayuntamiento de Penáguila su decisión de dar por finalizado el convenio que fue suscrito hacía cinco años por ambas instituciones.
Fruto de este comunicado, el Ayuntamiento intentó negociar con la Diputación la gestión económica del mismo para evitar el posible cierre, mientras que la Diputación prorrogaba durante dos meses el mantenimiento del recinto con la finalidad de alcanzar un acuerdo. Finalmente, la Diputación no prorrogó el convenio y el Jardín pasó bajo la gestión del Consistorio de Penáguila.
El Jardín de Santos es el trabajo de toda una vida, la recompensa de admirar lo bello de la naturaleza, es el espejo del S. XIX, pero, sobre todo, es un oasis que nos saca del mundanal ruido de las grandes urbes para permitirnos disfrutar de la tranquilidad de la montaña alicantina.
Fuentes:
Recortes de prensa del Información y el Ciudad de Alcoy
Penáguila y su jardín joya de Aurora Rodríguez
Fotografías: http://passondeamigos.blogspot.com/2007/08/jardin-de-santos.html y benirraspeill.blogspot.com
Quique Brotons