ENLACES ANTERIORES: ALICANTE EN EL RECUERDO Y LA PLAYA DE SAN JUAN
La Albufereta y Playa de San Juan siempre han sido lugares de difícil acceso para los alicantinos. Los acantilados de la Serra Grossa (lugar conocido por el “Mal pas”), forzaban que la comunicación entre la ciudad y estas playas se realizara a través de Vistahermosa y La Condomina.
No fue hasta 1932, con el inicio de la carretera a la playa por la costa, cuando se estableció una estrategia para la edificación de una ciudad satélite destinada a las vacaciones y el ocio.
La propuesta fue la gran iniciativa de planificación urbanística en la moderna historia de Alicante. Indalecio Prieto, ministro de Obras Públicas en la II República, apoyó en las Cortes un proyecto que encabeza en Alicante Lorenzo Carbonell y un numeroso grupo de profesionales y comerciantes. Querían convertir la playa de San Juan, en una ciudad vacacional que atrajera al turismo del interior de la Península.
Inspirándose en los principios arquitectónicos de la Carta de Atenas (para Le Corbusier, las tres materias primas del urbanismo eran el sol, la vegetación y el espacio), se pretendió levantar una ciudad-jardín paralela a la línea del mar, de más de dos kilómetros de longitud.
El anteproyecto de Muguruza, que resultaría ganador del concurso, contemplaba un hotel de invierno, un estadio deportivo, un pabellón de exposiciones, varios hoteles, un balneario, un campo de golf, un aeropuerto y un núcleo administrativo donde se instalaría una tenencia de alcaldía, biblioteca, museo, clínica de urgencia y correos.
Hubiera significado la construcción de una ciudad nueva para el turismo como no existía en aquel momento en ningún otro lugar del Mediterráneo, una iniciativa con muchos años de adelanto sobre la moderna concepción de los destinos turísticos, y con dotaciones de las que aún hoy, sesenta y cinco años después, todavía carecen estas playas.
Las autoridades municipales gobernantes después de la guerra civil española, le pusieron la proa a este proyecto, ya que la consideraron como un ejemplo de las ideas urbanísticas y de la concepción de ciudad del régimen republicano.
Por eso, para eludir las restricciones del Plan Muguruza respecto a alineaciones, se segregaron del mismo tanto La Albufertea (donde triunfaría el colosalismo) como la parte de la Playa de San Juan perteneciente al término de El Campello, a la que se denominó Muchavista para dejarla fuera de aquel ordenamiento global.
El resto del proyecto (apoyándose en la angosta carretera, la línea del ferrocarril de vía estrecha y apertura de la carretera de la cantera) se echaría abajo a base de tolerar un altísimo volumen edificado, de infracciones urbanísticas constantes y de pequeños polígonos inconexos, carentes de cualquier infraestructura mínima.
En definitiva, se pasó de un plan identificado con el urbanismo de mayor futuro de su tiempo, a una no-planificación capaz de deteriorar hasta límites increíbles la gran extensión de suelo vinculado a las playas de la Albufereta, San Juan y Muchavista.
Eso produjo una ciudad para el verano, pero desierta en el invierno.