Tras el artículo sobre la colonia que publicamos en ESTE artículo y ante el aluvión de imágenes aparecidas, creo que cabe destacar las fotos que pudimos robar del interior de algunos recintos.
Parece fácil encontrar fotos del poblado, pero no es tan fácil ver los interiores de las estancias y es ahí donde entra la argucia de nuestro compañero Juanjo, que cual ardilla se introdujo por entre los alambres y la maleza para llegar al escenario del Teatrillo de Santa Eulalia, una vez allí tras abrir una senda cual selvático explorador, se las apañó para trepar por una oxidada escala y marcar el punto desde donde podíamos tomar las fotos.
Tras una primera toma y no conformes con la caza, nuestro tramoyista improvisado consiguió ascender por unos bloques para tomar una segunda perspectiva, sujetando de aquella manera a un servidor tomamos una segunda tanda de imágenes esta vez con mas pena que gloria pues la cámara pillaba a mano cambiada y la postura no era la mas adecuada.
En otras tomas empleamos la visión que facilitaba una vieja cerradura, a riesgo de encontrar un ojo ajeno al otro lado del agujero y otras fueron tomadas a mano alzada aprovechando algún hueco improvisado.
Pero vamos con las imágenes que tienen mucha chicha, empezamos con una vista general del patio de butacas, esta seria la imagen que vieron los artistas que desfilaron por aquellas tablas, todo un alarde de lujo entre la austeridad del lugar.
El teatro tiene estructura “a la italiana” y se compone de un escenario bastante amplio con embocadura en forma de concha adornando con molduras y con dos accesos a las bambalinas a cada lado.
Sobre el se elevaba la caja, sobre elevación de la altura general del teatro para mejorar la acústica y colocar la maquinaria de la tramoya.
Bajo las tablas observamos el foso y varios escotillones para hacer aparecer o desaparecer elementos de la representación y por donde nuestro escurridizo amigo Juanjo se introdujo para intentar acceder al interior del recinto cual topillo.
En la contra-fachada encontramos la puerta principal y la taquilla en la esquina derecha y la escalera de acceso a los palcos en la izquierda. En el centro del palco vemos un coro con moldura decorativa donde se situaría la orquesta, además del único ventanal de iluminación general y sobre este un pequeño tragaluz de ventilación.
En el patio de butacas ya no queda ni un solo asiento, un gran vacío ocupa el espacio de los aplausos y quien sabe si de algún abucheo o lanzamiento de hortalizas varias.
La decoración interior representa una serie de escenas cotidianas de la colonia con tres en los laterales y dos en el frontal, algunas totalmente desaparecidas por la humedad y el deterioro y los retratos de cinco personajes ilustres con molduras y una cenefa floral que rodea el recinto. Vamos a conocer algunos de estos personajes ilustres que presiden la sala observando el paso del tiempo:
Tras estudiar Derecho entró en Política, de forma que alcanzó los cargos de diputado a Cortes, ministro de Fomento, senador vitalicio y académico de la Real Jurisprudencia primero y de la Lengua (1921) después. Una sordera progresiva se constituyó poco a poco en un lastre para sus ambiciones políticas y sociales y le fue inclinando al arte dramático llegando a ser un dramaturgo de reconocido prestigio.
Era hijo del notable médico pediatra Mariano Benavente, inició los estudios de derecho, pero a la muerte de su padre (1885), los abandonó para dedicarse a la literatura. Ingresó en la Real Academia Española en 1912, ocupó en 1918 un escaño en el Congreso de los diputados y en 1947 asumió, a título honorario, la presidencia de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores.
A los doce años compone su primera zarzuela, sus padres, conscientes de sus grandes aptitudes musicales, envían a Chapí con dieciséis años a Madrid para que amplíe sus horizontes y complete su formación y consigue una beca para viajar a París y a Roma para ampliar estudios.
Al volver a España, alcanza gran éxito con La tempestad (1882) y compone varias piezas de Zarzuela así como música de cámara y sinfónica.
Cabe destacar, que fue el fundador de la Sociedad General de Autores y Escritores (SGAE.)
Imagen de un tren de vapor llegando a la Estación de la colonia, el verdadero motor del poblado.
Espero que este articulo sirva para dar a conocer esta pequeña joya olvidada, al amparo de los vientos y del sol mas abrasador y que cada día que pasa va deteriorándose más y más y que algún día, pronto, alguien tome la decisión de preservarlo, de cuidarlo y por que no, de rehabilitarlo para que nuestros hijos o nuestros nietos puedan disfrutar de un lugar capaz de trasladarte a otro tiempo. Donde un frío día de invierno el tiempo y las piedras se congelaron para siempre, esperando una primavera que tiene que llegar.