En la comarca de l’Alacantí se encuentran varios yacimientos arqueológicos asociados al nombre de unos pocos arqueólogos de formación que los hicieron objeto de sus desvelos.
En el más importante, El Tossal de Manises, el Conde de Lumiares llevó a cabo y publicó, a mediados del siglo XVIII, una de las primeras campañas de excavación en lo que hoy es la Comunidad Valenciana. Desde entonces han trabajado en este yacimiento casi todos los arqueólogos alicantinos: el incansable y algo extravagante Padre Belda, el buen conocedor de las fuentes clásicas Lafuente Vidal, el polígrafo Figueras Pacheco (que a sus muchas virtudes unía la de haber superado una ceguera que le sobrevino a los dieciocho años), y ya en nuestros días a Enrique Llobregat y Manuel Olcina.
El Tossal fue la antigua Lucentum, un yacimiento de primer orden de fines del iberismo y un testigo fidedigno del proceso de romanización.
Próximo a él se encuentra la necrópolis de la Albufereta, con una considerable cantidad de importaciones de origen griego y púnico, así como de imitaciones locales y productos genuinamente indígenas,que la convierten en una de las más importantes de su entorno. Tossal y Albufereta despertaron la atención de algunos de los arqueólogos más célebres del momento, como el investigador alemán Adolf Schulten, que pasó largas temporadas en Alicante. En la Serra Grossa, el Padre Belda encontró un poblado de la Edad del Bronce que, años después, permitió obtener una de las primeras fechas de Carbono 14 de la arqueología española y también vestigios aislados de culturas posteriores (ibérica, púnica, romana). Algo similar ocurre con el Castillo de Santa Barbara, aunque aquí la construcción de la fortaleza y las numerosas obras de remodelación han borrado toda huella anterior a la edad moderna. Yacimiento importante es tambien el solar de la actual Benalua, dónde en un momento determinado se creyó que podria ubicarse la ciudad de Lucentum, aunque hoy parece más probable que lo allí existente fueran en realidad instalaciones industriales que incluía fábricas de vidrio, salazones y cerámica, todas ellas relacionadas con el antiguo puerto que se ubicó en la zona de Babel. Más alejada, en Campello, se encuentra la Illeta del Banyets, definida por Francisco Figueras Pacheco como “un yacimiento síntesis de las culturas del mediterráneo” y por el que pasaron culturas de la edad de bronce, ibérica, romanas y medievales. Para terminar, Agost y Torremanzanas fueron también lugares de antiguos trabajos arqueológicos. En la primera se encontraron dos esfinges de época ibérica, que Pierre Paris adqurió para el Museo del Louvre. En la segunda, fue una vez más el Padre Belda el que puso al descubierto una cueva de enterramientos calcólitica con interesentísimos ajuares
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info y fotos: Lorenzo Abad Casal
Foto 1: El Padre Belda examinando un cráneo.
Foto 2: Arqueólogo alemán Adolf Schulter
Foto 3: Francisco Figueras Pacheco