Hagamos un poco de historia ya que, a fin de cuentas, es lo que nos gusta.
¿Quién fue Nicolás Peris y por qué se le dedica un monumento en la zona más arbolada de la Plaza de la Torreta, en lo alto del Castillo de Santa Bárbara?
La respuesta es a al mismo tiempo, histórica y enigmática.
En aquellos años, la "conquista definitiva de cualquier ciudad", se producía cuando la fortaleza era invadida a golpe de espada y cañón, y arriaba la bandera del perdedor para elevar la del ganador en el mástil de la torre.
Alicante no era menos.
Y la torre más alta de nuestra fortaleza se llamaba Torre del Homenaje.
Ahí es donde comenzó la leyenda particular de Nicolás Peris.
Cuenta la historia que Nicolás Peris, alcaide y defensor del Castillo de Santa Bárbara, murió defendiéndolo, oponiéndose a la voluntad de rendir la plaza ante Aragón pues él: "juró fidelitas a su señor castellano".
Tan grande era la lealtad de este súbdito que, cuando cayó la muralla frente a la tropas enemigas, don Nicolás la defendió, piedra a piedra, con su honor y con su espada.
En mitad de esta pelea, hirió a Don Berenguer, amigo de Jaime II, que viendo que su señor estaba batiéndose en duelo con el castellano, intervino apoyando a su soberano. Esta intervención le salvó la vida, pero como contrapartida tuvo el resultado de la muerte de Nicolás Peris.
Su cuerpo quedó tendido sobre la fría piedra del suelo, con la mano derecha empuñando su espada y la izquierda asiendo, fuertemente, las llaves de la fortaleza, negando, con tal hecho, la rendición. Tan grande fue la lealtad del alcaide que tuvieron que cortarle la muñeca para poder quitárselas, al igual que el resto del cuerpo que fue despedazado y entregado a los perros.
La historia, siempre cruel, ha hecho que una mano cortada aferrando unas llaves, sea parte del escudo de la fortaleza de Santa Bárbara.
La leyenda, romántica por su parte, dice algo más al respecto. Cuenta que el día que la mano de Nicolás Peris se abra y deje de sujetar los preciados "fierros", la ciudad de Alicante será conquistada ante cualquier enemigo.
Por suerte, la historia nos ha demostrado que esta fortaleza goza de fama de inexpugnable. Alicante nunca fue conquistada, ni por los Ingleses en la Guerra de Sucesión ni por Napoleón cuando invadió la Península Ibérica (Alicante, Lisboa y Cádiz son las únicas tres ciudades que se salvaron).
Parece que la muerte de Peris y el reconocimiento de lealtad por parte de sus asesinos, sirvieron para algo.
Tengo la costumbre de visitar el Castillo de Santa Bárbara alrededor de tres o cuatro veces al año.
Es un placer que suelo practicar cuando las "escapadas duras" a nuestras montañas agotan mi físico (y mi cartera). Hoy, el placer se ha visto incrementado al descubrir un ilustre visitante, compañero de esta web y amigo nuestro, en la fortaleza: Alfredo Campello.
Su coche (foto 3) le delató...
Su compañía, en forma de agradable charla, siempre resulta cuanto menos relajante.
"Joder, Alfredo. El tal Nicolás Peris era un visionario. Mira que poner aquí un aparcamiento de coches"
Bromas aparte, hoy he descubierto a Santa Bárbara más viejo, más desvencijado, más deteriorado.... A fin de cuentas, más abandonado a su suerte.
Es un tema delicado, a tenor de los últimos tiempos que corren para los edificios singulares e históricos de nuestra ciudad (vease Isleta o C.P. Benalua ). Pero no quería dejarlo pasar. Uno se cansa de admirar las bellezas naturales y monumentales de la provincia, de su buen estado de conservación y de lo mucho que lo cuidan sus ayuntamientos locales (sean del partido político que sean), y comprobar más tarde el deterioro paulatino del patrimonio de la capital. El "una de cal y otra de arena" ya cansa. Porque eso es lo que he visto hoy: abren el ascensor del Castillo, pero dejan en mal estado las estancias de la fortaleza; ponen un museo de armas antiguas pero se cae medio Benacantill; abren accesos para minusválidos pero cierran barecitos para picar...
Más que la subida a lo alto de la fortaleza, hoy me ha agotado mucho más descubrir cientos de vallas municipales prohibiendo el paso a tal o cual zona del Castillo. ¿Acaso resulta más barato evitar la entrada a "lugares inseguros" que rehabilitarlos?
Por supuesto que sí.
Lo sé, lo sé... Esa es la historia reciente que nos toca sufrir a los alicantinos..
Pero esa no es la historia que sufruió el Castillo.
Vamos a verlo. El monte Benacantil presenta una situación estratégica de gran valor, ya que domina todo el llano de Alicante, así como la bahía que se extiende desde la Torre del Charco hasta el Cabo de Santa Pola. Supongo que en la Comunidad Valenciana existirán otros ejemplos más, pero ahora mismo sólo me vienen a la cabeza dos ejemplos más como el nuestro: el castillo de Denia y el de Peñíscola.
Es por ello, quizá, que fue elegido por todas las culturas que pasaron por estas tierras, para su asentamiento.
Con independencia de la existencia de restos arqueológicos de ocupaciones más antiguas (Prehistóricas, ibéricas, romanas y tardorromanas), las primeras noticias de la existencia de un castillo en la cima del Monte Benacantil son de época islámica.
Será a través del Pacto firmado por el godo Teodomiro de Oriola con Abd Al-Aziz, en el año 713, cuando la ciudad romana de LUCENTUM pasará con el nombre de MEDINA LAQANT a manos musulmanas. Y aquí, de nuevo, tenemos que echar un vistazo a otra de las leyendas que envuelve el castillo y nuestra ciudad. Nada más ni nada menos que la leyenda que habla del orígen del nombre Medina Laqant.
La construcción del Castillo o Alcazaba, probablemente posterior al establecimiento de la ciudad, pudo deberse a la inestabilidad producida por las reiteradas incursiones normandas (que llegaron a incendiar la ciudad de Oriola) o, posiblemente, como defensa ante el crecimiento militar e ideológico de los fatimís de Egipto.
La primera descripción que tenemos de este castillo, no obstante, es del siglo X, en donde el geógrafo Al-Razi dirá: "E el otro (castillo) es Alicante. E Alicante yaze en la sierra de Benalcatil e de ella salen otras muchas sierras en que fizieron muchas villas buenas... ".
Del mismo modo, el primer acontecimiento bélico conocido del castillo se producirá durante el período de ocupación islámica. Al-Sayj Al-Aslami, señor de Callosa, se sublevará y encastillará en esta plaza en el año 917 en protesta contra las fuertes contribuciones impuestas por el futuro califa Abd Al-Rahman III. Tras un largo asedio del castillo fue finalmente reducido. Ya a mediados del siglo XII otro geógrafo, Al-Idrisi, dirá: "...el castillo que depende la población, construido sobre una montaña cuya ascensión es muy penosa, es muy fuerte, a pesar de su poca importancia...".
No obstante lo dicho, las continuas obras de reforma y adaptación a las nuevas artes de la guerra que ha sufrido el Castillo a lo largo de su historia, ha impedido, al menos hasta ahora, el hallazgo de restos arquitectónicos de su ocupación islámica que, por otro lado, sí puede asegurarse gracias a la aparición de algunos materiales (cerámica fundamentalmente) tanto en superficie como a través de las excavaciones arqueológicas efectuadas por el COPHIAM en el Macho del Castillo.
Producida la conquista cristiana de la ciudad a mediados del siglo XIII, parece que el Castillo mantendrá en un principio su estructura islámica. En la Guerra llamada "de los Dos Pedros" (mediados del siglo XIV), en donde Alicante jugará un papel importante, los muros del Castillo debieron sufrir importantes daños, lo que provocó el que a finales de ese mismo siglo se realizasen abundantes obras de reparación que no parece afectasen a su fisonomía de Alcazaba típicamente islámica.
En el siglo XV, continuarán las reparaciones en el Castillo. Los documentos de la época conservados hablan, además, de la construcción de varias dependencias típicas de un castillo medieval: Palacio, Celoquia, Iglesia, aljibes, almacenes, cocina, comedor, establos, hospital, molinos,horno,etc.
Situada la Alcazaba Medieval en la parte más alta del Monte Benacantil, existía tras él y separado por un foso, un espacio abierto de forma irregular, el Albacar llamado d'en mig donde, según algunas teorías, solía refugiarse la población de la villa, protegiéndose también el ganado y el trigo. Dicho espacio estaba defendido en la Edad Media por un frente de Muralla con cuatro Torres en su trazado: la de Cap Cerver o de la Matanza, la de Colomer, la de Santa Caterina o Catalina, y la de Sant Jordi; estructura defensiva que ha llegado hasta nosotros prácticamente intacta.
En una cota inferior a la estructura del Castillo Medieval propiamente dicho, con Alcazaba y Albacar (el llamado d'en mig), y debido a la topografía del monte Benacantil, aún se abrirá en el medievo otro nuevo recinto separado del anterior también por un foso: el Albacar vell. Dicho Albacar estaba protegido, al menos, con una línea de muralla en su parte oeste, flanqueada por torreones. Dicho lienzo de muralla terminaba en la desaparecida Torre de la Batalla, nombre que le viene de cuando Jaime II conquistó el Castillo a los castellanos en siglo XIII. En dicha torre se ubicaba la puerta del Albacar vell.
Esta torre, por otro lado, abría un nuevo frente amurallado hacia el norte, hoy también desaparecido, en donde se localizaban la Torre del Canyar y la Torre de Santa Ana.Ante posibles ataques de la armada turca a nuestras costas, Carlos I ordenó a principios del siglo XVI "que se fortifique la Ciudad y Castillo de Alicante".
No obstante, será en la segunda mitad del mismo siglo, y por orden de Felipe II e impulsadas por el Duque de Maqueda don Bernardino de Cárdenas, Capitán Gral. del Reino de Valencia, cuando se hagan las obras más importantes que convertirán al Castillo de Santa Bárbara, junto con el Fuerte de la Sierra del Bernia, en el ejemplo más relevante de la arquitectura militar renacentista en la provincia de Alicante.
Algunas de estas obras afectarán a la estructura defensiva de los Albacares del Castillo, siendo las del Albacar vell las más destacables. Así, sabemos que el ingeniero italiano Juan Bautista Antonelli, levantará antes de 1575 una muralla importante con planta de tijera, toda ella de perfecta sillería, en el frente recayente al mar. Por su parte, otro italiano, Jorge Palearo "El Fratín", realizará en 1580 la llamada Gran Tenaza, así como el Baluarte de la Reina y el de Santa Ana, según el nuevo sistema de defensa abaluartada.
Será en el contexto de la Guerra de Sucesión por el trono de España entre el Borbón Felipe V y el Archiduque Carlos, cuando se produzca uno de los hechos militares más memorables de la historia del Castillo de Santa Bárbara.Así, el 31 de Julio de 1706, las naves inglesas, partidarias del Archiduque Carlos, bombardearon durante ocho días la ciudad, produciéndose el 8 de Agosto el asalto definitivo de las tropas aliadas de holandeses e ingleses, que terminará con la ocupación de la plaza. Tomada la ciudad, los regimientos napolitanos, los milicianos de Corbí y algunos alicantinos, comandados por el Mariscal francés Mahony, se refugian en el Castillo de Santa Bárbara.
No obstante, el 7 de Septiembre, y debido al intenso fuego a que estaba sometido el Castillo, así como por quedar tan sólo 235 soldados en el mismo, Mahony capitulará, abandonándolo definitivamente en manos de los ingleses.
Será dos años después, en el invierno de 1708, cuando los borbónicos, guiados por D'Asfelf, llegarán de nuevo con sus tropas a Alicante, ocupándola el 3 de Diciembre. Sin embargo, el Castillo seguirá en manos de las tropas inglesas.
Es en este momento cuando se producirá el acontecimiento bélico más espectacular de toda la guerra , al diseñar D'Asfelf un plan para recuperar la fortaleza basado en minarla con pólvora. Para ello, excavaron los túneles correspondientes para formar la mina, que quedó terminada a mediados de febrero de 1709, cargándola de munición el 28 de ese mismo mes. Tras varias invitaciones de D'Asfelf a Richard, comandante inglés del Castillo, para que se rindieran, invitándoles - incluso - a bajar y observar que efectivamente se había cargado una mina con 1500 quintales de pólvora para ser explotada, el 4 de Marzo se encendió aquella. Una porción del Castillo fue destruida, muriendo Richard y unos veinte soldados. No obstante, no será hasta el 19 de Abril, cuando la guarnición inglesa abandone la fortaleza, siendo así Alicante la última plaza valenciano en ser liberada de la ocupación de las tropas partidarias del Archiduque Carlos.
En el período de tiempo que va desde la muerte del rey Carlos II y la finalización de la Guerra de Sucesión, se procede a transformar el Castillo en una verdadera fortaleza moderna. Entre otras obras realizadas, se procedió a derribar prácticamente todas de las estructuras que conformaban la Alcazaba Medieval (murallas, torres, edificios), procediendo a rellenar definitivamente el foso con el material de derribo resultante. Todo ello propició la creación de una gran plataforma plana para artillería, que es la que hoy se denomina "Macho del Castillo", en la zona más baja del antiguo Albacar Vell, por delante de la Gran Tenaza y los Baluartes de la Reina y de Santa Ana.
Se reutilizó el trazado de la antigua muralla y torres medievales, se construyó ahora un nuevo frente defensivo o Falsa Braga, y otro Baluarte, el Revellín del Bon Repós, convirtiéndose todo este conjunto en la primera defensa de la Fortaleza por el lado norte de la misma, y en la intervención defensiva más moderna de las acometidas en el Castillo de Santa Bárbara en su dilatada historia.
Por otro lado, la eliminación de los elementos que desde época islámica conformaron la Alcazaba Medieval de Alicante, obligará a buscar nuevos lugares para ubicar dependencias fundamentales de cualquier Castillo. De esta manera, se construirán una serie de edificios que son los que hoy día conforman la fisonomía del Castillo: la Casa del Gobernador, el Hospital (ahora Museo del Ejército), el Cuerpo de Ingenieros Militares, los Calabozos, el Almacén de la Pólvora, la Tahona, el Pabellón para Oficiales arrestados (hoy desaparecido), siendo la obra más importante la que se articulará a partir de un nuevo Patio de Armas, una vez perdido el de la Alcazaba Medieval. En torno a aquél, se levantarán una serie de edificios que forman un conjunto de gran interés: el Cuartel de la Tropa, el Cuerpo de Guardia, la Ermita de Santa Bárbara, el Horno de pan, la Cocina y despensas del Castillo, y Gran Aljibe para el almacenamiento de aguas de lluvia.
A partir del siglo XVIII, pero fundamentalmente desde mediados del siglo XIX, el castillo fue perdiendo importancia militar al no ser útil para las nuevas "artes" de la guerra, pasando progresivamente a tener funciones prácticamente exclusivas de Prisión. No obstante, sus murallas aún fueron testigos de sublevaciones como la Liberal de Pantaleón Boné (1844),
Sus calabozos albergaron a gran número de personas anónimas de los que nunca sabremos nada, así como a algunos ilustres personajes (el Marqués de Valdeflores, el Conde de Lumiares, los cabecillas de las revueltas separatistas de la Isla de Cuba, algunos líderes liberales, el General D. Juan Prim, el General D. Francisco Serrano Domínguez).En 1893, por considerar ya nulo su interés militar, el Gobierno ordenó que fuese desartillado. En 1918, el Castillo sirvió como alojamiento de enfermos del cólera y luego de mendigos, pasando a ser propiedad de la Ciudad a partir de 1929. Su apertura al público como lugar de interés turístico se produce a principios de los años 60, siendo declarado Monumento Histórico-Artístico en 1961. Una Comisión Técnica, formada por personal del Ayuntamiento de Alicante y la Generalitat Valenciana, vela (en teoría) por su "buen estado de conservación".
Tras unas pequeñas prospecciones arqueológicas realizadas por la Comisión Provincial de Monumentos en el año 1928, ha sido en 1987 cuando el Ayuntamiento ha acometido una importante excavación arqueológica en la zona del "Macho del Castillo".
info: Universidad de Alicante