Gastone Gambara fue uno de los generales italianos que tuvieron un papel destacado durante la Guerra Civil Española. Combatió en España al lado de las tropas de Franco, por lo que recibió la Ordine Militare di Savoia y el ascenso a general de brigada.
Después de un breve intermedio en Grecia, se hizo cargo de las tropas italianas en el norte de África, junto a su aliado el general Rommel. La famosa frase «Wo bleibt Gambara?» ("Donde está Gambara?") se refiere a su ausencia en la fase crítica de la contraofensiva de Rommel ante el ataque de los ingleses. En el libro "El Zorro del Desierto", de Paul Carre, esta frase da nombre a todo un capítulo.
Después de un breve intermedio en Grecia, se hizo cargo de las tropas italianas en el norte de África, junto a su aliado el general Rommel. La famosa frase «Wo bleibt Gambara?» ("Donde está Gambara?") se refiere a su ausencia en la fase crítica de la contraofensiva de Rommel ante el ataque de los ingleses. En el libro "El Zorro del Desierto", de Paul Carre, esta frase da nombre a todo un capítulo.
Posteriormente, asumió la jefatura del XI Corpo d'Armata en los Balcanes, hasta septiembre de 1943. Tras la finalización de la guerra, fue hecho prisionero, convicto de crímenes de guerra en campos de concentración de Lubiana.
Como todos sabemos, sobre las seis de la mañana del 1 de abril de 1939 se entregaron los últimos republicanos que aún permanecían en el puerto de Alicante. El día anterior, lo habían hecho varios miles, después de rendir sus armas al general Gambara, quien, al mando de la división Littorio y en nombre del Generalísimo, ocupó Alicante el 30 de marzo.
Llovía, cuando los fascistas italianos entraron cantando la Giovinezza. En el puerto los refugiados levantaron barricadas. "Los sacos de lentejas son transportados con increíble rapidez a la entrada. Empotrados materialmente quedan los blindados ligeros, traídos por los del SIM y grupos de guerrilleros con seis ametralladoras, emplazadas para disparar sin dejar ángulos muertos", escribió el grandísimo periodista Eduardo de Guzmán, director de Castilla Libre.
La impaciencia y la angustia crecían. Mujeres, niños, políticos, sindicalistas, soldados, intelectuales y obreros, contemplaban unas aguas desarboladas. Ignoraban que ya no había remedio, que los últimos barcos partieron el día 28: sobre las 23 horas, el emblemáticos Stanbrook y, poco después, el Marítima, con tan sólo 32 personas.
Luego la escuadra franquista cerró la bahía de Alicante con el Canarias y los minadores Júpiter y Vulcano. Se esfumó la esperanza y cualquier resistencia hubiera sido suicida. Mientras, Franco anunciaba en el último parte oficial que la guerra había terminado, pero silenció que empezaba una feroz y larga represión.
La mayoría de los prisioneros republicanos fueron trasladados a La Goteta, al pie de la Serra Grossa; otros muchos al Castillo de Santa Bárbara, algunos al de San Fernando, a la plaza de toros, y las mujeres y niños a varios cines.
Acerca de La Goteta, donde durante una semana se instaló la vejación, el expolio y el hambre, Max Aub nos ha dejado un espléndido libro, Campo de los almendros, dentro de su impresionante fresco sobre la guerra civil.
Como ya lo hemos repetido en varias ocasiones a lo largo de nuestra sección MEMORIA HISTÓRICA, la Guerra civil terminó en Alicante, cuando la República naufragó en su puerto.
Llovía, cuando los fascistas italianos entraron cantando la Giovinezza. En el puerto los refugiados levantaron barricadas. "Los sacos de lentejas son transportados con increíble rapidez a la entrada. Empotrados materialmente quedan los blindados ligeros, traídos por los del SIM y grupos de guerrilleros con seis ametralladoras, emplazadas para disparar sin dejar ángulos muertos", escribió el grandísimo periodista Eduardo de Guzmán, director de Castilla Libre.
La impaciencia y la angustia crecían. Mujeres, niños, políticos, sindicalistas, soldados, intelectuales y obreros, contemplaban unas aguas desarboladas. Ignoraban que ya no había remedio, que los últimos barcos partieron el día 28: sobre las 23 horas, el emblemáticos Stanbrook y, poco después, el Marítima, con tan sólo 32 personas.
Luego la escuadra franquista cerró la bahía de Alicante con el Canarias y los minadores Júpiter y Vulcano. Se esfumó la esperanza y cualquier resistencia hubiera sido suicida. Mientras, Franco anunciaba en el último parte oficial que la guerra había terminado, pero silenció que empezaba una feroz y larga represión.
La mayoría de los prisioneros republicanos fueron trasladados a La Goteta, al pie de la Serra Grossa; otros muchos al Castillo de Santa Bárbara, algunos al de San Fernando, a la plaza de toros, y las mujeres y niños a varios cines.
Acerca de La Goteta, donde durante una semana se instaló la vejación, el expolio y el hambre, Max Aub nos ha dejado un espléndido libro, Campo de los almendros, dentro de su impresionante fresco sobre la guerra civil.
Como ya lo hemos repetido en varias ocasiones a lo largo de nuestra sección MEMORIA HISTÓRICA, la Guerra civil terminó en Alicante, cuando la República naufragó en su puerto.