El origen del vino alicantino está dentro de las leyendas y fábulas, que rodean las raíces históricas de los vinos de todas las regiones.
En nuestra provincia fueron los iberos los que empezaron a cultivar la vid para uso familiar, aunque ya existía anteriormente en forma silvestre.
En nuestra provincia fueron los iberos los que empezaron a cultivar la vid para uso familiar, aunque ya existía anteriormente en forma silvestre.
Posiblemente fueron los fenicios quienes en la primera mitad del primer milenio antes de Jesucristo nos introdujeron la vid. Los romanos fueron grandes cultivadores de este fruto. Los restos arqueológicos, sobre todo en la zona del Marquesado, confirman la presencia de ánforas vinarias y de grandes “Villae”, destinadas a la agricultura de la vid, e incluso se han hallado restos de una fábrica de ánforas de este tipo.
Hay noticias muy vagas de nuestros vinos en la baja Edad Media, y parece que hasta las viñas y su producción se sumergen en un pozo oscuro y profundo, propio por otra parte de esta época.
Pero es a partir del siglo XV cuando verdaderamente entran nuestros vinos en la historia documentada.
Hay noticias muy vagas de nuestros vinos en la baja Edad Media, y parece que hasta las viñas y su producción se sumergen en un pozo oscuro y profundo, propio por otra parte de esta época.
Pero es a partir del siglo XV cuando verdaderamente entran nuestros vinos en la historia documentada.
Fernando el Católico en 1510 prohibió la distribución en Alicante de vinos procedentes de otras tierras. Felipe II en 1596 confirma el privilegio anterior: “La Collita de Vi sia la Mes principal de la qual se sustenta molta gent així principal com plebeyos”. Todos estos privilegios vienen dados para proteger el vino autóctono ya que la fama de ellos había traspasado nuestras fronteras.
Jerónimo Múnzer, relata en 1492 : “en la parte oriental de esta tierra elabórase mucha cantidad de vino blanco, pero es aún mas el que llaman tinto de Alicante, de gran mercado en Inglaterra, Escocia, Flandes y otros lugares de Europa... el día que paramos en la ciudad vimos en el puerto 26 naves de Vizcaya, de Flandes y de otros países que iban por cargamento de vino”.
Durante los siglos XVII y XVIII continúa con auge la producción de vino alicantino, pero sólo se podía exportar por el puerto de Alicante el producido en su término.
El 25 de febrero de 1834, la liberación del comercio del vino de la provincia es total y entra en plena producción en plena producción Orihuela, Jijona, Monforte y Novelda.
Y entramos ya en el siglo XIX, siglo de Oro de la producción vitivinícola de Alicante. Nuestro vino adquiere el rango de “Denominación real” y aparecen testimonios valiosos y curiosos que hablan por sí solos de la fama de nuestros caldos. Entre ellos, se cuenta que Luis XIV, de Francia, estaba a las puertas de la muerte (consumido por la gangrena) y el único alimento que admitía era bizcochos mojados en vino fondillón de Alicante. También relata el almirante Julio Guillen Tato que "el vino de Alicante, ha sido el primero que dio la vuelta al mundo, ya que acompañó a Elcano en su segundo viaje alrededor del globo".
Jerónimo Múnzer, relata en 1492 : “en la parte oriental de esta tierra elabórase mucha cantidad de vino blanco, pero es aún mas el que llaman tinto de Alicante, de gran mercado en Inglaterra, Escocia, Flandes y otros lugares de Europa... el día que paramos en la ciudad vimos en el puerto 26 naves de Vizcaya, de Flandes y de otros países que iban por cargamento de vino”.
Durante los siglos XVII y XVIII continúa con auge la producción de vino alicantino, pero sólo se podía exportar por el puerto de Alicante el producido en su término.
El 25 de febrero de 1834, la liberación del comercio del vino de la provincia es total y entra en plena producción en plena producción Orihuela, Jijona, Monforte y Novelda.
Y entramos ya en el siglo XIX, siglo de Oro de la producción vitivinícola de Alicante. Nuestro vino adquiere el rango de “Denominación real” y aparecen testimonios valiosos y curiosos que hablan por sí solos de la fama de nuestros caldos. Entre ellos, se cuenta que Luis XIV, de Francia, estaba a las puertas de la muerte (consumido por la gangrena) y el único alimento que admitía era bizcochos mojados en vino fondillón de Alicante. También relata el almirante Julio Guillen Tato que "el vino de Alicante, ha sido el primero que dio la vuelta al mundo, ya que acompañó a Elcano en su segundo viaje alrededor del globo".
Sin embargo, el escrito más valioso sobre nuestros vinos es la novela “El Conde de Montecristo” de Alejandro Dumas, en la que nos relata la visita que el conde realiza al mayor Cavalcantí, el cual para agasajarlo le da a elegir entre un Xerez, un Oporto y un Vino de Alicante, eligiendo el conde, un Alicante preferido también por el mayor, que se solidariza así con la elección de Montecristo.
Llegamos a finales de este siglo a tener 93.000 hectáreas y una producción de más de 1.200.000 hectolitros. En la actualidad no superamos las 15.000 Has. y la producción es de 350.000 Hls.
Cavanilles en el año 1796, escribe “las hojas del Monastrell, son de un verde oscuro, y las del Parrell blanquecinas por abaxo, hállanse más contiguas y en mayor número los granos de Parrell que los de Monastrell, y por eso algunos cosecheros adulteran el vino llamado de Alicante, mezclando una de las dos calidades, parecidos en color. El verdadero Alicante debe hacerse de uvas de Monastrell, y de aquellas resulta aquel vino, espeso, de un sabor dulce, con alguna aspereza, tan estimado en todas las naciones”.
En la obtención de este vino, en la huerta de Alicante se limpiaban los racimos y se asoleaban. En las zonas del interior la mayor parte del Fondillón se obtenía de uvas ya muy asoleadas en la propia vid las cuales eran cosechadas bastante después de la vendimia normal; tras el pisado se pasaba el mosto con toda su casca a toneles de roble, en los que fermentaba durante un mes. La cantidad de azúcar producido con este sistema proporcionaba con facilidad vino de hasta 18º y se trasvasaba luego a toneles con solera.
En el catálogo de vinos de Maisonnave de finales del siglo pasado figuran entre otros los siguientes precios de ventas: vino Alicante Fondillón 800 francos, Málaga 135, Porto 153, Xerez 204, Valdepeñas 60.
Sólo viendo estos precios nos indica el prestigio del Fondillón
Llegamos a finales de este siglo a tener 93.000 hectáreas y una producción de más de 1.200.000 hectolitros. En la actualidad no superamos las 15.000 Has. y la producción es de 350.000 Hls.
Cavanilles en el año 1796, escribe “las hojas del Monastrell, son de un verde oscuro, y las del Parrell blanquecinas por abaxo, hállanse más contiguas y en mayor número los granos de Parrell que los de Monastrell, y por eso algunos cosecheros adulteran el vino llamado de Alicante, mezclando una de las dos calidades, parecidos en color. El verdadero Alicante debe hacerse de uvas de Monastrell, y de aquellas resulta aquel vino, espeso, de un sabor dulce, con alguna aspereza, tan estimado en todas las naciones”.
En la obtención de este vino, en la huerta de Alicante se limpiaban los racimos y se asoleaban. En las zonas del interior la mayor parte del Fondillón se obtenía de uvas ya muy asoleadas en la propia vid las cuales eran cosechadas bastante después de la vendimia normal; tras el pisado se pasaba el mosto con toda su casca a toneles de roble, en los que fermentaba durante un mes. La cantidad de azúcar producido con este sistema proporcionaba con facilidad vino de hasta 18º y se trasvasaba luego a toneles con solera.
En el catálogo de vinos de Maisonnave de finales del siglo pasado figuran entre otros los siguientes precios de ventas: vino Alicante Fondillón 800 francos, Málaga 135, Porto 153, Xerez 204, Valdepeñas 60.
Sólo viendo estos precios nos indica el prestigio del Fondillón
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