06 mayo 2007

EL LOBO DE GUBIO

                    
Dicen que el callejero de una ciudad es como un espejo donde se refleja el carácter de la ciudad y las costumbres de sus gentes. En Alicante, la nomenclatura de las calles, plazas o barrios  tienen nombres curiosos, históricos, raros y polémicos. De estos últimos, quizá, haya demasiados que recuerden tiempos oscuros, por lo que lo más apropiado sería cambiarlos y rotularlos con nombres alegres.

Lógicamente, uno no puede indagar entre los miles de nombres que rotulan las calles de nuestra ciudad... así pues es labor de todos el ir aportando nuestro granito de arena.
           
Ente los tipos de vías, encontramos calles y carrers, avenidas, bulevares, explanada, callejones, pasajes, callizos, travesias, vías, viales, paseos, caminos, cuestas, plazas o plazuelas... Y entre algunos de los nombres mas curiosos encontramos: Niagara, Botella de Hornos, Gallo, Ovejita,Peligro, Olvido, Desengaño, Lobo Marino, Lobo de Gubio, del Sol, del Sol Naciente o Sin Sol, hasta una calle de la Mostaza (... falta del Ketchup o la Mahonesa).
               
En la Divina Pastora, por ejemplo,  podemos encontrar la Calle de la Ovejita, paralela a la Calle del Lobo de Gubio  (pobre Ovejita, mira que ponerla al lado del lobo...como se descuide una noche de estas dobla la esquina  y se la cena)
              
 
Si indagamos un poco en saber quien era este lobo, una leyenda nos remonta a una leyenda medieval, en la que nos hablan de la ciudad italiana ciudad de Gubbioy de un lobo terrible y feroz que tenía atemorizados a los vecinos hasta el punto de no salir desarmados de sus casas.
           
Aquel lobo atacaba a diario sus corrales, mataba al ganado y acabo con la vida de varios de los vecinos, así que a mas de temido era odiado y fue sentenciado a morir, claro que no se encontraron voluntarios para ir en busca del lobo feroz. 

Fue un tal Francisco de Asís el que se adentro en el monte y encontró al cánido convenciendolo que no hiciera mal al pueblo y comprometiendose a que no fuese ajusticiado. Pues por intercesión divina aquel lobo se reconvirtió en un manso perrito y ya nunca mas volvió a hacer daño. Desde entonces paseaba por las calles de Gubbio entrando en las casas a recibir las sobras y nunca mas hizo mal a nadie.
            
Así pues, la Ovejita puede estar tranquila... es bueno el lobo.
                
Curioso ¿no?

 
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