El "Tio Ximo", Joaquín Vasalo Mira, vendiendo alfarería de Agost, en 1952
Alfareros de Agost en la Romería de la Santa Faz en 1950. Era la gran cita anual para la alfarería de Agost en la comarca. Esto no solo se debía a la gran afluencia de público que buscaba productos para abastecer la demanda rural, sino que también se elaboraban piezas únicas para la ocasión. Estas son la "campaneta" y el "rossinyolet". Todavía hoy se pueden comprar en la feria año tras año. Como curiosidad, si os habeis fijado, los puestos de alfarería de Agost están al lado del templo. El derecho de este puesto en lugar privilegiado ha ido pasando de padres a hijos, constatando hasta tres o cuatro generaciones.
Alfareros y peonas en la alfarería Vicente y Emilio Boix Vicedo, en 1935. En esta foto podemos ver cual era el modo de producción dentro de la fábrica. Estaba el "banc de la roda", que es donde se sentaban los alfareros, cada uno en su torno. Las peonas ayudaban a los alfareros con las tareas menos complejas como pegar los pitos y las bocas de los botijos, traeles barro y retirar las piezas que iban torneando.
José Torregrosa Monllor y José Torregrosa Vicedo haciendo botijos en 1968. Aquí lo único curioso, pero que forma parte de la evolución del oficio, es que los dos alfareros de la foto hoy en día son acaudalados empresarios del sector del ladrillo. En los años 60 y 70 del siglo XX, algunos alfareros se convirtieron en fabricantes de ladrillo, ayudados por su conocimiento de la materia. Como curiosidad, la fábrica donde está tomada la foto es hoy el Museo de Alfarería.
Alfarería Tomás Román Mollá en 1920 (atención al hombre con la guitarra. No tiene desperdicio). Aquí vemos el típico posado artificioso. Para una vez que venía el fotógrafo, todo el mundo queria salir. Si se observan las fotos de posado de grupo como esta, uno se da cuenta que siempre aparecen piezas poco habituales, como por ejemplo el botijo "mamella", que sostiene el indivíduo del centro que está de pie. Buscaban las piezas bonitas y dejaban las más habituales. La foto era la foto... Si os fijais detras de todos hay un árbol. Es casi como una regla que en una alfarería no puede faltar una higuera. No pregunteis por que, pero el caso es que yo no conozco ninguna en la que falte. Posiblemente sea por su alto rendimiento y bajo cuidado y por que da dos cosechas al año (bacores i figues).
Alfarería José Martinez Felipe, en 1938. Esta foto, de la que puedo presumir de tener la original en la mesilla de noche, nos muestra otra vez el aspecto de un taller. El banco con los alfareros y las mujeres que les asisten de forma constante. Esta fábrica hoy dia es del ceramista Roque Martínez, heredero de la tradición familiar. Yo le tengo cariño porque aquí es donde mi abuelo aprendio el arte del torno. Si os fijais tienen las ventanas de espalda a los alfareros, y aquí se cuenta la anécdota que lo hacían para no ser tan gandules como en Manises, donde los alfareros trabajaban de cara a la ventana y se tiraban el dia mirando quien pasaba...
El Puerto de Alicante con carros cargados de alfarería de Agost para la exportación a Argelia. 1905