Quiero que os fijéis que el escudo de la familia Torregrossa y el escudo de Alicante son muy similares: Sobre campo de gules, un castillo de oro coronado por una torre que descansa en una roca". ¿Este parecido es circunstancial?
No tengo datos históricos ni fehacientes que me puedan corroborar los hechos, pero esta leyenda se ha contado de padres a hijos durante muchas generaciones, y por eso creo que debe instaurarse como “leyenda” el parecido entre el escudo de Alicante y el de la familia Torregrossa. Por eso, y porque fue Alfonso X El Sabio el que concedió el primer blasón a Alicante en el año 1252, supongo que el escudo viene de antes. ¡Pero aumentemos la leyenda conjuntándola con la historia!
No tengo datos históricos ni fehacientes que me puedan corroborar los hechos, pero esta leyenda se ha contado de padres a hijos durante muchas generaciones, y por eso creo que debe instaurarse como “leyenda” el parecido entre el escudo de Alicante y el de la familia Torregrossa. Por eso, y porque fue Alfonso X El Sabio el que concedió el primer blasón a Alicante en el año 1252, supongo que el escudo viene de antes. ¡Pero aumentemos la leyenda conjuntándola con la historia!
Alfonso X el Sabio intentó establecer en Alicante un grupo de cristianos numerosos, dada la importancia militar y mercantil de la villa, pero el proceso repoblador fue lento y se prolongó a lo largo de todo el siglo XIII, aunque está poco documentado a causa de la desaparición de los Libros de Reparto. En agosto de 1252 Alfonso X otorgó a la ciudad el Fuero Real, dotó a la villa de un concejo fuerte, de numerosas exenciones fiscales y de un amplio término municipal, además del primer blasón.
Entre 1264 y 1266 Alicante estuvo inmersa en una rebelión mudéjar que se extendió por casi todo el Reino de Murcia; el rey castellano, empleado entonces en el asedio de Niebla, solicitó ayuda a su suegro Jaime I de Aragón para sofocarla. Éste intervino rápidamente y redujo todas las ciudades rebeladas a la aceptación de la soberanía castellana.
Debido a una crisis dinástica por la sucesión de Sancho IV el Bravo, el infante Fernando de la Cerda, un aspirante ilegítimo a la Corona de Castilla, pidió ayuda a Jaime II de Aragón a cambio de donarle, en caso de conseguir la Corona, el Reino de Murcia, según los acuerdos secretos de Calatayud (1289), Ariza (enero 1296) y Serón (febrero 1296). Aprovechando la situación, Jaime II procedió a la conquista del Reino de Murcia.
Entre 1264 y 1266 Alicante estuvo inmersa en una rebelión mudéjar que se extendió por casi todo el Reino de Murcia; el rey castellano, empleado entonces en el asedio de Niebla, solicitó ayuda a su suegro Jaime I de Aragón para sofocarla. Éste intervino rápidamente y redujo todas las ciudades rebeladas a la aceptación de la soberanía castellana.
Debido a una crisis dinástica por la sucesión de Sancho IV el Bravo, el infante Fernando de la Cerda, un aspirante ilegítimo a la Corona de Castilla, pidió ayuda a Jaime II de Aragón a cambio de donarle, en caso de conseguir la Corona, el Reino de Murcia, según los acuerdos secretos de Calatayud (1289), Ariza (enero 1296) y Serón (febrero 1296). Aprovechando la situación, Jaime II procedió a la conquista del Reino de Murcia.
Alicante fue conquistada en abril de 1296, a pesar de la resistencia del alcaide del castillo Nicolás Peris (recordemos la placa del castillo Santa Bárbara), terminando con la soberanía castellana. La conquista fue, en parte, facilitada por los colonos cristianos de origen catalán o aragonés; se cuenta que entre estos colonos cristianos destacaba poderosamente la familia Torregrossa, naturales de Lérida. Su participación fue tan activa que se llegó a decir que un Torregrossa asestó el golpe definitivo a Nicolás Peris, teniendo este último las llaves en la mano. Gracias a esta participación, cuenta la leyenda, la ciudad adquiere el blasón de Torregrossa, actual escudo de la ciudad.