Actualizado con una nueva foto de la explosión.
El 31 de julio de 1943, una tremenda explosión puso en vilo a toda la ciudad.
Era mediodía y el Postiguet y los balnearios estaban a rebosar. Cundió el pánico y la gente corrió despavorida, sin saber qué pasaba.
Fueron momentos en los que los fantasmas del pasado sobrevolaban de nuevo los corazones de los alicantinos.
En la memoria redactada, en febrero del 44, por la Comisión Especial Pro-Damnificados se dice: «En la planta baja de la casa número 30 de dicha importante vía urbana (Altamira), con acceso también a la del Capitán Meca número 2, había establecido desde antiguo, una expendeduría de cartuchos, armas y artículos de caza y pesca. Sólo para tales géneros hallábase autorizada la industria. Nadie podía sospechar siquiera que el local estuviera convertido además, en un depósito de pólvora, detonadores y dinamita en elevadas cantidades. La sorpresa resultó harto cruel».
Muchos empleados municipales tuvieron que ser asistidos, y la Guardia Urbana sufrió una baja definitiva, don Miguel González Ortiz, teniente segundo jefe de dicho cuerpo.
Lo peor de todo es que volvemos a tropezar con la misma piedra, y esta no fué ni la primera, ni la ultima vez que se produce una explosión similar por una imprudencia.