Todos lo conocemos.
Es el Portal de Elche, uno de los lugares más emblemáticos y queridos de nuestra ciudad.
Sin embargo, al igual que ocurre con otros rincones de Alicante, casi nadie conoce su verdadera historia.
Hubo un tiempo durante el cual el ahora ajetreado Portal de Elche ofrecía un aspecto tenebroso, casi de película gótica: en aquel lugar se alzaban las siniestras horcas donde se ajusticiaba a los reos de la ciudad y de los pueblos inmediatos que, por entonces, pertenecían aún al término municipal de Alicante.
Martín Franqueza podía instalar el tremendo artilugio, liquidar al condenado a la última pena, desmontar el tenderete y entregar el cadáver a las autoridades alicantinas, para que lo expusiesen a la vergüenza pública, en la llamada plaza de las Horcas.
Menos mal que, en 1811, se abolió en España la muerte por horca «por repugnante de la humanidad» y se sustituyó por la de garrote vil.
Qué alivio.
Así se ejecutaba menos ostentosa y rudimentariamente.
Era el progreso.
Años más tarde, en 1869, Eleuterio Maisonave plantó el llamado árbol de la libertad. La plaza de las Horcas pasó a llamarse Portal de Elche, porque de él partía el camino a la vecina ciudad. Desde mayo de 1881 (fecha en la que arrancaron el árbol los absolutista), una fuente que instaló el marqués de Benalúa, don José Carlos de Aguilera, lució en la plaza y nos sirvió las aguas de La Alcoraya, alumbradas por candelabros de dieciséis globos de cristal y mecheros de gas.
El Portal de Elche fue un espacio urbano surgido con ocasión del derribo de las murallas que atenazaban nuestra ciudad. En este lugar, estuvo el Torreón de San Bartolomé y junto a él una puerta que tuvo varios nombres: Puerta de Murcia, Puerta de Orihuela y, por descontado, Puerta de Elche, que ha perdurado hasta hoy. Pero no queda hay el asunto. También fue llamada Plaza de Fernando VII, Plaza de la Constitución y, recién terminada la Guerra Civil, Plaza del General Franco.
Ha sufrido muchas transformaciones en su fisonomía. En su centro han existido fuentes, quioscos y, en los últimos tiempos, la escultura de la estrella de Eusebio Sempere, hasta que se reformó la glorieta frente al Corte Inglés, se quitó aquella que popularmente se llamaba "canasta de baloncesto", y se sustituyó por esta escultura. El hueco dejado en el centro del Portal de Elche se llenó con una reconstrucción del kiosko tradicional que siempre hubo allí, y que funcionó hasta hace poco como punto de Tourist Info.
Detalle de uno de los populares quioscos de prensa que había en el Portal de Elche.
Vista general de la Plaza desde el ángulo de las calles Bilbao y Manero Mollá. Unos quioscos de prensa en sus ángulos.
Quiosco construído en el centro de la plaza en el cual se expendía el agua de la Alcoraya, a finales del siglo XIX. Posteriormente desapareció y con la traída de agua de Sax se construyó una pequeña fuente con surtidor.
Postales de los años 20 y 30 respectivamente. Permiten apreciar los cambios en los medios de locomoción, desde los carros hasta los tranvías eléctricos. El tranvía bajaba todavía en dirección a la calle de Altamira y pronto el aumento de tráfico obligaría a las autoridades a proceder a su ordenación.
La llamada Plaza de Castelar, que se encontraba en las inmediaciones de la Rambla y del Portal de Elche, en la primera década del siglo XX.
El quiosco Monumental ha estado en el centro del Portal de Elche hasta los años 70, en ques e procedió a su sustitución por la famosa escultura de Eusebio Sempere.
INFO: Memoria Gráfica de Alicante
Sin embargo, al igual que ocurre con otros rincones de Alicante, casi nadie conoce su verdadera historia.
Hubo un tiempo durante el cual el ahora ajetreado Portal de Elche ofrecía un aspecto tenebroso, casi de película gótica: en aquel lugar se alzaban las siniestras horcas donde se ajusticiaba a los reos de la ciudad y de los pueblos inmediatos que, por entonces, pertenecían aún al término municipal de Alicante.
Martín Franqueza podía instalar el tremendo artilugio, liquidar al condenado a la última pena, desmontar el tenderete y entregar el cadáver a las autoridades alicantinas, para que lo expusiesen a la vergüenza pública, en la llamada plaza de las Horcas.
Menos mal que, en 1811, se abolió en España la muerte por horca «por repugnante de la humanidad» y se sustituyó por la de garrote vil.
Qué alivio.
Así se ejecutaba menos ostentosa y rudimentariamente.
Era el progreso.
Años más tarde, en 1869, Eleuterio Maisonave plantó el llamado árbol de la libertad. La plaza de las Horcas pasó a llamarse Portal de Elche, porque de él partía el camino a la vecina ciudad. Desde mayo de 1881 (fecha en la que arrancaron el árbol los absolutista), una fuente que instaló el marqués de Benalúa, don José Carlos de Aguilera, lució en la plaza y nos sirvió las aguas de La Alcoraya, alumbradas por candelabros de dieciséis globos de cristal y mecheros de gas.
El Portal de Elche fue un espacio urbano surgido con ocasión del derribo de las murallas que atenazaban nuestra ciudad. En este lugar, estuvo el Torreón de San Bartolomé y junto a él una puerta que tuvo varios nombres: Puerta de Murcia, Puerta de Orihuela y, por descontado, Puerta de Elche, que ha perdurado hasta hoy. Pero no queda hay el asunto. También fue llamada Plaza de Fernando VII, Plaza de la Constitución y, recién terminada la Guerra Civil, Plaza del General Franco.
Ha sufrido muchas transformaciones en su fisonomía. En su centro han existido fuentes, quioscos y, en los últimos tiempos, la escultura de la estrella de Eusebio Sempere, hasta que se reformó la glorieta frente al Corte Inglés, se quitó aquella que popularmente se llamaba "canasta de baloncesto", y se sustituyó por esta escultura. El hueco dejado en el centro del Portal de Elche se llenó con una reconstrucción del kiosko tradicional que siempre hubo allí, y que funcionó hasta hace poco como punto de Tourist Info.
Detalle de uno de los populares quioscos de prensa que había en el Portal de Elche.
Vista general de la Plaza desde el ángulo de las calles Bilbao y Manero Mollá. Unos quioscos de prensa en sus ángulos.
Quiosco construído en el centro de la plaza en el cual se expendía el agua de la Alcoraya, a finales del siglo XIX. Posteriormente desapareció y con la traída de agua de Sax se construyó una pequeña fuente con surtidor.
Postales de los años 20 y 30 respectivamente. Permiten apreciar los cambios en los medios de locomoción, desde los carros hasta los tranvías eléctricos. El tranvía bajaba todavía en dirección a la calle de Altamira y pronto el aumento de tráfico obligaría a las autoridades a proceder a su ordenación.
La llamada Plaza de Castelar, que se encontraba en las inmediaciones de la Rambla y del Portal de Elche, en la primera década del siglo XX.
El quiosco Monumental ha estado en el centro del Portal de Elche hasta los años 70, en ques e procedió a su sustitución por la famosa escultura de Eusebio Sempere.
INFO: Memoria Gráfica de Alicante